Al
tercer día despertó. Entreabrió los parpados llegando a sus pupilas, una luz
clara e intensa. Volvió a cerrarlos
reconfortada, el infierno había acabado, solo tenía que esperar a que llegase
el momento y dirigirse hacia la luz.
En un movimiento espontaneo,
involuntario, su cuerpo se sintió preso. Volvió a abrir los ojos. Estaba atada
de pies y manos a las barandillas de la cama.de su garganta brotó un grito desgarrador.
.-AaaaH. Mierda.
Un agente de uniforme entró en la habitación.
.-tranquila, estás en el hospital, ¿pero
qué has hecho?
.-desáteme
.-no puedo, es el protocolo a seguir
después de un intento de suicidio
Su cuerpo empezó a votar sobre el colchón
intentando despojarse de sus ataduras
.-o te estás quieta o llamo a la
enfermera y te deja grogui. Elije, hablamos tranquilamente o acabo con la
tontería en un momento.
.- ¿mis padres?
.-aquí no ha venido nadie. Si no se
presentan tus padres, se está valorando el quitarles la custodia. Plantéate el
pasar aquí las navidades, hasta que el juez decida.
.- ¿pero nadie ha preguntado por
mi?
.-bueno si, unas chicas de tu edad,
cutres, de estas pandilleras, pero estabas dormida
.-son mis amigas
.-bueno, voy a avisar de que te has
despertado
Se fue cuchicheando: .-con
esas compañías, luego pasan cosas, demasiado poco pasa.
Un ratito y llegó la enfermera.
.-hola Angélica, vamos a ver, te voy a
desatar los pies y las manos para que estés más cómoda, preo espero que lo pienses, si haces el
mínimo intento de autolesionarte, tu situación de
comodidad, agravará considerablemente
.-te prometo que no, de verdad,
pero desátame por favor.
.-ahora te vas a dar una ducha calentita
antes de comer algo ¿tendrás hambre?
.-tampoco mucha
.-vamos a la ducha, que voy a pedir la
merienda. ¿Te apetece un café con leche y galletas y luego un yogur?
.-sí, está bien
La puerta del baño debía permanecer
entreabierta, por seguridad
.- ¿pero cómo se te ha ocurrido hacer
esta bobada?
.-ya ve, desesperación,
impotencia
.-
pero con lo guapa que eres, ese
mal de amores
.-no, ojalá, son cosas
familiares, me querían mandar con una familia de acogida
La enfermera quedó callada, inmóvil, vaya
metedura de pata.
Como era natural, salió de la ducha con las
vendas de las muñecas empapadas.
.-mejor, mientras te suben la merienda te
cambio los vendajes y veo que tal llevas los puntos
.- ¿me he hecho mucho?
.-bastante, ahora lo verás, si ves que te
vas a marear, no mires
.-prefiero verlo
Al quitar la venda de la muñeca derecha,
se podían ver, dos cortes profundos y anchos. Los puntos negros como hormigas,
intentaban unir la carne desgarrada. En un abrir y cerrar de ojos, cayó al
suelo como una bola, tan blanca como la nieve.
Ayudada por el policía, la tumbaron en la cama y con tranquilidad,
siguió con su trabajo.
.-despierta valiente
.-Jo, qué caída más tonta, me he
quedado helada. Que mal cuerpo
.-mira que te avisé
.-pero yo me esperaba unos
cortecitos
.-pues has visto la muñeca derecha, los
de la izquierda son más asquerosos
.-calla, calla, que me vuelvo a
marear solo de pensarlo, que sudores
.-ya pasó, lo importante es que estás
bien, ya verás como todo tiene solución
.-no sé yo
.-todo, todo tiene solución, solo depende
de ti y de nadie más
.-si fuera tan sencillo
.-yo no he dicho que sea sencillo, ahora a
merendar
Después de la cena una noche interminable
le esperaba en aquella habitación. En el cambio de turno, la policía que
entraba de noche, prefirió volverla a atar para pasar una noche despreocupada.
La puerta abierta, dejaba entrar la claridad de los blancos fluorescentes
del pasillo. Su guardián recostada en un sillón a la entrada, entretenía el
tiempo guasapeando.
Concentrando la mirada en la luz roja de estambay de la televisión, sus
ojos iban empapando irremediablemente la funda de la almohada.
.- ¿podría llamar a la enfermera?
me estoy haciendo pis
.-toca el timbre
La fierecilla despertó en su
interior.
.-sí, pues como lo toque con el......
.-me parece a mí que esta noche alguna
niña engreída y contestona, se va a mear en la cama
.-por favor, perdone, podía usted
avisar que viniesen
.-llamaré, pero las tonterías con migo
sobran
Pasaban las horas, nada cambiaba, era como una película en pausa, una
imagen congelada en el tiempo.
