Translate

miércoles, 11 de diciembre de 2024

El resurgir - Cap.- 21

 

"Ver con los ojos cerrados" 21

 

      Los meses fueron pasando, Samuel se decidió a acompañar a Manuel a ayudar al comedor los fines de semana allá por el mes de marzo; dos manos más dispuestas a ayudar.       Camino al comedor Manuel no entraba en la chaqueta de  orgullo.      Que grande era su chaval.

 

Manuel.- creo que no hace falta que te diga nada

Samuel.- qué no, que solo somos amigos y pasamos tiempo juntos

           ---Manuel se echó a reír –

Samuel.- ¿qué pasa?

Manuel.- que no me refería a eso.    Me refiero a que allí: Ver, oír y callar

Samuel.- ¿a qué viene eso?

Manuel.- vas a ver a gente conocida que ni te imaginas, nadie tiene que saber su identidad, aunque algún hijo suyo, aparente ser hijo de un marques

Samuel.- tú tranquilo, si fuera Lourdes, pero yo tengo la mecha larga

Manuel.- pues eso, ponle a la mecha un par de metros más

       -- Manuel y Samuel entraron en la cocina ante la sorpresa de todos—

Roberto.- ¿cómo por aquí el mozo?

Samuel.- que los fines de semana ya tienes a otro al que mandar

      --Manuel miró a Carolina sonriéndole y esta se puso roja mirando hacia otro lado—

Roberto.- ¿y a este donde lo ponemos?

Manuel.- este, como yo cuando llegué, de aprendiz al almacén, que me tiene Gervasio arto a cargar con los sacos y las cajas

Gervasio.- pero si cogemos siempre las cosas entre los dos

Paco.- pues te vas a hartar de pelar patatas

Manuel.- ¿y por qué me va a poner a pelar patatas?

Paco.- porque si te pone a lavar los vasos, nos quedamos sin vajilla en cuatro días, pues menudas manos tiene el amigo

Nerea.- pues como de cada diez patatas que pele, tire a la bolsa dos, vaya ganancia que vamos a tener con él

Julia.- no hagas caso, ponte con nosotros que vas a estar mejor

Tomás.- claro, vosotros ya sois dos y yo estoy solo

Roberto.- pues Manuel, no se va a poner con ninguno de vosotros

Antonio.-  pues mejor,  que se ponga con Paco a pelar patatas Samuel

Roberto.- Manuel va a ser el nuevo cocinero y yo me voy a encargar de que sea el mejor chef de la ciudad

Samuel.- pero que mal te ha hecho a ti esa pobre gente, al infierno que vas a ir por maltratar el estómago de los indefensos

Tomás.- ¡toma! Puñalada por la espalda

Carolina.- desde luego Samuel, no me esperaba eso de ti

Nerea.- como para fiarse de este

Paco.- que pena tener hijos para esto

Manuel.- bueno ya vale, mejor me quedo en el almacén

Roberto.- que lo he dicho en serio, que te vienes conmigo a los fogones

Manuel.- ¡ah! ¿pero que es verdad?

Roberto.- pues claro, ¿si un día me pongo malo? alguien tendrá que cocinar

Julia.-  ay señor, lo que tendremos que ver

             ---esa frase provocó una risotada en el almacén—

Roberto.- ¡a ti que te pasa ahora!

Gervasio.-nada, que yo estoy haciendo las practicas en el hospital por la tarde

Nerea.- tú vete avisando a los de urgencias, que va a faltar personal

Manuel.- solo por eso, voy a aprender a cocinar

Roberto.- claro que sí, esa es la aptitud

Manuel.- y tú Samuel calladito, en casa ni una palabra

Gervasio.- “cachiendiez” ahora que ya tenía a este enseñado

Samuel.- no te preocupes que seguro que aprendo rápido

Gervasio.- pasa y fíjate bien donde está cada cosa

        Samuel se lo tomó muy en serio y algunos días entre semana de esos que tenía solo una hora de clase por la mañana, se acercaba hasta allí para colocar lo que había entrado la tarde anterior.

