"Ver con los ojos cerrados" 21
Los meses fueron pasando, Samuel se
decidió a acompañar a Manuel a ayudar al comedor los fines de semana allá por
el mes de marzo; dos manos más dispuestas a ayudar. Camino al comedor Manuel no entraba en
la chaqueta de orgullo. Que grande era su chaval.
Manuel.- creo que no hace falta que te diga nada
Samuel.- qué no, que solo somos amigos y pasamos tiempo
juntos
---Manuel se echó a reír –
Samuel.- ¿qué pasa?
Manuel.- que no me refería a eso. Me refiero a que allí: Ver, oír y callar
Samuel.- ¿a qué viene eso?
Manuel.- vas a ver a gente conocida que ni te imaginas, nadie
tiene que saber su identidad, aunque algún hijo suyo, aparente ser hijo de un
marques
Samuel.- tú tranquilo, si fuera Lourdes, pero yo tengo la
mecha larga
Manuel.- pues eso, ponle a la mecha un par de metros más
--
Manuel y Samuel entraron en la cocina ante la sorpresa de todos—
Roberto.- ¿cómo por aquí el mozo?
Samuel.- que los fines de semana ya tienes a otro al que
mandar
--Manuel
miró a Carolina sonriéndole y esta se puso roja mirando hacia otro lado—
Roberto.- ¿y a este donde lo ponemos?
Manuel.- este, como yo cuando llegué, de aprendiz al
almacén, que me tiene Gervasio arto a cargar con los sacos y las cajas
Gervasio.- pero si cogemos siempre las cosas entre los dos
Paco.- pues te vas a hartar de pelar patatas
Manuel.- ¿y por qué me va a poner a pelar patatas?
Paco.- porque si te pone a lavar los vasos, nos quedamos
sin vajilla en cuatro días, pues menudas manos tiene el amigo
Nerea.- pues como de cada diez patatas que pele, tire a
la bolsa dos, vaya ganancia que vamos a tener con él
Julia.- no hagas caso, ponte con nosotros que vas a estar
mejor
Tomás.- claro, vosotros ya sois dos y yo estoy solo
Roberto.- pues Manuel, no se va a poner con ninguno de
vosotros
Antonio.- pues
mejor, que se ponga con Paco a pelar
patatas Samuel
Roberto.- Manuel va a ser el nuevo cocinero y yo me voy a
encargar de que sea el mejor chef de la ciudad
Samuel.- pero que mal te ha hecho a ti esa pobre gente, al
infierno que vas a ir por maltratar el estómago de los indefensos
Tomás.- ¡toma! Puñalada por la espalda
Carolina.- desde luego Samuel, no me esperaba eso de ti
Nerea.- como para fiarse de este
Paco.- que pena tener hijos para esto
Manuel.- bueno ya vale, mejor me quedo en el almacén
Roberto.- que lo he dicho en serio, que te vienes conmigo a
los fogones
Manuel.- ¡ah! ¿pero que es verdad?
Roberto.- pues claro, ¿si un día me pongo malo? alguien
tendrá que cocinar
Julia.- ay señor, lo
que tendremos que ver
---esa frase provocó una risotada
en el almacén—
Roberto.- ¡a ti que te pasa ahora!
Gervasio.-nada, que yo estoy haciendo las practicas en el
hospital por la tarde
Nerea.- tú vete avisando a los de urgencias, que va a
faltar personal
Manuel.- solo por eso, voy a aprender a cocinar
Roberto.- claro que sí, esa es la aptitud
Manuel.- y tú Samuel calladito, en casa ni una palabra
Gervasio.- “cachiendiez” ahora que ya tenía a este enseñado
Samuel.- no te preocupes que seguro que aprendo rápido
Gervasio.- pasa y fíjate bien donde está cada cosa
Samuel se lo tomó muy en serio y
algunos días entre semana de esos que tenía solo una hora de clase por la
mañana, se acercaba hasta allí para colocar lo que había entrado la tarde
anterior.
--Cambiando de ambiente--
Algunos viernes por la tarde, coincidían
en el mismo “disco-bar” Lourdes (que iba
con sus amigas) y Julia (acompañada de su hermana Lucía). A Julia le gustaba oír la voz de Lourdes
cuando se subía a cantar algún tema de karaoke, sabía que luego, cuando acababa,
en vez de irse a la mesa con sus amigas, se sentaba un poco con ellas dos a
charlar un rato; en aquel rincón tranquilo con no demasiada luz, les encantaba
cogerse las manos cerrando el círculo mágico y escuchar lo que había a su
alrededor con los ojos cerrados. Julia a veces, iba indicándoles lo que se oía
con claridad entre el murmullo, la música y alguna voz desafinando que hacía
daño a los oídos.