.-perdone, le importaría darle la
vuelta a la almohada, se me está quedando la cara helada
.-vaya nochecita que me vas a dar
.-por favor si es un momento
.- que penita me da la llorona, anda
levanta la cabeza un momento y ahora a dormir, que ya es hora
.-gracias
.-de nada
Al final de tanto fingir que dormía, su mente se evadió de la realidad. Veinte minutos contados, en los que ni
siquiera los sueños se acercaron a interesarse por su estado.
.- Angélica, despierta. Sujeta bien el
termómetro que no se te caiga del sobaco
.- ¿cuando me desatáis?
.-Ssss. Dentro de un ratito. Ahora vuelvo
Por suerte, por los pelos. A las once llegaron sus amigas. Ante la mirada poco agradecida del centinela,
entraron y se abalanzaron sobre ella, colmándola de besos.
.-que susto nos has dado imbécil
.-me salió mal la jugada
.-te doy un guantazo
.-que ganas tenía de veros. Ah,
me tenéis que traer ropa
.-eso está hecho. Tú, ¿qué tal te
encuentras?
.-jodida, la vida es una mierda
.-no digas eso, estamos nosotras
.- ¿tienes dinero para la tele?
.- ¿qué voy a tener? creo que me
trajeran desnuda
.-a ver toda la pasta sobre la cama
Todas empezaron a rebuscar, poniendo todo
lo que llevaban encima.
.-esta tarde te traemos ropa y más
dinero
.-pero no llores boba
.-sois lo más grande y lo único
que tengo
Entró el vigilante con voz seca: .-debéis
abandonar la habitación, lo jueza está al llegar.
.-hasta la tarde
.-os espero
.-animo guapa
.-adiós, adiós
Una imagen que le tocaría guardar siempre
en su retina.
Una señora de cuarenta y tantos con
cara de sota, abrió la puerta de la habitación.
Tras ella un joven con gesto sumiso.
Pidió traer una mesa y una silla para el joven, cuya misión era tomar
nota de las preguntas y respuestas del interrogatorio.
.-Buenos días Angélica
.-buenos días
.-soy la titular del juzgado de menores
que debe resolver tu expediente. Pensaba
tener unas navidades tranquilas, pero me las estás complicando. Así que seré rápida. En estos días, pasarán a verte el equipo de psicólogos
para redactar su informe. Ahora unas
preguntas rápidas
.-si tengo que ir con una familia
de acogida durante unos meses pues......
.-eso deberías haberlo pensado antes.
Tenías un pequeño expediente de grado dos, pero con el comportamiento en el
despacho de la asistente social y la bobada después cometida, tu expediente
ahora es de grado ocho y la familia con la que debías pasar un tiempo, se ha
desestimado por el grado de riesgo.
.-prometo portarme bien y hacer
lo que ustedes me digan
.-sí, y yo soy caperucita roja, pero se me
ha olvidado la cesta. Vamos al grano, que me quedan que hacer cosas esta mañana
Media hora escasa, bastó para justificar
que el trámite se había realizado. Una
vez terminadas las intrascendentes y superficiales preguntas, se entretuvo un
momento en releer las respuestas.
Abrió la puerta y antes de marchar, para
sorpresa de todos, miró con gesto déspota fijamente al agente y a las
enfermeras que esperaban su salida para entrar a curarla.
.-a partir de ahora y hasta nueva orden,
prohibidas todas las visitas sin autorización expresa del juzgado y cuando digo
todas, son todas. Entendido.
Angélica quedó petrificada, muda, en
estado de shock. Pasó casi un minuto.
Ninguno ni pestañeó hasta que tragó saliva y rompió a llorar abrazándose a la
almohada.
Los tres se aproximaron a la cama. Nadie se atrevió a interrumpir su
desconsuelo. Ni una palabra de aliento
logró salir de sus labios. En silencio, despacio, con la mirada perdida en
ningún sitio y tragándose las lagrimas de la incomprensión, la dejaron
sola. Tan sola que hasta su soledad la
abandonó.
¿Reír o llorar? ¿Vivir o morir? ¿Levantar la voz o doblar las rodillas? Muy niña para hallar la respuesta. Demasiado mayor para renunciar a sí
misma. Sin tiempo de madurar para
entender como encontrar el término medio.
Poco a poco, quedó dramáticamente dormida.
Cualquier terrible pesadilla, sería más dulce que la amarga realidad.
La puerta permaneció serrada hasta las cinco de la tarde.
.-buenas tardes Angélica. Lo primero
curarte, luego una buena ducha y a comer, que ya es hora
Ella seguía abrazada con fuerza a su
almohada, en la misma posición que hacia horas.
.-venga levanta a te muerdo en el culete
.-haz lo que quieras
.-anda, si me creía que le había comido la
lengua el gato
.- estás más tonta (Con una media
sonrisa)
La enfermera se echó sobre ella y empezó a
hacerle cosquillas.
