Suave como el sol de invierno
que acaricia
las ramas huérfanas
de los
chopos de la alameda.
Clara como el agua
que
entre piedras se desliza
bajando de
la montaña.
Tierno aroma encantado.
Pan recién cocido en horno de leña
donde el
tiempo quedó suspendido
y los
recuerdos resisten imperecederos.
Imagen de contorno sedoso.
Aura resplandeciente y cálida
que pretende
rodear con sus tentáculos.
Eso os envío envuelto en susurros
que llegarán
con el viento de la mañana
a rozar
vuestras mejillas.
Simplemente un pétalo dorado
desprendido
de la flor,
que creció
en vuestro jardín.
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