"Ver con los ojos cerrados" 26
Una mañana, a finales de ese septiembre. De pronto un estruendo se oyó en el piso de
arriba. Por suerte el techo de la cocina no cedió,
pero una gran polvorera, salía por los cristales rotos de los balcones.
Salieron rápidamente y asustados
a la calle. En cuestión de minutos se oían las sirenas de los bomberos
dirigiéndose al lugar. Parte del tejado se había derrumbado. Poco dura la alegría en la casa de los
pobres; aquella entrada de esos vándalos
que revolvieron toda la cocina un par de semanas antes, tenía otra intención
distinta al robo, una acción premeditada y pagada para poder cumplir los deseos
de algún ruin adinerado.
Los agentes de seguridad que acudieron al
siniestro, se percataron de que los diferentes puntales que debían sujetar ciertos
lugares de la techumbre por precaución, habían sido quitados uno por uno e
intencionadamente con algún fin, porque
estaba claro que solos no se podían soltar en su totalidad.
Todos estaban tumbados en el suelo,
incluso los que supuestamente debían de estar sujetando la zona que se había
mantenido correctamente en su sitio.
Se tiró todo el escombro al patio
trasero, con una gran lona se cubrió el hueco para proteger de posibles lluvias
y se volvió a apuntalar el tejado para evitar posibles incidencias.
Familiares y voluntarios se afanaban para
dejar todo limpio, para poder seguir prestando el servicio de comidas en los
próximos días. La parte de calle estaba
cerrada con unas vallas al tráfico rodado y un tipo de andamio, cubría la acera
como precaución de posibles desprendimientos de cascotes.
Como
acuden buitres o hienas a la carroña, en cuestión de días allí estaban los
peritos del ayuntamiento para hacer un informe, que como era previsible, daría
como resultado que el edificio estaba en ruinas.
El desalojo era inmediato y la demolición
inminente.
Era algo que todos sabían que iba a suceder,
daba igual como estuviera la estructura, ese informe ya llevaba varios meses
firmado.
Aquellas personas estaban acostumbradas
a luchar contra viento y marea, ninguno se iba a quedar con los brazos
cruzados. Tenían que buscar otro local y trasladar allí todo el equipamiento de
la cocina.
¿Las
instituciones? ¡JA! Todas les dieron largas; bueno que lo estudiarían.
Incluso las asociaciones que representaban a
las personas más vulnerables estaban demasiado ocupadas como para preocuparse
de ellos.
Tenían que buscar una solución, padres e
hijos, ya habían pasado varios días pensando y pensando, como resolver aquel
entuerto sin ninguna idea que les hiciera ver la luz evidenciando alguna solución.
Se reunieron en aquel bar tranquilo; pasaron toda la tarde “la mayoría del tiempo callados,
sin tener nada que aportar” la única opción, era encontrar un local en alquiler
y empezar de cero. De donde sacar para pagar
el alquiler, era lo único que les daba miedo, el resto ya se arreglaría con
trabajo y constancia.
--Había que seguir buscando y dando vueltas
a las neuronas.
Los estamentos oficiales, solo ofrecían
buenas palabras, alegando problemas de infraestructuras disponibles y las
consejerías vinculadas, decían tener las manos atadas en cuestión de
presupuestos adicionales, a las partidas ya dadas o aprobadas para los próximos
ejercicios.
Paco, cada día salía a dar una vuelta por
la ciudad y como consuelo de males iba anotando la dirección de locales
cerrados. Esa tarde se paró frente a
uno grande, aún con la pared de ladrillo de obra; hacía tantos años que estaba así, que las
letras de “Se alquila” ya eran apenas legibles, a causa del desgaste del tiempo
y en la fachada algunos vándalos habían hecho un par de boquetes por donde
entrar y salir a saberse con qué intención.
El
número de teléfono de contacto imposible de descifrar; era un
local grande y bien situado, sin ser un local céntrico; en una calle de poco
tráfico y pocos negocios, donde la intimidad de los que iban a comer, estaría protegida.
Se asomó al interior por uno de los huecos. Por un momento cerró los ojos y pudo
imaginarse lo bien que quedaría allí el comedor. Al no
saber qué hacer, se le ocurrió hacerle una foto y mandarla por el grupo de
“Was” al resto.
Nada más verla Verónica, le dio un vuelco el
corazón. Algunas veces había salido la
conversación con Manuel de ese local, que estaba muerto de risas y que se había
convertido en un vertedero.
Nada más llegar Manuel a casa de dar un
paseo, Verónica le dijo que mirase los mensajes.
Verónica.- ¿este no es el local de don Andrés?
Manuel.- sí, menudo local más bueno y los gastos y dolores
de cabeza que le está dando
Verónica.- qué le pasa ahora ¿más problemas?
Manuel.- pues que o lo adecenta de alguna manera o los
vecinos lo denuncian, hay un hueco en la fachada y tiran todo tipo de basura
dentro y claro eso se está convirtiendo en un nido de ratas.
Verónica.- ¿Y por qué no hablas con él?
Manuel.- bueno sí, pide una millonada por el alquiler, así
pasa, que no lo va a alquilar en la vida
Verónica.- llama a Roberto y díselo, no sé, hay algo que me
dice…
Manuel.- pues hazme caso a mí, que lo conozco mejor que
ese algo que te dice
Verónica.- pues ahora lo llamo yo; hay que intentarlo, se
merecen que demos un paso adelante. El
no, ya lo tenemos
Verónica llamó a Roberto para que pasase
urgentemente por su casa.
