El día de reyes a las nueve menos cuarto de la
mañana estaban los seis sentados en el salón sin hacer ningún ruido esperando a
que se despertase Jaime, que el día anterior ya se encargaron de que se
acostase tarde y bien cansado.
Habían colocado por el suelo todos los regalos
y junto al belén una gran caja.
Ernesto.- voy a despertarlo que
este ni se acuerda de que día es hoy
Paula.- es una pena el romperle
el sueño
Laura.- ¡JAIME, QUE HAN VENIDO
LOS REYES!
-
Saltó de la cama y fue corriendo a ver que le habían traído-
Entró al salón y ni se dio cuenta
de que estaban todos allí. Sus ojos solo
veían gran cantidad de cosas envueltas en papel de regalo. Empezó
a abrir uno tras otro; cada cual le gustaba más y cuando abrió la caja grande quedó
con la boca abierta. Un SCALEXTRIC de cuatro coches.
Jaime.- ¿lo podemos montar y jugamos?
Ernesto.- venga, retiramos la mesa
Claudio.- yo te ayudo
Raúl.- vete sacando piezas de la pista
Laura.- vaya la que me ha caído encima
Patricia.- pero nosotras también jugamos
Jaime.- pero solo hay cuatro coches
Paula.- pues por turnos
Jaime.- vale, pero como sois tres y tres, siempre sobra un coche
para mí
Paula.- claro, además tú eres el dueño
Jugaron un rato. Raúl y Patri se fueron a abrir el bar.
Ellos a vestirse, tenían que ir al hospital a
ver a los compañeros de la segunda planta.
A Claudio y Paula, les tocaba recoger.
Jaime.- vamos en el coche de mamá, ya veréis que bien conduce
Paula.- o sea, que yo conduzco mal
Jaime.- no, tú también conduces bien
-Llegaron
a la segunda planta y todos sus compañeros tenían preciosos juguetes en sus
manos; habitación por habitación fueron
saludándolos.
-De pronto una voz gritó su nombre en
el pasillo-
Junto al pequeño pesebre estaba Ester junto
a todas las enfermeras de la planta.
Ester.- aquí hay un regalo que pone para Jaime y otro Jaime que no
seas tú, no conocemos
Jaime cogió de la mano a Paula y le hizo
correr pasillo adelante. Cogió
el regalo entre sus manos y cerró los ojos con fuerza mientras rompía el papel.
¡Era una gorra!
Jaime.- ves, sí que les llegó la carta
Paula.- ¿eso es lo que pediste?
Jaime.- sí, esto era
Laura.- pero esa gorra es muy
grande
Ernesto.- será para mí
Jaime.- no, la pedí para Samuel,
a él seguro no le traen nada porque ha sido poco bueno
Claudio.- me parece muy bien, así
ya tenéis gorra los dos
-
Volvió a casa todo ilusionado, esperando a que llegase el día ocho para
volver a clase y darle su regalo a Samuel.
En la comida estaba preocupado, no paraba de
pensar en el error cometido.
Habían quedado en verse por la
tarde con sus amigas y sus padres. Por
pensar en Samuel, se le había olvidado el pedir algo para ellas, algo
imperdonable que no sabía cómo solucionar. Seguro que ellas lo entenderían porque también
se daban cuenta que dentro de aquel grandullón solo había un niño como ellos
que en realidad no tenía ningún amigo.
Ernesto.- vamos come, que estás en
las nubes
Jaime.- papá ¿he metido la pata
con pedir la gorra a los reyes?
Laura.- no seas tonto, es lo que
tu pensante y ellos lo entendieron
Jaime.- ya, pero es que me acordé de Inma y Adry
Ernesto.- los reyes son magos y muy
listos, seguro que ellos saben cómo solucionarlo
Jaime.- buf, pues espero que sí
Laura.- terminamos de comer
y poco a poco nos vamos andando hasta el
bar
Jaime.- ¿y llevamos los juguetes?
Ernesto.- pero todos no, solo uno
Jaime.- puedo llevar el puzle
Laura.- pues sí y así os ponéis
los tres en una mesa y no dais guerra.
