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miércoles, 27 de noviembre de 2019

Minutos de Vida (24)





       A las siete y media entró de nuevo en el bar:
.- buenas tardes de nuevo. Bueno, parece que aún no ha llegado
       .- sí, ya estuvo aquí.    Pero no se preocupe, se lo he comentado y se ha llevado una gran alegría.      Ha ido a casa a dejar el televisor encendido y ha dicho que le espere, que ahora en un momento baja.
.- pues póngame otro café de esos ricos que hace usted
       .- ¡marchando un café!
.- hacía tiempo que no tomaba un café tan bueno y no crea que es peloteo, los cafés de los bares últimamente son aguachirri
       .- ya era hora que alguien apreciase un café hecho por un profesional que los lleva haciendo desde que empezó de aprendiz a los catorce años
.- ósea toda la vida detrás de la barra
     .- pues sí, pero por suerte ya me queda poco y a esta también (señalando a su cafetera vieja) ahora todas son automáticas
.- bueno también tiene derecho a jubilarse. Anda que no habrá tirado cafés
        .- mire por ahí entra el señor Belarmino
.- buenas tardes, le estaba esperando
             .- así que usted conoce a Rafael
.- pues sí y no. Trabajo en la residencia donde está y bueno, si no le parece mal ahora nos contamos mutuamente cosas de él.
            .- es un buen hombre y un buen amigo
.- ¿que desea tomar? Y usted póngase también lo que le apetezca (dirigiéndose al camarero)
              .- ya sabe, un mosto. O si no ¡no! Hoy me voy a tomar un vinito
       .- ¡ole! Pues yo otro, quién dijo miedo
.- entonces usted era amigo de Rafael
              .- ¿amigo? Pero si casi nacemos a la vez. Me lleva una semana y dos puertas
    --- en ese momento Arturo prefirió olvidar todo lo oído en casa de la sobrina ---
.- a ver cómo es eso
               .- nacimos en el mismo pueblo. Yo siete días antes y él dos números de calle más arriba.  Fuimos juntos al colegio, por llamarlo de alguna manera y nos tocó al mismo tiempo aprender las labores del campo.    Hicimos la mili juntos y al terminar los dos decidimos quedarnos en la ciudad a buscarnos el jornal.
.- pare, pare, que aquí hay mucha tela que cortar
                .- ¡uy! si yo le contase. Pero ¿Cómo está?
.- de salud bien, pero de mente algo olvidadizo.   Por eso hoy estoy aquí, para recuperar sus recuerdos. Bueno o al menos intentarlo
       .- que pena, estas enfermedades de ahora vienen cuando menos lo esperas
               .- pues mire usted que era el que más memoria tenía de toda la panda. Era listo, recordaba todo con pelos y señales. Fechas, frases, lugares, vamos todo
       .- ya, pero los años no pasan en balde
                  .- ¿los años? Mecagüen…  maldita la hora en que apareció por aquí…
.- ¿quién? ¿Pasó algo?
            --- por un minuto se hizo el silencio ---
                 .- lo siento pero yo me tengo que ir.  Me espera mi hija en su casa y si no llego a la hora se preocupa.   Pero mire, si quiere, mañana quedamos por la mañana aquí a primera hora y le cuento.  Yo le invito a comer.    Este señor prepara unas alubias de chuparse los dedos  ¿pueden ser unas alubias mañana?
       .- por su puesto, yo las hago contundentes
                 .- así yo aviso a mi hija y le dejo dicho donde voy a estar para que no se preocupen
.- bueno pues yo pensaba irme mañana a la mañana en el autobús pero este plan me parece estupendo, solo tengo que cambiar el billete para otro día y decir en el hotel que me quedo una noche más.
                  .- pues lo dicho. Hasta mañana, que es que mi hija si no llego a la hora se preocupa
       .- que suerte ha tenido Belarmino con su hija, bueno y con su yerno que es un cacho de pan.    El resto de la panda, todos repartidos por residencias.
.- y usted qué ¿tiene hijos?
       .- no.  Así que en cuanto me jubile a fundir con la mujer las cuatro perras que he ahorrado.      Que más me valía haber disfrutado antes, en vez de estar aquí como un esclavo catorce y dieciséis horas diarias sin descansar un día para que ahora lleguen los sobrinos que no han venido nunca ni a visitarme y ahora arramplen con todo
.- es lo que suele pasar
       .- pues la tienen clara. Voy a vender todo y hasta que el cuerpo aguante.
 Luego a un asilo. No voy a dejar ni para el entierro
.- eso, eso es lo que tenía que hacer
        .- no crea, que lo digo en serio, visto lo visto
.- pues dígame que le debo. Aprovecharé para conocer la ciudad de noche y usted cierre ya, que la caja ya está hecha
         .- nada, a esta ronda invito yo
.- ¿pero?
         .- nada.  Mañana a Belarmino le cobro la comida y a usted el resto de consumiciones ¿le parece bien?
.- pues lo dicho. Hasta mañana.




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