Al poeta enamorado
se le rompió el corazón.
Ya no le canta la luna
aquella dulce
canción.
Se enamoró de un lucero
regalándole su
luz
y luna nueva
quedó.
Triste enjuga su recuerdo
sentado frente al
balcón.
Le quedan sus poesías
guardadas en el
cajón.
La pluma sobre la mesa
junto a un
tintero cerrado,
las lagrimas como
firma
en un papel
arrugado.
Poesía que viniste
para ofrecerme la
luz
que mi noche
iluminaba.
Si me negaste la luna
espero la
madrugada
para ver el cielo
azul.
No me importa noche o día
para escribirle a
los cielos.
Pues poesía… eres TÚ.
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