Esa
noche no es capaz de conciliar el sueño. La luz del pasillo permanece encendida
entrando su resplandor por debajo de la puerta y el sonido de los zapatos no
hace más que restallar en las baldosas a cada momento.
Junto
al cristal de la ventana observa la entrada del patio cuyas puertas se abren de
par en par, dejando entrar un carruaje tirado por cuatro esbeltos caballos. Este porta una urna funeraria fabricada con
barrotes de madera tallada, acristalada y flanqueada en cada una de sus
esquinas por candelabros de cirios encendidos.
En su
interior de raso púrpura forrados: la frazada y reposacabezas esperando al
nuevo inquilino. En
el pescante un señor de bombín y biblia en sus manos, junto a otro de chistera
y bigote, que maneja los ramales unidos a los bocados.
Se va
hacia la puerta y la abre con cuidado. Se asoma
y en ese momento sale de la habitación de enfrente Arturo.
.- oye, ven
.-
Rafael. A dormir, ahora no puedo
.- pero mira lo que hay en el patio
.- duérmete, en el patio no hay nada
.-sí, mira lo que hay
Arturo
entra a la habitación y se dirige a la ventana con él, atraído por la
curiosidad.
.- ves, no hay nada
.- sí, estaban ahí. Dentro de poco tendré vecino nuevo
.-
pues sí, pero acuéstate y a dormir
En
la oscuridad del jardín, desierto como cada noche, deambulan cuatro
encapuchados de hábito cisterciense.
.- mira, mira. ¿No los ves?
.- por favor, acuéstate que esta noche va a ser larga y si me ven aquí,
me voy a llevar la bronca.
.- vale, pero no lo dejes solo.
---- Arturo, tenía que enterarse de las visiones de aquella mente tan
prodigiosa---
Firmados los papeles, avisada la
familia y el señor Rogelio ya en manos de los portadores de malas noticias
dirección a la morgue de su localidad natal donde recibiría cristiana
sepultura, Arturo volvió a la habitación para hablar con Rafael.
.- Oye ¿estás ya dormido?
.-
¿Quién eres? --- Respondió sobresaltado---
.- tranquilo, soy yo
.- vete, me voy a dormir
.- por favor, ¿me dejas sentarme aquí, sin molestar a Bella?
.- bueno. Pero ten cuidado
.- cuéntame ¿Qué has visto en el patio?
Rafael
le fue describiendo cada detalle del carruaje, de los caballos, de la urna, de
los señores de bombín y chistera, de los monjes… Arturo
poco a poco fue inclinando su cuerpo, hasta quedar dormido a los pies de la
cama, junto a las piernas encogidas de Rafael.
Esa
noche Rafael no durmió. Abrazado a
Bella, la pasaron observando a ese joven de aspecto rudo pero de gran corazón. Susurraban entre los dos, debatiendo sobre
lo que estaría soñando. Se miraban pensando lo bonito que sería que
fuese el hijo que nunca tuvieron y lloraron de alegría al sentirse inquilinos del
corazón de aquel grandullón.
--- antes de que el alba empezase clarear ---
.- despierta, despierta
--- Arturo estaba demasiado dormido como para hacer caso ---
.- vamos pequeño, que se van a enfadar
Entreabrió los ojos y encogió la espalda. – Se había quedado helado –
incorporó el cuerpo, bostezó y se rascó la cabeza.
.-
jolín, me ha quedado dormido. ¿Qué hora es?
.- ya es hora, vete
.- uf, si ya es la hora de comenzar a trabajar. ¿Tú no has dormido?
.- no. Bella y yo hemos estado vigilando tu
sueño
.- Gracias, muchas gracias
.- puedes venir a dormir cuando quieras pequeño
Cuando se fue Arturo, llegó el momento de
cerrar los ojos y dormir.
Hoy no
sería el primero en bajar. Ni saldría al patio. Ni
aparecería por el comedor hasta media mañana.
Con los primeros rayos de sol, Arturo fue a la cocina. Debía
de avisar a Dolores, para que no diese la voz de alarma al notar la falta del
puntual Rafael. Después hay que avisar a Mercedes no entre a la habitación y lo
despierte.
--- Más
tarde ya se encargaría Andrea de hacer la cama y dar un barrido---
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