            --Cambiando de ambiente--  

      Algunos viernes por la tarde, coincidían en el mismo “disco-bar”  Lourdes (que iba con sus amigas) y Julia (acompañada de su hermana Lucía).     A Julia le gustaba oír la voz de Lourdes cuando se subía a cantar algún tema de karaoke, sabía que luego, cuando acababa, en vez de irse a la mesa con sus amigas, se sentaba un poco con ellas dos a charlar un rato; en aquel rincón tranquilo con no demasiada luz, les encantaba cogerse las manos cerrando el círculo mágico y escuchar lo que había a su alrededor con los ojos cerrados.    Julia a veces, iba indicándoles lo que se oía con claridad entre el murmullo, la música y alguna voz desafinando que hacía daño a los oídos.

Julia.- prestar atención, es una voz de chica, está lejos pero creo que está hablando de nosotras

           Lourdes abrió los ojos de inmediato y giró la cabeza mirando hacía la mesa en que estaban sus amigas.  Estaban mirando hacia ellas y sonriendo burlonamente.

Julia.- se han callado en cuanto te has dado la vuelta

Lucía.-  déjalas, no ves que son tontas

Lourdes.- como vaya para allá

Julia.-  Tampoco estaba diciendo nada malo

Lucía.- es que si llegan a decir algo  pasado de rosca, no vas tú, voy yo y las arrastro por los pelos

Lourdes.- ¿pero tú lo has oído?

Julia.- Lucía lleva mucho tiempo ya jugando a esto conmigo

Lourdes.- pero que decían

Lucía.- nada, bobadas

Lourdes.-  quién era de todas

Lucía.- date la vuelta hacia nosotras, que vea que no estás mirando,  a ver si vuelve a hablar y te digo quien es

Julia.- déjate de chorradas, a ti que te importa quién es,  anda y que le den

Lourdes.- tengo unas amigas más imbéciles

Julia.- no digas eso, no es la primera vez, y no todas son imbéciles

Lourdes.- a que os digo quien es la más “bocachancla”

Lucía.- a ver, dispara

Lourdes.- la de gafitas que está bebiendo ahora

Lucía.- premio, has acertado a la primera

Julia.- pobrecita, no te enfades con ella, te necesita más ella a ti, que tú a ella

Lucía.- haz caso a mi hermana; no puede oír lo que piensa, pero no hace falta, esa niña está llena de complejos

       - Siguieron a lo suyo, entre risas hasta la hora de despedirse

             Por unas cosas o por otras, la tertulia de la cena siempre estaba cargada de acontecimientos.  Lourdes siempre que coincidía con las hermanas aprendía algo nuevo que le hacía tomarse las cosas de otra manera y Samuel a ratos, en el garaje de Carolina aprendía a percibir el significado de las texturas de cada pincelada en un lienzo y el porqué de los colores.   Todas las luces y las sombras de los sentimientos plasmados.

      Verónica había empezado a escribir poesía y reproducía en ellas aquello que le rodeaba, convirtiendo en versos lo que sus hijos contaban y luego se los leía en la cama, para ver si estaba la esencia bien trascrita.

    Por su parte Manuel ya tenía bien encarrilado a Germán, que en todos los nuevos expedientes tramitados adjuntaba junto a la lista de documentación solicitada, una explicación concreta a cada caso, precisa y fácil de entender.

        Don Andrés, sabía que había acertado con aquella decisión, pues cada día tenía más solicitudes de clientes que querían ser asesorados.    El buen trato a los clientes y funcionamiento de aquella empresa corría de boca en boca como la pólvora entre los comerciantes de la ciudad y pronto tuvo que recurrir de nuevo a la experiencia de Manuel para modificar algunas cosas en la oficina.

 

Andrés.- Manuel, puedes venir un momento

Manuel.-  sí claro, que quiere

Andrés.- llama a Germán y entrar a mi despacho

       --Según Germán vio acercarse a Manuel, se le vino el mundo encima—

Manuel.- que dice el jefe, que los dos a su despacho ahora mismo

Germán.- yo creo que no he hecho nada mal

--Pararon un momento a respirar en la puerta---

Andrés.- entrar y sentaros;   un momento que estoy preparando tres cafés

Manuel.- no se moleste

Andrés.-  ¿con leche y azúcar verdad?

Germán.- vale

Andrés.- pues aquí están  -- acercando las tazas a donde ellos estaban—

Manuel.- directos al grano, ¿Qué hemos armado?

