El
hermano Juan, el menor de todos, tras unos meses en una congregación ayudando a
desbrozar terrenos para dedicarlos a frutales, se debe incorporar a la escuela
para personas de etnia gitana en Otxarkoaga.
No lleva mucho tiempo abierta y
necesita de maestros con dedicación y paciencia.
No le resulta fácil el conseguir que los
niños acudan a diario a sus clases, varios juegos le sirven como reclamo y sus
alumnos se van acostumbrando a garabatos y letras divertidas, por lo que son
ellos mismos los que piden en sus casas que los lleven al colegio.
Queda disperso un manojo de rebeldes
callejeros que poco a poco se van acercando ante el asombro del resto de
maestros.
En ese lugar que como su propio nombre
indica debe ser donde abundan las flores amarillas, a Juan solo se le ocurre
que acercarse al centro de Bilbao y comprar brochas, pinceles y unos pocos
botes de pintura amarilla y verde.
Al día siguiente cuando llegan a clase los
niños, nada más abrir la puerta casi se tropiezan con barreños llenos de agua y una gran caja con
cachos de trapos viejos.
Hay que dejar las cosas claras antes de
proponer nada.
.- sentaros que tengo que hablar con vosotros
.- oye Juan, ¿pá qué son esos barreños?
.- para que os lavéis
-el revuelo que se forma es monumental-
.- silencio, ya no quiero
oír ni una mosca –con voz bronca y alta-
.- güeno, pos tampoco es pá ponerse asín,
pero es que a mí el agua….
.- a ver y que es eso del
Gúeno, pos, pá y asín.
-el resto comenzaron a reírse ante la
falta de respuesta-
.- vamos a ver, no son para
lavaros ahora, pero de eso ya hablaremos más tarde. He
pensado que tal vez, solo tal vez, os gustaría que cambiásemos estas paredes
blancas tan feas, por flores amarillas, porque por si no lo sabéis, eso es lo
que significa el nombre de este lugar.
.- eso es de chicas
.- hablo el gran
hombretón. Pues que sepáis que las flores amarillas
simbolizan la amistad, el optimismo, la energía. Además la pared será verde oscuro y flores…
bueno solo unas cuantas. ¿Quien se apunta?
Todos
quedaron pensativos. Se miraban entre sí para no ser los primeros en levantar
la mano, pero estaban deseando hacerlo. Por fin uno levantó el brazo y a continuación,
como un gran tsunami, todos levantaron el brazo gritando ¡YO!
.- pero aún no he
acabado. Una vez pintada la pared,
tenemos que dejar todo limpio y reluciente; para eso son los cubos de agua y
los trapos
.- bueno sí, yo no pienso fregar
.- pues nada ya está dicho,
mañana mismo iré a devolver la pintura y las brochas
-Enseguida se levantaron los que
siempre fueron los más rebeldes-
.- nosotros nos quedamos a limpiar y ojo
aquel que no limpie
.- no, aquí no se obliga a
nadie, pero eso sí, quien no esté dispuesto a limpiar, tampoco puede estar
dispuesto a manchar y nos lo vamos a pasar en grande; eso yo creo que es lo más
justo.
.- nos comprometemos todos, yo doy mi
palabra
.- bueno pues ahora vais a
ir hasta casa y vais a decir a vuestros
padres que no os esperen hasta más tarde. No podemos dejar esto hecho un asco.
.- pero comer sí comeremos.
.- sí glotón, que tu no
piensas en otra cosa, pero después del comedor seguimos hasta que acabemos
.- oiga, y si no nos da tiempo hoy
.- pues hasta que acabemos,
que os conozco y mañana no aparecéis ninguno por clase
.- venga a ello
-ese grito de guerra hizo que todos se
pusieran a juntar las mesas en el centro de la clase-
.- tranquilos, lo primero es
ir a avisar a la familia
-corriendo fueron y corriendo
volvieron-
Entre ellos se van repartiendo las brochas y
atándolas a unos palos para llegar más alto.
.- lo primero una línea
recta a la misma altura en las tres paredes, para saber hasta dónde hay que
pintar
.- y si lo dejamos como montañas, es más
sencillo
.- pues adelante, me parece
bien, pero a ver qué tipo de montañas vamos hacer
La algarabía es tremenda en aquella clase,
pero a nadie le extraña; lo raro
sería que estuviesen en silencio y no jugando a algo relacionado con cualquier
cosa ocurrencia de ese monje
trastornado.
Son los más guerreros, pero los que
mejor recuerdan las lecciones y los defensores de que en los pasillos y en la
fachada no haya ni un arañazo.
Ese día no irá ninguno a comer, todos quedan “castigados”
a los ojos del director; un pretexto perfecto para que nadie se eche las manos
a la cabeza.
Así que el más glotón se ha de resignar
sin comer por un día, ante la mirada amenazadora del resto.
Por fin han terminado ya es hora de salir
pero antes…
Juan se va hasta la cocina y trae lo que
ha sobrado en las perolas, no puede dejar que lleguen a casa con el estomago
vacío (bien sabe él que es la única comida que hacen al día muchos de ellos)
Cuando llegan los maestros a la mañana
siguiente una muchedumbre gitana espera en la puerta; todo
son voces e improperios contra ellos. Los niños llegaron a casa llenos de pintura
de la cabeza a los pies. Ninguno sabe
nada. Cuando llega Juan y ve a todos sus alumnos lavados y recién
repeinados, no puede aguantarse la risa a carcajadas. El silencio se hace patente ante la cara de
incredulidad del valor que tiene ese maestro.
-La voz de una mujer se oye-
.- ¡mídalo y encima se ríe!
-Juan se sube a las escaleras como si fuera
un púlpito-
.- por favor señoras,
perdonen mis risas, pero… ¿habían visto
ustedes alguna vez a estos niños tan limpios y peinados?
-los gestos de las madres rallan en
cólera-
-Allí el patriarca viendo la situación,
intenta solucionar aquello de la mejor manera para que no haya sangre-
.- ¡Milagro! ¡Milagro! El monje nos los
ha vuelto más blancos a los niños
Ante aquella manifestación
del patriarca la multitud se disuelve entre risas y murmullos
Todos respiran. Lo de
la calle ha quedado en un simple susto, pero ahora llega la reprimenda de
dentro a cargo del director.
.- hermano, tengo que hablar con
usted
Por el pasillo adelante la
voz del director va in crescendo para terminar diciendo:
.- ¡no tiene nada que decir!
-los niños en fila junto a la pared del
pasillo esperan en la puerta para entrar a clase-
.- pues sí, que aun no ha
visto nada
-Abre la puerta y deja que el director se
asome a ver su obra de arte-
.- me vas a matar a disgustos
-el director prefiere irse a
su despacho en ese momento mientras Juan replica en voz baja: .- eso intento pero es usted duro de roer.
Lo primero es abrir las ventanas para poder
respirar, el fuerte olor a pintura corta la respiración; los niños miran la pared, sonrientes y
orgullosos. Esa es su clase, esas sus
flores y ese su maestro que se ha enfrentado en un momento a todos los gitanos
con guasa y al director sin temblarle las piernas. Es un valiente.
A los pocos meses, antes de llegar el periodo
vacacional un crespón negro envuelve la bandera de la puerta del colegio. La
guardia civil toma el poblado para no hallar ninguna respuesta.
Tras
mandar de nuevo pintar aquella clase de blanco impoluto, el director, ese que
llegó al puesto a costa de vender a sus compañeros, ha sido acuchillado por
unos carteristas en mitad de la noche, llegando a la puerta de su casa.
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