.-vale, me has convencido, ya me
levanto
.-más te vale, estira los brazos que vamos
a ver como sigue esto
.-hoy prefiero no mirar
.-esto está pero que muy bien. Mira un
momento, ya está casi cerrado
.-vaya cicatrices me van a quedar
.-bueno, eso no debe importarte. Ahora a
la ducha y luego a comer
.-no tengo hambre
.-pues la haces, una niña tan guapa, tiene
que estar bien alimentada
.-te digo que estás boba
.-ya lo sé y no me importa. Voy a seguir con la ronda
Todavía no había terminado el postre
cuando:
.-te traigo un regalo
En su mano portaba una bolsa, vació
el contenido sobre la cama para ver lo que contenía.
Un pantalón, dos camisetas, unas
zapatillas, unas cuantas monedas y un gorro rojo con una borla blanca.
.-siento que no te lo hayan podido dar en
persona
.-no digas nada, pero esa tía
puta y amargada, se merece una mierda de navidad. Ojala se intoxiqué con la
cena y se esté cagando todo un mes
.-no es que apruebe tu vocabulario, pero
no seré yo quien te quite la razón
A la media hora volvió a entrar con un maletón
negro
.- chiquilla, otro regalo
Alguien se había presentado para
dejárselo, pensó que le vendría bien en esos momentos tan difíciles. Era un teclado con el adaptador de corriente
y unos cascos.
.-que guay, se ha acordado de mi
.- ¿Qué es, un amigo?
.-no, bueno si. Un señor que
siempre me ha demostrado su aprecio. Es muy majo y siempre nos anda dando
guerra y consejos. Él es así con todos, siempre echándonos la bronca como si
fuera nuestro padre o peor, pero con amabilidad.
.- ¿porqué no tocas algo?
.- ¿Qué quieres que toque?
.-algo tuyo, pero bajito que no se entere
nadie. Este va a ser nuestro secreto
Cerró los ojos y comenzó a tocar. Ella se
marchó en silencio después de unos minutos y la dejó allí en su mundo.
Siguió tocando hasta la hora de cenar.
¿Qué tacaba? Ni ella misma lo sabía, simplemente dejaba que sus dedos pulsasen
las teclas contándoles sus experiencias de los últimos días.
El nuevo vigilante entró para hablar
con ella, eran las once, todo estaba en silencio y ella casi dormida.
.-no, por favor, no me ates, déjame
libre para poder levantarme al servicio sin molestar a nadie
.-tranquila que no venía a atarte
.-gracias, que alivio, me había
asustado
.-las enfermeras, tu y yo, esta noche
estamos lejos de la familia, ¿te apetece que vallamos con ellas a su salita a
celebrar la noche buena?
.-yo no quiero celebrar nada y
menos molestar
.-tú no molestas, ya lo he hablado con
ellas y están de acuerdo
.-vale, ¿llevo el teclado?
.-bien y así podemos cantar
villancicos. Verás que bien lo pasamos
Una noche que jamás ninguno olvidaría.
Luego a dormir feliz. Durante unas horas
había disfrutado de una familia. la más cercana que tenía.
¿Navidad?, sin pena ni gloria, quien la
quería, no podía visitarla y quien podría, no la echaba de menos. Con
los cascos puestos y abstraída de la realidad pasó todo el día. Solo paraba de
tocar a la hora de la comida, merienda y cena.
A la mañana siguiente, se presentó a
primera hora el equipo de psicólogos. Los tres sentados frente a ella, la
bombardeaban a preguntas. Ninguna, tenía que ver con la anterior, parecía que
pretendiesen confundirla. Así durante
dos largas horas.
Al terminar, la satisfacción se reflejaba en sus caras sonrientes. Se pusieron de pie extendiendo sus manos para
estrechar la suya.
.- En hora buena, olvídate de todo lo
abstracto de tu alrededor que pueda atormentarte, con tu nivel emocional e
intelectual, puedes lograr lo que te propongas en esta vida
.- ¿pero estoy bien?
.-Mejor que nosotros tres
.- ¿entonces el informe?
.-favorable
.-digamos sobresaliente. Mañana lo
entregaremos en el juzgado
En cuanto se corrió la voz por la
planta, la alegría resplandecía en todos los rostros.
El día veintiocho, día de los
inocentes. A media mañana. Dos agentes, llegaron para trasladarla a su nuevo
destino.
Los poderes facticos, asesorados por el
bufete de abogados del que era dueño y señor, el padre de su madre, ya habían
redactado la resolución de la sentencia: quince meses de internamiento en un
centro de menores. En ese tiempo se resolvería la adjudicación de la custodia a
uno de los progenitores. La jueza. Un
estomago agradecido de favores y regalos, tan solo tuvo que firmarla y cursar
su ejecución inmediata.
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