Translate

lunes, 30 de diciembre de 2024

El resurgir - Cap.- 28

 

"Ver con los ojos cerrados" 28

 

         

           Fue pasando el tiempo, “las cosas de palacio van despacio”;   Mientras se aportaban materiales, y poco a poco aquello iba cogiendo forma, en otro local cercano (también propiedad de don Andrés) se almacenaban los alimentos y cada día, por allí pasaban con sus bolsas algunos de los habituales a recoger cuatro cosas que cocinar en su casa y aplacar el estomago de los suyos.

   Muchos de ellos, los que anteriormente habían hecho trabajos de albañilería, pintura o algo necesario en la mano de obra, se acercan a ayudar cada vez que son requeridos; aquellos que no tienen otras habilidades, preguntan que hacer cada día, aunque sea para cargar sacos o sacar escombros.

      El antiguo colegio, ya derruido, espera las suculentas subvenciones con que cubrir los presupuestos engordados.  Una forma de pagar los muchos favores percibidos, con regalos y sobres que siempre son la llave de todas las puertas.

            Mientras tanto, en eso tiempo han cambiado muchas cosas.    

      Carolina, animada por sus compañeros, decidió exponer sus cuadros por primera vez en una galería y tuvo bastante éxito.      

       Samuel ya se había decidió y le había pedido salir con ella “a lo que por supuesto dijo que sí” y en el garaje, seguía haciendo garabatos en los folios, con la única pretensión de estar el máximo tiempo posible a su lado, mientras ella preparaba una nueva colección de paisajes.  

        Julia y Lourdes junto a sus compañeras, realizaban algunas audiciones en pequeños locales algún que otro fin de semana.    Los conciertos en acústico, tenían una acogida especial por el público.     

       Gervasio, llevaba trabajando unos meses en un laboratorio farmacéutico a media jornada, pero sabía que pronto lo harían fijo a jornada completa.   

       Paco, tras sacarse el carnet de conducir, se compró una pequeña furgoneta y ahora hace el reparto en una tienda de repuestos del automóvil.   

      Tomás, por fin terminó a E.S.O.  Ahora está en la oficina de don Andrés y eso de tramitar expedientes se le da muy bien.   Aparte de que su trato al público es excelente

     Antonio está súper contento; salieron las oposiciones y las aprobó. Cada día imparte clases de interpretación a esos niños especiales como él y dentro de unos meses harán su primera aparición en público, acudiendo como invitados a un certamen de teatro que reúne a colegios a nivel nacional.

     Nerea como siempre, protestando por todo y estudiando en el centro de la UNED.  Ya solo le queda un año para terminar la carrera de humanidades.

     Roberto sigue al frente de ese proyecto, como siempre buscando cualquier ayuda hasta debajo de las piedras.

 

           Se aproxima el día de la inauguración, todos ellos (incluso los que ya no podrán continuar a diario por cuestiones de trabajo) estarán allí, al pie del cañón.

       Han pedido una semana de vacaciones para encarrilar a los recién llegados para cubrir el puesto que dejan vacante.  Los fines de semana, se irán turnando para que los nuevos tengan días libres.      Roberto sabe que puede contar con ellos cuando sea necesario, aunque sea a costa de gastar días de vacaciones.

 

        El local, ha quedado genial, al final consiguieron hasta una cocina nueva equipada con grandes frigoríficos, friegaplatos industriales y cocina de placas de inducción.  Todo es de acero inoxidable, da pena hasta quitarle los plásticos de protección.    La mesa del comedor, decidieron que sigua siendo la misma, con sus bancos de madera que conservan el tiempo pasado, dormitando la larga espera tapados con unos viejos trozos de tela.

      Al lado del nuevo piano eléctrico (Regalo de Natalia).   Han puesto unos pequeños altavoces junto a una mesa de mezclas, donde enchufar algunos micrófonos para eventos casuales. 

        --Para ese día especial han ido atesorando lo mejor de cada uno-- 

       Verónica que ya ha publicado su primer poemario en solitario, no dejará que salga a la calle hasta que sea allí presentado;   al tiempo que Lucía dará a conocer las últimas letras de canciones compuestas y musicalizadas por Julia, en la voz de Lourdes, temas que formarán parte del primer álbum que lanzarán al mercado.   De la pared colgará un gran cuadro pintado por Carolina en que están todos ellos representados, y algunos dibujos de Samuel,  decorarán una de las paredes, rememorando aquella antigua cocina, el inolvidable comedor y la fachada ya inexistente del colegio que les dio cobijo durante tanto tiempo.

 

     Ahora se apuntan los estamentos locales para figurar como colaboradores en el precioso cartel que se ha diseñado para exhibir a un lado de la puerta de entrada.

       El mayor secreto está encima, en el sitio de honor cubierto con una lona.

 Unas letras que se iluminarían por la noche para que se vean con toda claridad desde el fondo de la calle.    Don Andrés tendrá el honor de retirar la lona para al descubrirlas todos pueda leer:

        Comedor social ARTURO ORTEGA.  Para que nadie olvide el nombre de ese gran cocinero que les ha dejado hace un par de meses, no sin antes enseñarle a Roberto esos conocimientos que aún lograba recordar.

      Y se preguntarán…  ¿y Manuel?

 

 

              Manuel sigue igual, ayudando como siempre a todo el que necesita ser asesorado en la oficina; los fines de semana y algún día suelto entre semana echando una mano en el almacén y todas las tardes sin falta, al atardecer, solo o acompañado, sentado en ese banco del parque, el banco de pensar, y ver con los ojos cerrados.

 

 

FIN

 

Carlos Torrijos

C.a.r.l. (España)



 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario