Los
remolinos de viento,
te
envuelven con hojas secas
entre
dorados y ocres,
entre la
tierra y el cielo.
Se dibuja
la silueta
de vos, espigada dama
con alas de terciopelo.
Cabellos
de seda fina,
pies descalzos levitando
a medio metro del suelo.
La niebla de madrugada
deja vislumbrar su rostro
al lado de una farola.
La brisa va por las calles
silbando la melodía,
que despierta a los gorriones
pues se aproxima la aurora.
Las esquinas se envilecen.
Las balconadas gotean.
Brilla el vaho de las
ventanas
que se hacen hueco en la piedra,
quedando pegado y mudo,
el llamador de la puerta.
Alma que en otoño vagas
anunciando el frio invierno.
Pies descalzos levitando,
a medio, metro del suelo.
Excelente recreación de la estación en Poesía, apreciable Amigo y Maestro.
ResponderEliminarUn hermoso duende de aquellos que bajo la luz de un farol
ResponderEliminarParecen una lluvia entre las sombras del amanecer... felicidades poeta!