Que lujo hasta las ocho en la cama.
Una vez
aseadas y desayunar, debían de apresurarse para estar en la puerta de la
peluquería antes de que abriesen y así ser las primeras en ser atendidas. Un
corte sencillo, bonito y fácil de peinar (tampoco es que hubiese demasiada
largura que permitiese hacer nada especial)
En la
tienda de ropa, una camiseta interior color rosa, que le quedaba chula con una
camisa azul oscuro. Luego escogió un vaquero. Según Sor Beatriz demasiado
ajustado para su gusto, pero entre ella y la dependienta la convencieron y
atado a la cintura por si se bajaba algo frio un jersey de rallas muy
llamativo.
En la
sección de zapatería, había en oferta unos botines marrones de piel vuelta.
Tenían un poquito de tacón, lo que le hacia las piernas más largas. Pero al fin
y al cavo, daba igual, si al final tendrían bronca con la superiora.
El uniforme
lo guardaron en una bolsa de plástico. Según salía por la puerta del probador,
con aquella cara de felicidad a la hermana casi se le saltan las lágrimas de
emoción. Que preciosidad de niña, toda una mujercita. Sintió una especie de
envidia de cómo iba vestida, pero ella debía llevar su hábito. Ya era lo
suficiente mayor para cambiar de ropa y costumbres.
Todavía
eran las once y cuarto. Al lado del instituto había una cafetería. Entraron a
saborear un chocolate con churros y a tomar la pastilla para los nervios.
Al salir,
todavía le quedaba ese sabor dulce en la boca. Que chocolate más delicioso, así
espesito y que churros tan crujientes.
Cerca de
la esquina, había unos asientos, dentro de una parada de autobús.
.-yo con
este habito, prefiero sentarme aquí a esperar a que salgas. Mejor no te
acompaño hasta la puerta, no sé, por los demás.
.- como quiera, pero yo me siento súper orgullosa de
que usted esté a mi lado
.-bueno
apresúrate y haz todo lo que puedas
.-tranquila, lo haré
.-espera
Angélica. Dame una de esas pastillitas
.- si lo mejor es la oración
.-ya, ya,
pero todo ayuda.
En el tiempo
que duró el examen, ella permaneció sentada en el mismo sitio. Observaba como
la gente subía y bajaba cada vez que llegaba el bus. Veía como se vaciaba la
fila de asientos y hasta el próximo llegaban más personas, que iban cambiando
cada cuarto de hora aproximadamente.
Angélica
salió corriendo hacia ella, su cara de satisfacción lo decía todo.
.- ¿qué
tal? ¿Qué tal?
.-yo creo que muy bien, ha salido todo lo que
estuvimos repasando ayer tarde
.-vamos,
esto hay que celebrarlo
.- ¿pero cómo?
.-tú calla,
pero que no se entere la superiora
.-soy una tumba
.- ¿que son
esos bocadillos redondos que hay pintados en la parte de atrás de los
autobuses?
.-no se
.-mira hay
va uno, fíjate
.-ah sí, hamburguesas. Pero no sé si le gustarán
.-la única
manera de saberlo es probándolas
Buscaron una
hamburguesería, un sitio de esos llamados de comida basura, según le explicó
Angélica.
.- ¿qué le apetece probar?
.-lo mismo
que pidas tú
.-por favor: dos holandesas extra y dos colas
.-
¿vaso de medio?
.-si
.-yo os
lo llevo, podéis sentaros
.- ¿no nos
quedaremos con hambre?
.-pues pedimos más
Cuando
llegaron las hamburguesas llenaban el plato e iban bien rellenas, con huevo
frito y todo.
.-yo me
pensaba que iban a ser más pequeñas
.-por eso las pedí extra, para que no se quede con
hambre
.-menos
mal que las alitas son seis contadas y pequeñajas. Bueno empieza y yo te copio
Retiró la
parte de arriba del pan y vertió unos chorros de unos botes rojo y amarillo que
había sobre la mesa
.-esto es
kétchup y mostaza, no eche mucho de la amarilla que es fuerte
.-yo como
tú
Angélica
volvió a poner la parte de pan, agarró con fuerza la hamburguesa y le atizó un
buen bocado. Masticó un poco y trago.
