Los días pasaban y llagaban
las vacaciones de navidad, Jaime estaba deseando que llegasen para descansar de
las clases y dedicar el tiempo a descansar y pasar ratos sueltos con sus
amiguitas.
Como cada año, montarían el pequeño belén
sobre el mueble del salón, la noche de Nochebuena Patri y su madre harían la
cena, Raúl cerraría a las ocho y media y luego cenarían y cantarían villancicos
hasta las tantas los cinco (bueno este año lo más seguro seis)
-En la cocina a Laura se le veía muy pensativa
y algo despistada-
Patricia.- ¿se puede saber qué te
pasa?
Laura.- nada
Patricia.- coño que has cogido dos
veces el tarro de la sal y aún no le has echado al caldo ni una pizca
Laura.- lo siento, no me he dado
cuenta
Patricia.- pues menos mal, porque
peor habría sido que le hubieses echado dos veces
Laura.- mira ya está, voy a
llamar por teléfono
Patricia.- pero a quién
Laura.- tú sigue cocinando, luego
te cuento
-Marcó el número y espero a
que se lo cogiesen-
Laura.- ¿donde andas?
.- pero estás tú sola
.- pues ven a casa que te
esperamos
.- si no vienes me enfado
contigo
.- aquí no molesta nadie,
además te invito yo a cenar y se acabó la conversación
.- venga que te esperamos, PERO
YA, que hay que ayudar a hacer la cena
-Laura volvió a la cocina con otro ánimo-
Patricia.- ya traes mejor cara,
jolín me estabas asustando
Laura.- he invitado a cenar a una
persona muy maja
Patricia.- que sepas que ya le he echado
yo la sal, no metamos la pata y haya que tirarlo
-Al rato sonaba el timbre y
Laura corría a abrir la puerta y Jaime salía de la habitación a ver quién era.
Jaime.- ¿pero qué haces aquí?
Paula.- tu madre que me ha
invitado a cenar esta noche con vosotros
Jaime.- vaya bien ya somos siete
Paula.- cómo siete si vosotros
sois tres
Laura.- calla, vamos a la cocina,
hay que hacer la cena.
Tú a tu habitación que estorbas
Jaime.- ¡Jo!
Paula.- vamos, obedece
Laura.- te presento a Patri, ella
es Paula, la señora que te he dicho que es como la madre de todos los que van a
tratamiento
Patricia.- ya tenía yo ganas de
conocerla
Laura.- la que manda en cocina es
ella, así que aquí a obedecer en lo que mande
Patricia.- pues tú Paula, ponte a
empanar estos filetes que ya están adobados
Paula.- ¿y el resto de gente?
Patricia.- Ernesto pasa a recoger a
mi marido cuando cierre el bar y me imagino que ya estará allí Claudio y
vendrán los tres juntos
Laura.- su marido se llama Raúl y
Claudio es el celador del hospital
Paula.- a vale, uno de cada madre
Laura.- pues eso, es una noche
para no estar solos
-Las ocho y media de la
tarde; la cena preparada, la mesa puesta a falta de servir y en la mesa de la
cocina las tres junto a Jaime jugando un parchís para hacer tiempo-
- Jaime tenía todas las
posibilidades de ganar.
Ellas estaban más pendientes de
la conversación que de las fichas o cuantas se contaba.
Paula.- vaya suerte que tienes,
ya me has comido otra vez
Jaime.- te quedas a tiro, a ver
contado con la que tienes por detrás
-Ya se abre la puerta de la
calle y los tres entran directos al comedor a dejar las botellas de vino y
licores.
Ernesto.- ¿hay alguien en casa?
Laura.- no vengáis, sentaros que
tenemos una sorpresa
Jaime.- vamos que te vean
-La mandan al comedor a
Paula sola, lo mismo Ernesto ni se acuerda de ella.
Paula.- yo soy la nueva ayudante
de cocina me llamo Paula
Raúl.- yo soy Raúl, el marido de
una de esas brujas
Claudio.- a mí ya me has visto más
veces, soy Claudio
Ernesto.- vaya que sorpresa más
agradable, verás que bien lo pasamos esta noche
-un vinito hasta que se
haga la hora, charla amena en el sofá y el reloj de la pared suena dando las
diez-
Laura.- vamos a sentarnos,
nosotras nos ponemos aquí y así vamos trayendo cosas sin amontonar encima de la
mesa.
Ernesto.- un momento, antes de
cenar tenemos todos que bajar a la calle
Laura.- otra tontería
Patricia.- venga sentaros de una vez
Raúl.- coño, que hay que bajar a
la calle, que trae buena suerte
Paula.- ¿pero tanto os cuesta
darles el capricho? Vamos para abajo a ver que quieren
-Allí, justo frente a la
puerta, en la acera de enfrente, aparcado un coche reluciente-
Ernesto.- toma estás son las llaves
de tu nuevo coche; bueno aunque sea de segunda. Es ese azul
Laura.- ¿pero es para mí?
Claudio.- pues claro, pues no me ha
tocado dar vueltas hasta que encontré lo que quería el señorito
Laura.- ¿tú lo sabías y no me has dicho nada?
Jaime.- que yo no lo sabía
Raúl.- a mi no me miréis que yo
me he enterado hace un rato
Laura.- si es que te digo que
estás tonto
Patricia.- anda boba, dale un beso
que se lo ha ganado
-
Una cena maravillosa,
una sobremesa llena de alegría, brindis y villancicos. Llegadas
las dos, cada uno a su casa a descansar de tan grata velada y a esperar la
ocasión para volver a cenar juntos y en buena compañía.
Al día siguiente Jaime y
Paula encamados hasta medio día, dándole al cuerpo el necesitado descanso.
Claudio rebosando felicidad sentado tras el
mostrador de urgencias, por suerte una mañana poco movida.
Raúl se afanaba detrás de la
barra para no hacer esperar a ningún cliente; Ernesto recogía los vasos y platos de las
mesas dejándolas perfectas para los próximos que entrasen y Laura junto a Patri
en la cocina sudaban junto a los fogones dando salida a una variedad de
riquísimas tapas.
El día de Navidad había que
aprovecharlo; ya vendrían peores días en la llamada cuesta de enero.
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