Ernesto.- ¿has terminado ya? Porqué hoy estás lento
Laura.- en cuanto termines vas a
la habitación a ponerte las botas de agua y nos vamos
Jaime.- pero esas botas son feas
Laura.- pero está lloviendo
Jaime.- pues podíamos ir en el
coche
Laura.- podíamos, pero vamos a ir
andando
-
Fue hasta la habitación y sus gritos retumbaron en toda la casa-
Jaime.- MAMÁ, PAPÁ, MIRAR; HAY
UNOS REGALOS ENCIMA DE LA CAMA
Ernesto.- ¿pero más regalos?
-Jaime corrió descalzo con
ellos hasta la cocina-
Jaime.- pone en uno para Inma y
en otro para Adry; ¿miramos a ver qué son?
Laura.- no, esos regalos los
tendrán que abrir ellas
Jaime.- tenías razón, que listos
son los reyes
Laura.- venga a ponerte las botas
Por la calle iba con un regalo en cada
mano, se le había quitado un gran peso de encima, que buenos y que listos eras
esos reyes magos, ningún año le habían traído tantas cosas y encima se habían
acordado también de sus amigas. Ese año también sería bueno y haría caso a sus
padres y al doctor Jesús para pronto estar bien.
En el bar, nada más entrar por la puerta le
faltó tiempo para contarles lo sucedido a Raúl y Patri.
Su mirada, sus gestos, sus
expresiones, parecían relatar una historia fantástica con la que era imposible
no viajar a la niñez y envolverse en la inocencia perdida.
Patricia.- vaya suerte, eso ha sido
porque eres muy bueno y obediente
Jaime.- seguro que si dejases de
rezongar tanto, a ti también te traían algo
Patricia.- me jodió; claro yo soy la
mala
Jaime.- que no es eso, pero…
Patricia.- no lo intestes arreglar a
ver si lo empeoras
Ernesto.- es que los reyes solo
traen cosas para los niños
Laura.- si le trajesen cosas a los mayores, solo
podrían dejar una cosa pequeña para cada niño, porque oye sois muchos
Jaime.- sí, porque vosotros no
sois malos y tampoco os han traído nada
Raúl.- es que nosotros ya somos
mayores
Laura.- Bastante mayores, verdad
Patri
Patricia.- vaya día, uno me llama
mala y la otra vieja
Laura.- tampoco es eso
Patricia.- me voy pà la cocina a llorar
Ernesto.- Jaime, vete con ella un
poco para que no esté triste
Jaime.- pero si yo no le he hecho
nada malo; voy y le doy un abrazo fuerte para que se le pase.
-
Llegó la algarabía cargada de
juguetes; la mesa del rincón, se vio
llena de muñecas y vestidos que aún no habían ni sacado de sus cajas con
plástico transparente en el frontal.
-
Jaime tardó un instante en
salir y en poner cara de decepción; le
tocaría jugar con ellas, pero las muñecas no le gustaban demasiado, prefería el
puzle
Laura.- diles que has encontrado
en casa
Jaime.- los reyes han dejado
sobre mi cama unos regalos para vosotras
Las
dos corrieron hasta la mesa de los mayores para ver sus regalos.
Jaime se los dio con la mirada
expectante mientras los abrían.
Era una gorra para cada una plagada
de flores de colores
Inma.- que bonita
Adry.- yo la estreno ya
Inma.- y yo
Jaime.- que bien os quedan
-
Los padres de Jaime explicaron lo ocurrido a
los otros mientras los tres con su nueva indumentaria abrían cajas y sacaban los vestidos.
Adry.- mamá mira, junto a esta
camiseta también viene una gorra para la muñeca
Madre “A”.- pues Inma también tiene
una camiseta parecida así que también vendrá otra gorra para su muñeca
Inma.- sí, la mía es rosa
Adry.- y la mía amarilla
Patricia.- ¿pero qué voces son esas?
Raúl.- están como locas con las
gorras y las muñecas también tienen
Patricia.- pues yo me siento a jugar
con ellas
Ernesto.- mira que es niñera
Laura.- verás como a la mínima
vocea más que entre los tres