Ya anocheciendo, Andrea
entró como siempre sonriendo y saludando a todos en el comedor.
Eso hacía que algunos se
pusieran nerviosos y con risa escandalosa le devolviesen el saludo, lo que
ponía del hígado a las que hasta ese momento estaban tranquilas y en silencio
jugando con el móvil, mientras hacían la labor de vigilancia de cualquier
eventualidad.
---- Qué raro, Rafael no estaba en
su sitio ----.
.- ¿y Rafael?
.- a saberse, estará en el servicio
.- pero es que no os dais cuenta de que
no está bien
.- anda y vete a fregar. Todo el
día vamos a estar detrás de él
En el servicio no estaba y en el
patio tampoco, dónde se habría metido. Subió a las habitaciones y allí estaba.
Sentado en medio del pasillo, en el suelo, intentando coger algo con sus uñas
de entre las baldosas.
Cuando iba a acercarse a él, algo paró sus
pies. Debía dejarlo encontrar lo que
buscara y más tarde intentaría averiguar que era. Por primera vez en tanto tiempo, sintió pena
al ver su mirada carente de emociones.
---Andrea se escondió tras el tabique----
Sabiéndose de nuevo en soledad total,
inclinó la cabeza y volvió a rascar en la junta de las baldosas.
.-
sal, no tengas miedo
Sus dedos se ponían nerviosos. La espalda se le iba inclinando cada
momento más y más intentando ver más de cerca ese poro en el cemento.
Rascaba
y rascaba, con su cuerpo tumbado en el
suelo, intentaba introducirse todo él por ningún sitio. No le hacía caso, no quería salir. Rafael
sin tener consciencia de lo que aquellas palabras significaban, volvió a decir
en voz alta unas frases que vinieron a su mente que comenzaban diciendo: padre
nuestro que estás en los cielos. Sin saberlo rezaba. Suplicaba con voz
entrecortada que saliese, pero nada abría aquella rendija, nada ablandaba aquel
cemento, ni aun siendo regado por unas lágrimas que brotaban de nuevo, tras
años ausentes.
Solo, tumbado, destrozado, con los huesos
vencidos y la mente derrotada, quedó dormido en medio del pasillo.
Cuando
se acercó Andrea, estaba abatido. Las yemas de los dedos las tenía rasgadas y
sobre la viscosidad de sangre y lágrimas, reposaba su cara helada.
Temió lo peor, quedó por un momento parada
en la penumbra del anochecer que entraba por la ventana. Sin temor se agachó
despacio en vez de llamar a nadie. Acarició su frente y sus manos, estaban
frías. No hizo nada, se quedó parada, de rodillas, mirando sin ver, callada,
sin pensar.
Entonces Rafael movió sus dedos. Giró su cara y vio allí a su ángel.
Su mirada volvió a ser de felicidad al mirar
a la ventana. Sus grandes pupilas se
sentían agradecidas y satisfechas.
.-
Bella, Ángel, mirar, por fin salió
Andrea seguía paralizada en el tiempo. Para su mente todo era un sueño. Aquello, no
era verdad. No podía ser que lo hubiese
dejado allí solo. No era normal que no pudiese mover ni un
músculo de su cuerpo. Fue él quien la cogió por los brazos y ayudó a
que se pusiese de pie de nuevo. Entonces
de nuevo reaccionó al ver las huellas rojas en las mangas de su uniforme.
.- ay dios, ay dios, vamos, vamos al
botiquín
.-
mira, está bien. Ha salido
.- te mato, vaya susto que me has
dado
Cogió del carro una funda de almohadón y le
envolvió las manos.
.- venga, vamos rápido a buscar a Nati
que te cure estos dedos
.-
tranquila, que ya ha salido
--- Él quería ir hacia la ventana, no a
las escaleras ----
.- por favor Rafael que te tienen
que curar y yo tengo que limpiar este desastre
Aunque con reticencias, comenzaron a bajar
escalones. Nati como siempre estaba liada con el móvil y eso de que la
interrumpieran a mitad de la partida, no le sentó nada bien.
.- mira que no puede una estar
tranquila con estos viejos
Andrea se mordió la lengua, por no saltar. Mejor se quedaría a ayudar a curar esos dedos.
Una vez lavados, desinfectados y
envueltos en gasa cicatrizante. Hicieron con unos guantes de látex unos dediles
que le sujetaron con esparadrapo.
--- Cuando salieron él seguía nervioso ---
.-
vamos, vamos, (tirando de la mano de Andrea)
Volvieron a subir las escaleras, recorrieron
el pasillo y llegaron a la ventana.
.-mira,
ya no está escondida
.- ¿buscabas la luna?
.-
¡no! La luz
.- Pero ¿qué luz?
.-
esa
Alzó su mano y con el dedo herido apuntó
a una farola que se dejaba ver entre las ramas de los arboles del patio.
.- tú al final me vuelves loca
.-
no, loca no, ángel. A Bella le gusta mucho ver la luz
.- vamos para el comedor que va siendo
hora de cenar. Contigo no gano para
sustos. Verás, mañana cuando se lo
cuente a Laura, va alucinar.
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