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miércoles, 9 de octubre de 2013

Trenzas doradas cap. 5

   .- ¿Se puede?
      .-pasad y sentaros
.- ¿qué pasa? ¿esas caras? y ¿los dos aquí otra vez?
         .-nada, poneos cómodos que tenemos que daros una noticia
   .-no me jodas, ya empezamos
.-no ves que se están riendo
      .- ¿os la damos o no?
  .-me fio yo menos de esas risas que de los nublaos
.-Luis, dispara
          .-agárrate a la silla ¿estás?
.-venga
          .-señora, está usted embarazada de unas seis semanas
.- ¿yo embarazada? ¿Cómo?
        .-vosotros sabréis, yo no he hecho nada
   .- ¿entonces?
      .-ahora mismo unos análisis para preparar la dieta, cada quince días revisión con migo y cada semana una sesión con Luis
       Según Satur marcaba las pautas, ella sacaba de su bolso el teléfono móvil para llamar.
     .- ¿sí? ¿Quién es?
.-mamá, que soy Ángela. Que estoy embarazada
     .-¿cómo?
.-que sí, que nos lo acaban de decir
    .-no te muevas, ahora mismo coge el coche tu padre y nos vamos para allá
.-mamá tranquila, que estamos con Satur
    .-dile a Satur que como te deje mover de ahí y te pase algo va a tener que hablar con migo
.-tranquilízate, que tú enseguida alteras a toda la familia
    .-bueno, que esta tarde estamos ahí
.-vale adiós
      Los tres escuchaban atónitos la conversación.
     .- ¿pero para que llamas a tu madre?
.- ¿pero porqué no llamas tu a la tuya?
     .-lo que me faltaba, Julia tu madre, la mía y tu juntas. Yo me voy de casa
.-pues ya estás marchando
           .-y eso que era una buena noticia
                .-bueno yo me voy que tengo cosas que hacer
.-gracias, muchas gracias
          .-enhorabuena pareja, ahora con la enfermera a analítica y dentro de quince días nos vemos
              .-recuerda, reposo absoluto y nada de excitarse, las discusiones para dentro de ocho meses
     .-con lo que yo la quiero
.-anda pamplinas
     Cuando llegaron a la tienda, ya se había corrido la voz, Charo, la madre, ya había llamado a Julia para ver si ella sabía algo.  Todo el personal de los negocios vecinos junto con Julia, esperaban a la puerta para felicitarlos.  Aquello parecía un gallinero, una algarabía donde todo eran besos, abrazos y gritos de entusiasmo llamándola guapa.
    Por fin en casa los dos solos, sentados juntos en el sofá haciéndose a la idea, recordando aquella noche junto al lago cuando el aire les hizo abrazarse y propició algo más.
     Entre caricias, callados, con el sonido de su reparación como música celestial casi quedaron dormidos.
     Din, Don.
     .-¿que hora es?
.-las dos y cuarto
    .-esa es Julia y la comida sin hacer
.-da igual, que nos invite ella a algún restaurante
    .-voy, ya voy
        .- ¿donde está esa guapa? y bla, bla, bla,
    .-para un poco maja
.-hemos pensado, que hoy nos invitas tú a comer
        .-vale, y a partir de mañana abro yo todos los días, voy a mirar para contratar a alguna chica y tú en casa como una reina
.-bueno tranquila que estoy embarazada no paralitica
     .-perdona pero tiene razón, reposo absoluto
.-entre Julia, mi madre y tú, al final la que se va de casa soy yo
     .-te has olvidado de la mía
          .- ¿va a venir Amparo?
.-fijo, aquí no va a faltar ni el gato del vecino
    .-yo creo que lo mejor que podemos hacer, es irnos a comer, que luego yo me tengo que ir a la fabrica y tu a la tienda
         .-aprovecha esta tarde, que mañana te quito las llaves
     Cuando acabaron de comer, El se tuvo que ir directo al trabajo.  Ella y Julia, dando un corto paseo hasta la zapatería.
      A la noche, al llegar a casa todo estaba organizado, todos tenían voz y voto.   Víctor, el padre de ella y él se acostarían en la habitación de invitados. Su hermana Carolina, dormiría en el sofá. A Enrique, su hermano, le había tocado pernoctar en la caravana.  Así que ella y su madre, estarían en la cama de matrimonio para cascar hasta cansarse.  Como si no les quedase tiempo. En fin, cosas de ellas.
     Por la mañana, Víctor y Enrique, volverían al pueblo para atender el bar.  Carolina junto con Julia se encargaría de  la tienda de zapatos y  Charo haría de reinona de la casa al lado de su princesa. A Héctor por su parte, más le valía buscarse algún hobby, algo que hacer para no estorbar en ese mundo de mujeres.
     Después de media mañana todo parecía estar tranquilo cuando:
              din, don,
   .- ¿quién será ahora?
                  din, don,
   .-que ya voy
        .-no te da vergüenza, me he tenido que enterar gracias a que me ha llamado Julia
    .-mamá, pero si nos enteramos ayer
.-Amparo, que bien que estas aquí. Mi madre acaba de bajar al súper y ahora sube
          .-hay mi Angelines, que al final me va a hacer abuela
.- ¿qué tal Ernesto?
          .-atendiendo el ganado, yo me he venido en autobús y luego viene el por la tarde
     Con las manos en la cabeza pasillo adelante Héctor iba resoplando: que no se quede, que no se quede.
     Las dos suegras juntas, cada una a cada cual más carácter, eso podía ser la batalla de Lepanto, y él, en medio del fuego cruzado. Mejor ni imaginárselo.
    .-cariño, bajo al garaje para hacer la cama de la caravana
.-vale, cuando lleguen mi hermana y Julia, te aviso para que subas a comer
    .-me das un toque, bajo el móvil.   –por fin, un rato solo fuera de esa leonera. Gracias a que hasta dentro de un mes no vuelvo de turno de noche. ¿Quién será capaz de dormir aquí por la mañana? y lo peor ¿quién las aguantará toda la tarde despierto?  –y, ¿si apago el móvil y me quedo tumbado en el garaje aunque sea sin comer hasta que sea la hora de irme a currar?   –bueno tendré que comer con las fieras para intentar controlar que no rompan los barrotes de ninguna jaula, aunque no las tengo todas con migo.
    La comida pasó sin incidentes que reseñar, excepto alguna que otra puntada, cosa normal entre suegras.

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