Julia.- prestar atención, es una voz de chica, está lejos
pero creo que está hablando de nosotras
Lourdes abrió los ojos de inmediato
y giró la cabeza mirando hacía la mesa en que estaban sus amigas. Estaban mirando hacia ellas y sonriendo
burlonamente.
Julia.- se han callado en cuanto te has dado la vuelta
Lucía.- déjalas,
no ves que son tontas
Lourdes.- como vaya para allá
Julia.- Tampoco
estaba diciendo nada malo
Lucía.- es que si llegan a decir algo pasado de rosca, no vas tú, voy yo y las
arrastro por los pelos
Lourdes.- ¿pero tú lo has oído?
Julia.- Lucía lleva mucho tiempo ya jugando a esto
conmigo
Lourdes.- pero que decían
Lucía.- nada, bobadas
Lourdes.- quién era
de todas
Lucía.- date la vuelta hacia nosotras, que vea que no
estás mirando, a ver si vuelve a hablar
y te digo quien es
Julia.- déjate de chorradas, a ti que te importa quién
es, anda y que le den
Lourdes.- tengo unas amigas más imbéciles
Julia.- no digas eso, no es la primera vez, y no todas
son imbéciles
Lourdes.- a que os digo quien es la más “bocachancla”
Lucía.- a ver, dispara
Lourdes.- la de gafitas que está bebiendo ahora
Lucía.- premio, has acertado a la primera
Julia.- pobrecita, no te enfades con ella, te necesita
más ella a ti, que tú a ella
Lucía.- haz caso a mi hermana; no puede oír lo que
piensa, pero no hace falta, esa niña está llena de complejos
- Siguieron a lo suyo, entre risas hasta
la hora de despedirse
Por unas cosas o por otras, la
tertulia de la cena siempre estaba cargada de acontecimientos. Lourdes siempre que coincidía con las
hermanas aprendía algo nuevo que le hacía tomarse las cosas de otra manera y
Samuel a ratos, en el garaje de Carolina aprendía a percibir el significado de
las texturas de cada pincelada en un lienzo y el porqué de los colores. Todas las luces y las sombras de los
sentimientos plasmados.
Verónica había empezado a escribir poesía
y reproducía en ellas aquello que le rodeaba, convirtiendo en versos lo que sus
hijos contaban y luego se los leía en la cama, para ver si estaba la esencia
bien trascrita.
Por
su parte Manuel ya tenía bien encarrilado a Germán, que en todos los nuevos
expedientes tramitados adjuntaba junto a la lista de documentación solicitada,
una explicación concreta a cada caso, precisa y fácil de entender.
Don Andrés, sabía que había acertado
con aquella decisión, pues cada día tenía más solicitudes de clientes que
querían ser asesorados. El buen trato a los clientes y funcionamiento
de aquella empresa corría de boca en boca como la pólvora entre los
comerciantes de la ciudad y pronto tuvo que recurrir de nuevo a la experiencia
de Manuel para modificar algunas cosas en la oficina.
Andrés.- Manuel, puedes venir un momento
Manuel.- sí claro,
que quiere
Andrés.- llama a Germán y entrar a mi despacho
--Según Germán vio acercarse a Manuel,
se le vino el mundo encima—
Manuel.- que dice el jefe, que los dos a su despacho ahora
mismo
Germán.- yo creo que no he hecho nada mal
--Pararon
un momento a respirar en la puerta---
Andrés.- entrar y sentaros; un momento que estoy preparando tres cafés
Manuel.- no se moleste
Andrés.- ¿con leche y azúcar verdad?
Germán.- vale
Andrés.- pues aquí están -- acercando las tazas a donde ellos estaban—
Manuel.- directos al grano, ¿Qué
hemos armado?
