Esa tarde ni Jaime ni las
dos amigas asistieron a clase;
Después de comer habían
quedado las madres para tomar un café y dejarlos en la puerta del colegio pero
en la conversación se les pasó el tiempo.
Ya llegaban tarde, por dos horas de clase
tampoco iba a pasar nada.
Pidieron un parchís a Raúl para que
estuviesen entretenidos y sin dar guerra en la mesa del fondo.
Con ellas se sentó Patricia que ya había
acabado de fregar.
Patricia.- vamos a pedir otros
cafés, que invito yo.
Madre de Adry.- yo mejor en té verde, que dos cafés ya es
mucho
Madre de Inma.- pues yo mejor, también
Laura.- yo otro café con leche
Patricia.- Tráenos dos con leche y
dos té verde
Raúl.- te los dejo en la barra
Patricia.- ¿ya se solucionó la
bronca de ayer?
Laura.- esto no hay quien lo
solucione
Madre “I”.- ya dejó las cosas muy
claras Adry, menuda fiera
Madre “A”.- ya y se llevó la bronca.
Luego le dio un ataque de nervios,
que para haberle pasado algo
Patricia.- por lo que le han contado
algunos niños a sus padres, entre tres maestros no eran capaces de hacerse con
ella y quitarla de encima del muchacho; pero todos coinciden en que ya era hora
de que alguien le tocase el morro a ese sinvergüenza que es igual que su padre;
que yo no sé quién es y prefiero no conocerlo
Laura.- Jaime llegó a casa
asustado; nunca había visto pegar tan deprisa, decía que
era como una máquina de dar puñetazos
Madre “I”.- pues a Inma le
fastidiaba el haberse quedado con Jaime y no haber pillado a otro por banda
Laura.- jolín con la delgadita,
mira que es poquita cosa, pero sacó las uñas y se enganchó bien
Madre “A”.- a mi me sorprende cada día y no le puedo decir que está bien
hecho, pero en parte me alegro de que reaccionase así y ahora entiendo muchas
cosas
Madre “I”.- tú Laura no sabes nada,
pero el otro día nos pidieron las llevásemos a una charla que había en la
biblioteca sobre el cáncer, pero no soltaron prenda.
Nosotros no sabíamos nada de la
enfermedad de Jaime, porque como va a recogerla la abuela pues llevábamos sin
verlo un montón y bueno, pues tampoco te enteras de mucho de lo que pasa en el
colegio.
Patricia.- pues si lo llegamos a
saber, habríamos ido nosotras
Madre “A”.- y si lo llegamos a saber
nosotras, pues os habríamos avisado, pero pensamos: ¿a qué vendrá ahora este
interés? Pero como estas niñas son tan
raras con sus secretos.
Laura.- ¿y qué tal estuvo?
Madre “I”.- muy bien, estaba el
doctor… Creo que se llamaba Jesús
Laura.- ese es el médico de
Jaime, es muy majo
Madre “I”.- Habló él y dos señoras y
cuando iba a hablar otro señor, nos invitó a dejar la sala, por la edad de las
niñas. Fue un buen detalle, se ve que
estaba pendiente de ellas.
Laura.- Jaime está muy contento
con él. Bueno y
con todo el equipo
Patricia.- está en buenas manos
Laura.- Jaime, de siempre se
llevó muy bien con estas dos, pero ahora son uña y carne. Cómo yo me pongo a leer en el árbol mientras
ellos hablan, veo sus gestos y complicidades y están pendientes de cualquier cosa
los días que se le ve más agotado
Madre “A”.- desde que empezaron el
colegio, siempre han sido los tres y casi nunca han tenido demasiada confianza
con el resto, son más raros
Patricia.- mejor, si se llevan bien,
para que quieren complicarse la vida
Madre “I”.- que sí, que tienes
razón, que son muy raros los tres, pasan de todo, les preguntas algo y ponen un
oído enfrente del otro
Laura.- pero eso lo hacen todos a
esa edad
Madre “A”.- pero cuando andan con
muchos a alguno se le termina escapando algo ¿pero a estos? Coño que no fueron capaces ni de decirnos que
lo de la charla era por informarse sobre Jaime.
Patricia.- es algo que hay que
aceptar, pero si a nosotros nos cuesta, imagínate a ellos
Laura.- en su círculo, eso sí,
pero lo tienen normalizado, la pena es que el resto de compañeros, incluso
maestros, lo vean como algo raro
Patricia.- pues mira que yo creo,
que esto que ayer ha pasado, va a hacer que todo se vuelva diferente en clase
Laura.- yo había pensado en ir un
día a hablar con el director para que se abordase un día el tema en clase y que
invitasen a alguien para poner esta
realidad sobre la mesa sin tapujos.
Madre “A”.- cómo que tú, mañana
mismo por la tarde “porque por la mañana trabajamos” vamos las tres y hablamos con él
Laura.- yo creo que si puede
al doctor Hernández, no le importaría ir a él un rato, si es a una hora
prudente.
Madre “I”.- oye vamos, que ya están
saliendo y como mi madre no vea a la niña se va a preocupar
Madre “A”.- sí vamos que mi suegro
se pone enseguida nervioso y con eso que ha pasado, lo mismo se lleva un
garrotazo a alguno.
-
Todos fueron hasta el parque pero por poco rato; ese día directos cada
mochuelo a su olivo, en cada casa una conversación pendiente entre madre e hija
sin secretos, cómo personas adultas e iniciar un camino de la mano juntas hacia
adelante en cualquier situación.
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