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jueves, 26 de diciembre de 2024

Cuatro estaciones

 

 

 

Con el solsticio damos por finalizada otra estación.  Cumplimos un año más al tiempo que muchos ojos y oídos estaban puestos en esos niños cantando los premios de la lotería.  El caminar nos lleva a una jornada en la que desear salud, como consuelo a los no afortunados y en un tropezón de nada, nos vemos inmersos en Nochebuena; momentos en los que reír en público y recordar en la intimidad tiempos y personas perdidas.

    Tras dormir un poco, amanecimos en el día de Navidad.

  Para los niños, la ilusión de ver que había traído ese señor gordo, vestido de rojo y barba blanca.   Para muchos mayores una comida de encuentro con personas poco habituales en esa mesa en la que no suele faltar de nada y siempre sobra de todo, pero bueno, un día es un día.

  A salto de mata, llega san Esteban a nuestros pueblos y ciudades, aconsejándonos el aprovechamiento de las sobras que habrá que recalentar para no llenar las bolsas de basura con el derroche de estos días; tiempo de prepararse anímicamente para veinticuatro horas de análisis.

   Les estoy hablando del día veintisiete de diciembre; buen día para reflexionar de este año trascurrido.

De eso que pudimos hacer y no hicimos.

De lo que hicimos y no deberíamos haber hecho.

De lo que pensamos saldría bien y no resultó adecuado.

De los triunfos que lucieron por casualidad y los deseos que brillaron por su ausencia.

De aquellas palabras mal dichas y de aquellas otras que fueron mal interpretadas.

De los sueños incumplidos y las promesas fallidas.

Tantas y tantas cosas que poner en una lista que releer con paciencia, antes de que llegue el día de los inocentes y nos demos cuenta que es nuestro santo, por muy listos que queramos aparentar ser.

Llegado el veintinueve, volverá a amanecer con la mente puesta en cenas y comidas de las celebraciones que se aproximan. Llegaremos al final de este año, como siempre;  sabiendo que doce campanadas nos llenarán de triunfalismo, cargados con una mochila llena de deseos irrealizables y promesas que nunca cumpliremos, mirando hacia el año nuevo para seguir con la ilusión de engañarnos a nosotros mismos otra vez más, ante la sonrisa de quienes nos rodean oyendo nuestras palabras, al relatar nuestros proyectos pareciendo querer convencer a alguien.  Eso mismo que tantos años llevamos repitiendo en la línea de salida, esas cosas a las que se les concede un descanso a los pocos días y se olvidan en el baúl del “esto para mañana”.

Visto lo visto, creo que no está mal, el hacer una revisión de nuestros días vividos.   Aun sabiendo que todo va a caer en saco roto, ¿porqué no tener la ilusión de realizar sueños por unos días?   Está muy bien convencernos por un momento de que somos capaces, porque eso nos hace felices y está claro que ese pequeño momento nadie nos lo va a arrebatar.

   Pues sí, hagamos planes lokos, volemos entre las nubes, surquemos los mares de la ilusión moviendo el timón del barco de los sueños.

    La realidad y la ficción, forman un equilibrio dual, como todo en el universo.    Porque con soñar, yo creo que no se le hace daño a nadie y además es GRATIS.  Hagan su reflexión, preparen su nueva lista, ríanse de ustedes mismos un poquito y sean felices.

Al menos…  intentémoslo, que no es poco.

  

    Ñores, Ñoras…. FELIZ AÑO NUEVO




8 comentarios:

  1. Gracias. Bella y emotiva reflexión. Abrazos. AS

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  2. Próspero, hasta hace poco fue un nombre para hombres y Prospera para mujeres. Prospero año nuevo Maestro, con mas sabiduría escribiendo y con vuestra filosofía nutriendo a otros.

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  3. Tal cual lo expresado, nada mal para una de las pocas cosas gratis de este mundo lleno de sueños, utopías y realidades.

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  4. Otro año, maese. Los mismos sueños un poquito más huérfanos. Otra vuelta al sol concluida, para mí más sola que en la anterior. Esperemos que, por lo menos, sigamos viéndonos en el próximo recorrido estelar. Un abrazo, querido maese.

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