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lunes, 18 de noviembre de 2019

Minutos de Vida (19)




          Por fin llegó el sábado.     El autobús esperaba arrancado en la dársena y Laura tenía todo el viaje por delante para imaginarse cómo sería la familia de Rafael.
   Nada más apearse, miró a su alrededor.    Cogió un taxi con destino  a la dirección apuntada. “No podía esperar a la mañana del domingo”.
          Un barrio de medio pelo acorde a la situación económica que se había imaginado.
           Llamó al telefonillo.     Una vez el portal abierto, subió por las escaleras hasta el rellano del segundo.  Allí esperaba una señora en bata de guata y viejas zapatillas.
.- buenas. Venía preguntando por la familia de Rafael
       .- sí, yo soy su sobrina
.- quería si pudiesen darme algo:   fotos, recuerdos de su pasado, nombres de familiares, amigos, trabajo… En fin, si me podría contar algo sobre su vida y esas cosas
        La invitó a entrar no con mucha amabilidad y tras ella, Laura recorrió el pasillo hasta llegar a una habitación donde un armario viejo dormitaba en un rincón.   Allí la sobrina, rebuscaba en los cajones cosas olvidadas que tampoco tenía mucha intención de conservar. Al fin y al cabo, la herencia ya estaba bien asegurada y lo que quedaba (Cuatro perras dormidas en la cartilla) ya cuando se fuese para el otro mundo.
              En una caja de zapatos, cogía todo lo que había con referencia a él y su pasado. Tres fotos y poco más.     Las respuestas a las preguntas de Laura, no llegaron a llenar una hoja del cuaderno con fechas y momentos vividos.
         Tampoco es que a la sobrina le hubiese importado nunca demasiado el preocuparse por lo que sucedía en su entorno familiar de segundo orden.
                    (Bueno el pisito, si parecía haberle interesado)
             Ese fin de semana, aprovechó para sacar fotos de la ciudad, imágenes de edificios y personas de avanzada edad.
    Tal vez él se acordaría o reconocería alguna de ellas.    ¿Quiénes eran sus amistades?   Habría que adivinarlo con el tiempo.    Un tiempo cada vez más escaso por cuestiones de edad.
       No era de extrañar que Rafael se hubiese refugiado en un mundo ficticio, su demencia no tenía porqué deberse a una degeneración neuronal (creo que también), si no a la necesidad de romper con sus recuerdos.   Visto lo visto en aquel piso y a quien lo debería de cuidar, Cualquiera, también habría hecho lo mismo.
   El lunes a su regreso, Arturo y Andrea esperaban ansiosos a escudriñar en una maleta llena de recuerdos.    Sus rostros se quedaron desolados cuando Laura puso esa caja sobre la mesa y les dijo:
 .- Es todo.
       .- ¿pero solo eso?
.- esto, y de casualidad. Seguro que si llega a saber quién soy, ni me abre
                .- pero cuenta, ¿Qué paso?
.- nada, es mejor ni recordarlo. Pues eso. Una señora que tendrá unos cuarenta y pocos, pero parecía la bruja de los cuentos.    Sobrina de Rafael que es la que debe haber heredado el piso y lo tiene como una cuadra y por la pinta me da, que está comiendo de lo ahorrado por Rafael.     Mejor lo dejamos ahí, porque me está entrando una mala hostia.
        .- si mejor, déjalo que nos encendemos y no podemos solucionar nada.
   Abrieron la caja como si de un tesoro se tratase:   Tres fotos de cuando era joven (esperando que fuera él).    Un reloj viejo que al menos parece funciona, dos corbatas, un cinturón y una pequeña locomotora de chapa.

     Como siempre a media mañana Arturo fue a buscarlo para ir al gimnasio.
       .- vamos Rafael que es la hora
.- no, hoy no voy
        .- ¿Qué te pasa?
.- no, hoy no me has sonreído
       .- pero eso es una bobada, no me habré dado cuenta
    --- Rafael miró hacía un lado ----
.- ¡no!, Bella también se ha dado cuenta.   Hoy no
   Arturo prefirió no insistir y lo dejó allí sentado frente al televisor apagado.
        Cuando llegó Laura le contó lo sucedido.        Solo Andrea sería capaz de hacerle cambiar de opinión, aunque tampoco le resultaría fácil (en el ambiente se respiraba algo extraño)
      .- bueno Rafael ¿Qué haces aquí? ¿Cómo no estás con el pequeñajo en el gimnasio?
.- a ver que quiere mi ángel a estas horas
       .- nada, ¿o tienes algo que darme?
.- ves, pasa algo.   Tú te has acercado a hablarme y no me has dado un beso
        .- porque está mirando Justina y luego dice que somos novios
.- no, no.   Pasa algo y no me lo queréis contar
        .- pues mira sí, pero si no vienes al gimnasio, te vas a quedar sin saberlo
               ---- Rafael volvió a girar la cabeza ----
.- Bella dice que lo dejes para mañana, que hoy no vaya
      .- bueno pues espérame aquí que ahora vengo.
     ---Andrea fue hasta el gimnasio y volvió enseguida----
       .- ¿sabes lo que es esto?
.- sí, un reloj
      .- este reloj es tuyo, se paró hace mucho tiempo, pero entre todos vamos a conseguir que vuelva a funcionar
.- ¿es mío?
     .-  le voy a dar cuerda y te lo voy a poner en la muñeca.     Cada día cuando vayas al gimnasio, Arturo le tiene que dar cuerda de nuevo o se parará y yo me pondré triste, porque no quiero que se pare.
   ---a Andrea se le saltaron las lágrimas.   Entonces Rafael, se levanto, la cogió la mano ----
.- vamos Andrea, mi ángel. No llores.








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