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viernes, 12 de noviembre de 2021

Hijos del Fuego.- 04

 


 

                            El hermano Juan, el menor de todos, tras unos meses en una congregación ayudando a desbrozar terrenos para dedicarlos a frutales, se debe incorporar a la escuela para personas de etnia gitana en Otxarkoaga.
    No lleva mucho tiempo abierta y necesita de maestros con dedicación y paciencia.

       No le resulta fácil el conseguir que los niños acudan a diario a sus clases, varios juegos le sirven como reclamo y sus alumnos se van acostumbrando a garabatos y letras divertidas, por lo que son ellos mismos los que piden en sus casas que los lleven al colegio.

     Queda disperso un manojo de rebeldes callejeros que poco a poco se van acercando ante el asombro del resto de maestros.

               En ese lugar que como su propio nombre indica debe ser donde abundan las flores amarillas, a Juan solo se le ocurre que acercarse al centro de Bilbao y comprar brochas, pinceles y unos pocos botes de pintura amarilla y verde.

        Al día siguiente cuando llegan a clase los niños, nada más abrir la puerta casi se tropiezan con  barreños llenos de agua y una gran caja con cachos de trapos viejos.     
   Hay que dejar las cosas claras antes de proponer nada.

 .- sentaros que tengo que hablar con vosotros

      .- oye Juan, ¿pá qué son esos barreños?

.- para que os lavéis

       -el revuelo que se forma es monumental-

.- silencio, ya no quiero oír ni una mosca –con voz bronca y alta-

      .- güeno, pos tampoco es pá ponerse asín, pero es que a mí el agua….

.- a ver y que es eso del Gúeno, pos, pá y asín.

        -el resto comenzaron a reírse ante la falta de respuesta-

.- vamos a ver, no son para lavaros ahora, pero de eso ya hablaremos más tarde.    He pensado que tal vez, solo tal vez, os gustaría que cambiásemos estas paredes blancas tan feas, por flores amarillas, porque por si no lo sabéis, eso es lo que significa el nombre de este lugar.

       .- eso es de chicas

.- hablo el gran hombretón.     Pues que sepáis que las flores amarillas simbolizan la amistad, el optimismo, la energía.   Además la pared será verde oscuro y flores… bueno solo unas cuantas. ¿Quien se apunta?

   Todos quedaron pensativos. Se miraban entre sí para no ser los primeros en levantar la mano, pero estaban deseando hacerlo.            Por fin uno levantó el brazo y a continuación, como un gran tsunami, todos levantaron el brazo gritando ¡YO!

.- pero aún no he acabado.   Una vez pintada la pared, tenemos que dejar todo limpio y reluciente; para eso son los cubos de agua y los trapos

         .- bueno sí, yo no pienso fregar

.- pues nada ya está dicho, mañana mismo iré a devolver la pintura y las brochas

           -Enseguida se levantaron los que siempre fueron los más rebeldes-

      .- nosotros nos quedamos a limpiar y ojo aquel que no limpie

.- no, aquí no se obliga a nadie, pero eso sí, quien no esté dispuesto a limpiar, tampoco puede estar dispuesto a manchar y nos lo vamos a pasar en grande; eso yo creo que es lo más justo.

       .- nos comprometemos todos, yo doy mi palabra

.- bueno pues ahora vais a ir hasta casa y  vais a decir a vuestros padres que no os esperen hasta más tarde. No podemos dejar esto hecho un asco.

      .- pero comer sí comeremos.

.- sí glotón, que tu no piensas en otra cosa, pero después del comedor seguimos hasta que acabemos

     .- oiga, y si no nos da tiempo hoy

.- pues hasta que acabemos, que os conozco y mañana no aparecéis ninguno por clase  

          .- venga a ello

    -ese grito de guerra hizo que todos se pusieran a juntar las mesas en el centro de la clase-

.- tranquilos, lo primero es ir a avisar a la familia

          -corriendo fueron y corriendo volvieron-

   Entre ellos se van repartiendo las brochas y atándolas a unos palos para llegar más alto.

.- lo primero una línea recta a la misma altura en las tres paredes, para saber hasta dónde hay que pintar

       .- y si lo dejamos como montañas, es más sencillo

.- pues adelante, me parece bien, pero a ver qué tipo de montañas vamos hacer

   La algarabía es tremenda en aquella clase, pero a nadie le extraña;     lo raro sería que estuviesen en silencio y no jugando a algo relacionado con cualquier cosa ocurrencia  de ese monje trastornado.

       Son los más guerreros, pero los que mejor recuerdan las lecciones y los defensores de que en los pasillos y en la fachada no haya ni un arañazo.

                   Ese día no irá ninguno a comer, todos quedan “castigados” a los ojos del director; un pretexto perfecto para que nadie se eche las manos a la cabeza.

      Así que el más glotón se ha de resignar sin comer por un día, ante la mirada amenazadora del resto.

    Por fin han terminado ya es hora de salir pero antes…
            Juan se va hasta la cocina y trae lo que ha sobrado en las perolas, no puede dejar que lleguen a casa con el estomago vacío (bien sabe él que es la única comida que hacen al día muchos de ellos)

    Cuando llegan los maestros a la mañana siguiente una muchedumbre gitana espera en la puerta;   todo son voces e improperios contra ellos.      Los niños llegaron a casa llenos de pintura de la cabeza a los pies.    Ninguno sabe nada.  Cuando llega Juan y  ve a todos sus alumnos lavados y recién repeinados, no puede aguantarse la risa a carcajadas.  El silencio se hace patente ante la cara de incredulidad del valor que tiene ese maestro.

-La voz de una mujer se oye-

     .- ¡mídalo y encima se ríe!

    -Juan se sube a las escaleras como si fuera un púlpito-

.- por favor señoras, perdonen mis risas, pero…  ¿habían visto ustedes alguna vez a estos niños tan limpios y peinados?

        -los gestos de las madres rallan en cólera-

   -Allí el patriarca viendo la situación, intenta solucionar aquello de la mejor manera para que no haya sangre-

        .- ¡Milagro! ¡Milagro! El monje nos los ha vuelto más blancos a los niños

Ante aquella manifestación del patriarca la multitud se disuelve entre risas y murmullos

             Todos respiran.    Lo de la calle ha quedado en un simple susto, pero ahora llega la reprimenda de dentro a cargo del director.

          .- hermano, tengo que hablar con usted

Por el pasillo adelante la voz del director va in crescendo para terminar diciendo:

            .- ¡no tiene nada que decir!

    -los niños en fila junto a la pared del pasillo esperan en la puerta para entrar a clase-

.- pues sí, que aun no ha visto nada

   -Abre la puerta y deja que el director se asome a ver su obra de arte-

          .- me vas a matar a disgustos

-el director prefiere irse a su despacho en ese momento mientras Juan replica en voz baja:   .- eso intento pero es usted duro de roer.

        Lo primero es abrir las ventanas para poder respirar, el fuerte olor a pintura corta la respiración;       los niños miran la pared, sonrientes y orgullosos.    Esa es su clase, esas sus flores y ese su maestro que se ha enfrentado en un momento a todos los gitanos con guasa y al director sin temblarle las piernas.     Es un valiente.

 

  A los pocos meses, antes de llegar el periodo vacacional un crespón negro envuelve la bandera de la puerta del colegio.    La guardia civil toma el poblado para no hallar ninguna respuesta.

 
       Tras mandar de nuevo pintar aquella clase de blanco impoluto, el director, ese que llegó al puesto a costa de vender a sus compañeros, ha sido acuchillado por unos carteristas en mitad de la noche, llegando a la puerta de su casa.




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