Por sorpresa papá se
presentó a la hora de comer. Habían terminado de subir unos muebles cerca de
allí y ya que era la hora de comer, aprovecharon para hacer una parada y luego
se volverían a reunir en otro domicilio donde dejar cargado otro camión para
llevar el día siguiente.
-Arturo.- hola familia ¿qué hay de
comida?
-Sara.- mamá, mamá, que ha venío
papá
-Berta.- ¿pero muy pronto habéis
terminado?
-Arturo.- hemos parado para comer y
como nos quedaba cerca, pues qué sitio mejor que en casa
-Berta.- pues venga a poner la
mesa
-Arturo.- ¿fuiste a comprar? ¿Qué
le compraste a la mona esta?
- Berta.- ¿a comprar? Menuda mañana
hemos tenido
-Arturo.- ¿Qué pasa? ¿Ha pasado
algo?
-Berta.- nada de importancia
-Sara.- sí papá, que Pachis, es
listo
-Berta.- no, no le hagas caso,
vamos a comer
-Arturo.- cuenta, cuenta.
Sara se puso a
contarle lo sucedido. Entre las gesticulaciones, su media lengua y el querer
contarle todo rápidamente, no se le entendía nada de nada. Arturo se limitaba a mirarla fijamente con
los brazos cruzados esperando a que terminase, a ver si hilvanando palabras,
podía componer alguna frase con un mínimo sentido reconocible.
-Sara.- ¿a que teno lazón?
Arturo quedó sin palabras, no
sabía qué contestar, su mente estaba en una especie de nube confusión.
-Sara.- papá, depieta, e que no
ecuchas
-Arturo.- yo es que creo que me lo
tendría que explicar mamá
-Sara.- no, epera
--- Cogió a Parchís y lo puso
sobre la mesa ---
-Sara.- Pachís, epicaselo tú
-Arturo.- me doy por vencido, vamos
a comer, a la noche lo hablamos todos juntos, que yo tengo que volver al
trabajo.
Por la tarde bajaron a la tienda, dieron un paseo por el parque,
pasaron por el kiosco a comprar una chocolatina de esas que tanto gustaban a
Sara; el caso era mantener su mente distraída e intentar pasar página lo más rápidamente
posible, aunque eso fuese una misión imposible. Sara aprovechaba cualquier
instante para sacar la conversación y Berta a cada intento, respondía con una
nueva actividad que realizar.
-Berta.- nos iremos a casa, ya es
hora de hacer la cena
-Sara.- ti, ya lega ponto papá.
Mientras mamá pelaba unas patatas, a Sara se le ocurrió una brillante
idea. Sacó del cajón una caja llena de
cubos, en los cuales, en cada cara había dibujada una letra y los esparció por
la alfombra. Se sentó entre ellos, se puso a pensar letras al azar y a buscar
en que dado estaba.
---
De pronto se oyó la puerta ---.
-Sara.- Papá, papá, mia lo que
toy acendo
-Arturo.- Buenas noches… a ver, a ver, enséñamelo
-Sara.- dime una leta
-Arturo.- la…. Zeta
Sara fue mirando cubo por
cubo, lado por lado hasta que la encontró
-Sara.- e eta, di ota
Así estuvieron jugando un
rato. La madre los miraba en silencio apoyada en el marco de la puerta del
comedor y Parchís desde una esquina de la alfombra miraba con curiosidad sus
movimientos.
-Berta.- vamos chicos, la última
que hay que poner la mesa
-Arturo.- buscaremos la eme de Mamá;
a ver quien la encuentra antes
Papá recorría con su mirada
todos los cubos, Sara juntando la cabeza a la alfombra miraba las letras de los
lados y mamá se impacientaba ante tanta
tardanza.
De pronto Parchís, se abalanzó
sobre uno de de los dados y con su patita le dio la vuelta, dejando la “M” al
descubierto, los miró y sin darse importancia dijo.- Miau.
Mamá directamente se echó la
mano a la frente y se fue a la cocina; papá se quedo con cara de no entender nada;
Sara estaba segura de que aquello no podía ser una casualidad y el gato se fue
a su rincón preferido sin dar importancia a lo sucedido.
¡Gatito, gatito! Bonito
ResponderEliminar...Oye un gato inteligente, hasta ahora he visto un gatillo que decía mamá para pedir la comida.
ResponderEliminarUn gatito inteligente.
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