Andrés.- que yo sepa nada

Germán.- menos mal

Andrés.-  yo se que en la oficina, vosotros dos estáis desbordados de trabajo, mientras que los otros cinco se limitan a tramitar unos expedientes diarios

Manuel.- Germán y yo, creo que cumplimos sobradamente, lo que hagan los demás no es nuestro problema

Andrés.- tranquilo que no os voy a meter en ningún problema

Germán.- a mí siempre me han mirado por encima del hombro, pues encima, lo que faltaba

Andrés.- decirme dos de ellos en los que pueda depositar mi confianza

Manuel.- ahora mismo no sabría decirle

Andrés.- os voy a ser claro, no voy a ampliar plantilla, así que una de dos: O dos de ellos aprenden hacer las cosas bien como las hace Germán y a los otros tres, los dejo para tramitar todos los expedientes diarios para la administración o si no, despido a los cinco y meto a gente nueva con ganas de trabajar

Manuel.- pero como los va a despedir, no fastidie

Andrés.- depende de ellos, dime un nombre

Manuel.- creo que tal vez Fidel, lleva muchos años aquí

Andrés.- ahora te toca a ti Germán

Germán.- pero si es que yo no los conozco apenas

Andrés.- como que no ¿Quién pone más interés en los expedientes que tramita?

Germán.- yo creo que Héctor

Andrés.- sal y llámalos que entren

Germán.- pero yo…

Andrés.- sí, tú

        El chaval salió con las palmas de las manos sudando, se acercó a ellos y se detuvo un momento antes de hablar.  Luego se armó de valor y con voz recia se dirigió a ellos:

Germán.- Héctor y  Fidel; dejar lo que estéis haciendo y pasar al despacho de don Andrés

      Los dos se levantaron de sus sillas, siguieron por el pasillo y pasaron dentro, Germán se sentó tranquilamente mientras ellos continuaron de pie.

Andrés.- los dos habéis sido elegidos por mí para dejar de tramitar expedientes y a partir ahora, os dedicareis a asesorar a los clientes en todo lo que concierne a las cuestiones administrativas y jurídicas

Fidel.- ¿y eso a qué viene?

Andrés.- eso viene a que lo digo yo
Héctor.- perdone usted pero no termino de entenderlo muy bien

Andrés.- no te preocupes, Manuel y Germán, os darán las directrices de lo que están haciendo para el mejor asesoramiento y simplemente es atender a los clientes de manera personalizada

Fidel.- a estas alturas, me va a decir a mí un mocoso lo que tengo que hacer; escoja a otro de esos que a mí no me importa seguir pasando expedientes

Andrés.- todo hablado; mañana a primera hora pase por este despacho a firmar el finiquito

Manuel.- pero don Andrés, no haga eso

Fidel.- tranquilo, si me parece bien, entre la indemnización por despido y el paro, para mi mujer y yo, bien llego a la edad de jubilación

Andrés.- pensándolo bien, no lo voy a despedir, puede ser que se vaya usted solito o se encuentre con un despido procedente. Haga el favor de volver a su puesto de trabajo

     Fidel salió del despacho, como si allí no hubiese pasado nada, llevaba allí desde antes de que don  Andrés empezase a andar a gatas, si quería despedirlo allá él, le iba a costar un pico.

Manuel.- desde luego, que ganas de problemas

Andrés.- Héctor, a partir de mañana te pones junto a Germán y vas viendo la forma que tiene de enviar distintos expedientes

Héctor.- no creo que sea muy difícil

Germán.- si soy capaz de hacerlo yo que llevo cuadro días; es solo analizar a cada cliente, sus necesidades y conocer un poco cuales pueden ser sus dudas a la hora de pedir y rellenar la documentación.

Andrés.- otra cosa; a vosotros dos, ni se os ocurra tocar un expediente de los de la administración; espero que cumplan entre los cuatro con el cupo diario o los veo en la calle en cuatro días ¡ah!  Y vosotros en la próxima nómina, seguro que notáis  un pequeño aumento que nunca viene mal

       --- Germán y Héctor, salieron del despacho tan contentos—

Manuel.- perdone don Andrés, pero al llevar tantos años aquí Fidel, yo creía que se tenían más aprecio mutuo

Andrés.- no te preocupes, siempre se creyó el jefe de la empresa y mi padre le aguantaba todo

Manuel.- pues que pena, si lo llego a saber no abro la boca;  me voy que hay gente esperando y se hace cola

 

    Andrés, quedó en su despacho triste por lo ocurrido,  la prepotencia de Fidel era algo que siempre había sabido, pero que nunca había querido asumir.




No hay comentarios:

Publicar un comentario