Andrés.- que yo sepa nada
Germán.- menos mal
Andrés.- yo se que en la oficina, vosotros dos estáis
desbordados de trabajo, mientras que los otros cinco se limitan a tramitar unos
expedientes diarios
Manuel.- Germán y yo, creo que
cumplimos sobradamente, lo que hagan los demás no es nuestro problema
Andrés.- tranquilo que no os voy a
meter en ningún problema
Germán.- a mí siempre me han mirado
por encima del hombro, pues encima, lo que faltaba
Andrés.- decirme dos de ellos en
los que pueda depositar mi confianza
Manuel.- ahora mismo no sabría
decirle
Andrés.- os voy a ser claro, no
voy a ampliar plantilla, así que una de dos: O dos de ellos aprenden hacer las
cosas bien como las hace Germán y a los otros tres, los dejo para tramitar
todos los expedientes diarios para la administración o si no, despido a los
cinco y meto a gente nueva con ganas de trabajar
Manuel.- pero como los va a
despedir, no fastidie
Andrés.- depende de ellos, dime un
nombre
Manuel.- creo que tal vez Fidel, lleva
muchos años aquí
Andrés.- ahora te toca a ti Germán
Germán.- pero si es que yo no los
conozco apenas
Andrés.- como que no ¿Quién pone
más interés en los expedientes que tramita?
Germán.- yo creo que Héctor
Andrés.- sal y llámalos que entren
Germán.- pero yo…
Andrés.- sí, tú
El chaval
salió con las palmas de las manos sudando, se acercó a ellos y se detuvo un
momento antes de hablar. Luego se armó
de valor y con voz recia se dirigió a ellos:
Germán.- Héctor y Fidel; dejar lo que estéis haciendo y pasar
al despacho de don Andrés
Los dos se levantaron de sus sillas, siguieron
por el pasillo y pasaron dentro, Germán se sentó tranquilamente mientras ellos
continuaron de pie.
Andrés.- los dos habéis sido
elegidos por mí para dejar de tramitar expedientes y a partir ahora, os
dedicareis a asesorar a los clientes en todo lo que concierne a las cuestiones
administrativas y jurídicas
Fidel.- ¿y eso a qué viene?
Andrés.- no te preocupes, Manuel y
Germán, os darán las directrices de lo que están haciendo para el mejor
asesoramiento y simplemente es atender a los clientes de manera personalizada
Fidel.- a estas alturas, me va a
decir a mí un mocoso lo que tengo que hacer; escoja a otro de esos que a mí no
me importa seguir pasando expedientes
Andrés.- todo hablado; mañana a
primera hora pase por este despacho a firmar el finiquito
Manuel.- pero don Andrés, no haga
eso
Fidel.- tranquilo, si me parece
bien, entre la indemnización por despido y el paro, para mi mujer y yo, bien
llego a la edad de jubilación
Andrés.- pensándolo bien, no lo
voy a despedir, puede ser que se vaya usted solito o se encuentre con un
despido procedente. Haga el favor de volver a su puesto de trabajo
Fidel
salió del despacho, como si allí no hubiese pasado nada, llevaba allí desde
antes de que don Andrés empezase a andar
a gatas, si quería despedirlo allá él, le iba a costar un pico.
Manuel.- desde luego, que ganas de
problemas
Andrés.- Héctor, a partir de
mañana te pones junto a Germán y vas viendo la forma que tiene de enviar
distintos expedientes
Héctor.- no creo que sea muy
difícil
Germán.- si soy capaz de hacerlo
yo que llevo cuadro días; es solo analizar a cada cliente, sus necesidades y
conocer un poco cuales pueden ser sus dudas a la hora de pedir y rellenar la
documentación.
Andrés.- otra cosa; a vosotros
dos, ni se os ocurra tocar un expediente de los de la administración; espero
que cumplan entre los cuatro con el cupo diario o los veo en la calle en cuatro
días ¡ah! Y vosotros en la próxima
nómina, seguro que notáis un pequeño
aumento que nunca viene mal
--- Germán
y Héctor, salieron del despacho tan contentos—
Manuel.- perdone don Andrés, pero
al llevar tantos años aquí Fidel, yo creía que se tenían más aprecio mutuo
Andrés.- no te preocupes, siempre
se creyó el jefe de la empresa y mi padre le aguantaba todo
Manuel.- pues que pena, si lo llego a saber no abro la boca; me voy que hay gente esperando y se hace cola
Andrés,
quedó en su despacho triste por lo ocurrido,
la prepotencia de Fidel era algo que siempre había sabido, pero que
nunca había querido asumir.
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