Miedo al ser, en el no ser.
Miedo, a estar en la ausencia.
Miedo a pisar sobre un suelo,
agotado de paciencia.
Miedo, a la valentía,
impregnada de
impotencia.
Miedo al temblor de las manos,
manchadas por
la conciencia.
Miedo a no ver ni sentir
los colores de
una flor.
Miedo a padecer sordera
al canto de un
ruiseñor.
Miedo a zapatos de barro,
que no saben
dar un paso.
Miedo al líquido viscoso,
que llena a
medias el vaso.
Miedo a estar libre entre rejas,
y preso en la
libertad.
Miedo al llanto acompañado,
con risas de
soledad.
Miedo al sol cuando se asoma,
rompiendo la
oscuridad.
Miedo a creer la mentira,
que va unida a
la verdad.
Miedo
al alma que no vuela.
Miedo al corazón que huye.
Miedo al agua que no empapa.
Miedo al verso, que no fluye.
Miedo a las noches de luz,
junto a la
luna nevada.
Miedo a mover las pestañas,
y ver la
alcoba estrellada.
Miedo al Dios que nunca está,
y al diablo en
el que no creo.
Miedo a que al amanecer,
vuelvan a
llegar los miedos.
Miedo a todo.
Miedo a nada.
Miedo… Al Miedo.
¡Ostras qué fuerte! Verdades como pinos. Para leerlo a diario. Miedo a que tu pluma tenga miedo. Besos
ResponderEliminarAl devenir y a las atrocidades de que alguien pueda atropellar la conciencia del desvalido. Excelente escrito Maestro
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