Una mancha de su muslo
heredada de su
madre
la prueba de
su desliz.
La mencionó como prueba
aquel caballero
altivo
para demostrar
su hazaña,
sin darse
cuenta siquiera
que solo hizo
de mosquito
en la tela de
una araña.
Con la dama enmascarada
se subió a la
habitación,
y con la
cortina echada
se creyó ser
un barón.
Y no le llegó a un plebeyo
ni en arte ni
en alegría.
Él, exultante
de gozo,
y ella, tan
solo fingía.
Lo comentaba en la mesa
mientras repartía
cartas
con aquellos
conocidos.
Un corro de vividores
contadores de
batallas
que también, eran
maridos.
Cuando mencionó aquel muslo
que portaba
una delicia
en forma de
corazón,
uno se quedó perplejo
sabiendo que
era la mancha
que dormía en
su colchón.
Y cuando
a casa llegó,
llamó a su
mujer ¡maldita!
--- Ella lo
miró riendo ---.
.- Que
aprendas marido infiel
que la mancha
de una mora
como lo marca
el refrán
con otra verde…
Se quita.
Opa Maestro que moraleja y que lección para que aprender mas.
ResponderEliminarLa vida da sorpresas....sorpresas da la vida. Un beso Carlos. America Santiago.
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