Con los morros llenos de salsa como una gocha, exclamó:
.- que delicia poder volver a comer algo decente
Sor
Beatriz hizo lo mismo. Esta al masticar, directamente aguantó la respiración y
lo tragó de un golpe. Cogió el vaso y dio un buen trago, lo que le hizo soltar
un eructo que se oyó en todo el local.
Se puso
colorada como un tomate, mientras todos miraban hacia ella.
.-
¿decente? esto está súper ácido y luego esta bebida, parece que solo es espuma
.-espere que lo arreglamos
.-a buenas
horas. Qué vergüenza
Angélica
cogió el cuchillo y retiro las salsas de la hamburguesa de Sor Beatriz. Luego
la partió al medio para hacer más fácil el comerla sin mancharse demasiado.
.-pruebe ahora
.-bastante
mejor, que salsas mas asquerosas. No sé como os puede gustar eso
.-usted, a mordisquitos pequeños
.- ¿y cuando
tenga sed? mejor pídeme agua
.-beba, pero a traguitos pequeños, si no el gas es
mucho y claro sale de golpe
.-de todas
formas esto son comistrajos
Cogió una
alita y la untó con un poco de otra salsa
.-pruebe a ver si le gusta, es salsa agridulce
.-déjalo,
yo mejor las como sin historias
Terminaron de comer. Antes de pedir la cuenta, aunque se encontraba
bastante llena:
.-eso sí,
el postre lo elijo yo
Se quedó
mirando fijamente a un expositor de cristal.
.-señorita.
¿Le importaría traernos dos helados de esos de nata?
.- ¿tarrina normal?
.-no,
grande
.-pero va a poder con el
.-aunque
reviente. Eso sí que lo he echado de menos estos años
.-o sea que es usted golosa
.-mucho,
mucho
Iban
comiendo con tranquilidad, había que acabárselo como fuera, aunque se le
saliese por las orejas. A Angélica le
dio por fijarse en un reloj que había colgado en la pared.
.-perdone, nos dice cuanto le debemos. Vamos hermana,
que nos pelan
.- ¿qué
pasa?
.- que son las tres menos cuarto y a las tres en punto
hay que llamar a la superiora desde la pensión
.-es
verdad, se me ha pasado el tiempo volando. Pero el helado me lo llevo para el
camino
.-y yo también
Pagaron y
salieron a toda prisa. A las tres justas entraban por la puerta.
.-lo
siento hermana, pero el comedor es de una y media a dos y media, si me hubieran
avisado
.-tranquila,
ya hemos comido. Lo que necesito es llamar por teléfono urgente
.-llame
desde aquí mismo
La
superiora estaba en su despacho, frente al único teléfono que había en todo el
convento, destinado a su uso exclusivo. Nadie más estaba autorizado para llamar
ni recibir llamadas del exterior.
.- madre,
soy yo
.-
¿cómo va la cosa?
.-bien,
el examen ha salido bien
.-espero que pasen el mayor tiempo posible en el recogimiento de su
habitación. En la ciudad a cada paso está la tentación.
.-por
supuesto que sí madre, el estudio es la única razón de nuestra estancia en este
lugar. La dejo para rezar mis oraciones antes de empezar a repasar los exámenes
de mañana
.- Deus, animam illam requiem
.- ¿está enfadada?
.-no
.- ¿y de la ropa que ha dicho?
.-ella no
ha preguntado, yo no he tenido que responder. Ahora a rezar un poco y luego a
repasar, que mañana hay dos nuevos retos
Nada más
entrar a la habitación Sor Beatriz se fue directa a coger el mando y encender
la tele
.- ¿no será mejor que realice sus oraciones con la
tele apagada?
.-sí, tienes
razón. Por cierto ¿y tú? te he observado muchas veces y nunca lo haces
.-pero hoy sí, así a las dos juntas nos oirá mejor
.-gracias,
siempre me sorprendes. Pediremos para que los exámenes salgan bien
.-usted pida por mí, yo pediré por usted
Oraron y
repasaron las materias que tocaban al día siguiente. Luego bajaron a cenar y
volvieron a la habitación para dormir. Angélica se desnudó y se acostó, dejando
el mando encima de la cama de al lado. Sorprendentemente Sor Beatriz, no
encendió la tele. Salió al pasillo y tras la ventana situada al final de este,
pasó un largo tiempo observando el movimiento de las luces de los coches por
las calles y el deambular de las personas, antes de acostarse. Angélica a esas
horas, ya iba por el segundo sueño.
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