Preludio
La historia que les voy a
presentar, ni es verdad ni es mentira. Nadie, ni siquiera yo, tiene derecho a
juzgar su parte de veracidad. La imaginación, no tiene porque ser nada objetiva. Es lo
que uno quiere creer que sucede o quisiera que ocurriese, para así tal vez
poder justificar ante si mismo el resultado los acontecimientos.
Solo la protagonista, podría verificar las
acciones, pensamientos y conclusiones aquí descritas. Solo
ella podría rebatir mis disquisiciones fantasiosas, por lo cual jamás de ningún
modo, sabremos lo que hay de certeza o elucubración en estos escritos.
¿Y que pretendo con ello? No lo sé, quizás……..
Liberar algo que tanto
tiempo lleva encerrado. Creer que esta
ficción puede tener una base real. Reivindicar algo tantas veces expuesto, para
variar nuestro ingenuo comportamiento: las manías adquiridas, cómo hablarles
con voz de muñeco y a gritos, poner nuestro asqueroso aliento sobre su carita
para que nos vean, aplicarles los morros un su mejilla a modo de ventosa, perturbando su tranquilidad y descanso, por
el inocente y caprichoso deseo, de anteponer nuestra demostración afectuosa o
curiosidad a su descanso.
Un bebé, es pequeñito,
tierno y precioso.
Pero ni es sordo, ni ciego y mucho menos un
objeto que babosear, como si fuera un caramelo.
Voy tumbado y tapadito
me gusta dar un paseo
notar ese balanceo
y quedarme dormidito.
no quiero que me destapes
ni me babes, ni me grites
no quiero ser molestado
ni que la tranquilidad me
quites.
Mamá y papá solamente
tienen derecho a incordiarme,
lo pone en letras muy
grandes:
No molestar. Prohibido,
carrito considerado
como espacio protegido.
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