Allí, Verónica fue haciéndoles soñar con una locura
imposible de realizar, pero había que intentarlo. Cerraron los ojos para ver un arcoíris entre las
nubes y el suelo, y por él pasearon durante unos interminables segundos.
-- Esa tarde, ya casi de noche Manuel y
Roberto fueron a hablar con don Andrés a su casa—
Manuel.- espérame aquí que subo yo a ver si está y le digo
que baje
Roberto.- vale, pero no tardes
--Manuel,
no dudó ni un momento a la hora de llamar con decisión al timbre--
Manuel.- perdone que le moleste en su casa y a estas horas,
pero tengo que hablarle de algo importante y urgente
Andrés.- pues tú dirás
Manuel.- no, es que hay un señor esperándonos abajo
Andrés.- anda, si es tan importante, baja y dile que suba
En un momento los dos estaban arriba. Andrés los esperaba en el rellano.
Roberto.- coño Andrés, no sabía que
vivías aquí
Andrés.- y tú, de que conoces a Manuel
Roberto.- es buena gente. Lleva meses ayudando en el
comedor siempre que puede; bueno él, su
mujer, su hijo, toda la familia
Andrés.- ahora entiendo algunas cosas, es muy trabajador
Roberto.- pero no me digas que trabajas en la asesoría de
Andrés
Manuel.- sí, es mi jefe
Andrés.- pero pasar y sentaros. Ya verás que alegría se lleva Natalia
Roberto.- pues no es porque estés tú delante, pero no tiene
nada más que buenas palabras hacia su jefe, pero nunca me dio por preguntarle
donde trabajaba, ya sabes cómo soy
Andrés.- ya lo sé, y no cambies
Roberto.- pues venimos a darte la lata
Andrés.- Natalia,
sal, mira quien ha venido a vernos
Natalia.- mi Robertito, que poco te dejas ver
Andrés.- bueno, a ver qué os trae por aquí tan urgente
Roberto.- queríamos pediros un favor muy grande, demasiado
grande
Natalia.- ya está dicho ¡sí! Y ahora ¿os apetece un café?
Roberto.- que es muy grande
Natalia.- que he dicho yo que sí, y punto en boca
Andrés.- déjalos hablar
Roberto.- cuéntaselo tú Manuel
Manuel.- pues verá usted, yo se que tiene un local vacío
que es grande y que por más que se empeña no es capaz de alquilarlo a nadie
Andrés.- sí, el mamotreto ese, que me va a tocar dividir
en tres para poderlo arrendar y ahora encima problemas con los vecinos
Manuel.- pues si se lo pudiera ceder por unos meses a unas
personas que dan comidas a gente necesitada. Con los que está Roberto. Solo un tiempo, hasta que les cediera otro,
alguna institución
Natalia.- pero que pasa
--Roberto les explicó todo lo
sucedido paso por paso.
Andrés.- ¿cómo? Mañana mismo lo tenéis por el tiempo que
queráis, pero esto hay que organizarlo bien.
Mañana me das un listado completo de empresas que sean clientes nuestros
y yo me encargo de que cada una, ponga lo que esté en su mano para tenerlo
montado y funcionando lo antes posible
Manuel.- y perdone, pero de que se conocen ustedes ¿son
familia?
Natalia.- más que eso, Julia es nuestra sobrina y mi
ahijada, y gracias a esta cuadrilla de descerebrados (porque están todos rematadamente
lokos) y el proyecto disparatado del comedor social, fue perdiendo todos esos
miedos que la amedrentaban por su ceguera, y llenó de luz su casa, y la nuestra. Estos chavales están dando un ejemplo de
compromiso y trabajo a toda una sociedad y muchos como ellos han podido darse
cuenta de que luchando, se consiguen las cosas que nadie te regala. Más valía que aprendiesen de ellos estos
“politicuchos” de medio pelo que tenemos en esta ciudad. Pero no te preocupes, que como esperes recibir
el mínimo apoyo de su parte, ya puedes esperar sentado.
Roberto.- pues ahora Julia ha hecho un grupo de música muy
chulo y la Hija de Manuel, es la cantante.
Natalia.- pues a ver si dan un concierto y las vemos. Ya me dijo mi hermana que sonaban muy bien y
que Lucía es la que les hace las letras.
Andrés.- pues lo dicho, mañana empezamos a mover hilos
Roberto.- muchas gracias
Natalia.- las gracias a ti, por todo lo que has logrado con
estas chicas y chicos; que falta hacía, que alguien empezase a mover el culo
por ellos.
--salieron de allí con sus dudas un
poco más aliviadas, pero aún quedaba mucha tela que cortar.
El primer paso estaba dado. Casa por casa fueron dejando la buena nueva,
para que esa noche al menos, durmieran un poco más tranquilos. Una puerta nueva se abría a la esperanza,
ahora ya estaban convencidos que nada iba a poder con ellos, buscarían la ayuda
donde hiciera falta.
A veces, uno se encuentra con buena gente en el mundo. Ojalá todo les salga bien. Un abrazo maese.
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