El tiempo va pasando; pruebas
y consultas continuadas hasta determinar el tratamiento adecuado. Un cúmulo de interrogantes, un aluvión de
preguntas preparadas para el doctor Hernández en la próxima cita.
Día tras día la incertidumbre del siguiente
resultado que su inteligencia no les alcanza a entender por mucho que se lo
expliquen. Un amasijo de abreviadas
palabras, tecnicismos y parámetros solo aptos para expertos en la materia.
Ese día en la sala de espera
faltan dos de los habituales que en la última cita por fin les dieron el alta. Aquellos
padres saliendo por la puerta acompañados por sus hijos era una inyección de
esperanza para todos, la ilusión de que ellos también pueden ganar esa guerra,
batalla a batalla. La felicidad al
despedirse de esos que siempre habían compartido risas y llantos como el más
cercano familiar.
Ester.- Jaime y familia, pasar
El doctor tiene la mesa llena de carpetas
abiertas y papeles ordenados. En silencio los revisa uno a uno.
Todas las preguntas, todas las
dudas quedan silenciadas guardadas en el bolsillo; esperando, expectantes a que
el doctor diga la primera palabra.
Doctor.- antes de que digan nada,
déjenme hacerles un par de recomendaciones.
Lo primero que sepan que
somos personas además de profesionales.
Sí, tenemos defectos y cometemos errores. En su
caso y para que estén más tranquilos, yo pediría la opinión de otros
profesionales.
Aquí en este disco les tengo
todos los resultados de las pruebas y mis conclusiones personales a nivel Médico
para que lo entreguen allí, donde ustedes decidan ir a asesorarse.
No intenten por su cuenta
sin un criterio profesional buscar soluciones en libros que no van a entender,
ni en sacacuartos que ofrecen pócimas milagrosas; eso solo les hará perder
dinero, un tiempo que no les sobra, con esto no quiero decir que haya que ir
con prisa, pero cuanto antes empecemos,
más posibilidades hay de llegar a la meta con un final feliz.
Esto va a ser una carrera de
fondo muy larga y donde no se puede uno permitir el lujo de desfallecer en
ninguna etapa.
La opción que yo les aconsejo
es que empecemos con las sesiones de quimioterapia, es muy duro, no les voy a
mentir, pero juntos lo podemos conseguir.
Ahora, ustedes dirán
-El silencio y las
miradas detuvieron el tiempo por unos minutos-
Doctor.- no les pido que respondan
ahora mismo
Ernesto.- ¿y cuando empezaríamos?
Doctor.- permítame que le hable de
tú.
Nosotros estaremos
animando desde la grada, pero quien va a correr en la pista es Jaime, ni tú, ni
yo, ni ella, podremos estar en la pista, solo seremos público dando ánimos.
Laura.- ¿y si en la carrera se
cae?
Doctor.- se tendrá que levantar el
solo y tú estarás ahí para gritarle ¡levanta!
Jaime.- yo quiero estar aquí, con
el doctor Jesús
Doctor.- perdonar mis palabras
pero yo no os quiero a engañar, no me gusta vender humo, de hecho no fumo.
Consultar con otros especialistas y decidir
Jaime.- pero yo no quiero a otro
doctor
Doctor.- Jaime, hazme caso, es
mejor mirar opciones, no es algo para hacerlo con los ojos cerrados.
Ahora me podéis hacer las
preguntas que queríais, esa cara ya me lo conozco. Estáis llenos de dudas y es muy natural,
aunque hay varias respuestas que ya os digo que desconozco, pero intentaré
averiguar.
Ernesto.- ¿donde están los mejores
centros de España en esta materia?
Doctor.- Ester, prepárales una
lista con los mejores sitios de referencia y mayor porcentaje de éxitos.
Laura.- y aquí ¿cómo sería la atención?
Doctor.- es un hospital con pocos
recursos de una ciudad pequeña pero todo lo que esté en nuestras manos estará a
su disposición. Perdona mi frialdad, pero garantías, ni aquí
ni en ningún sitio, esperanzas todas pero si en algún lugar les dicen lo
contrario no se lo crean.
Ernesto.- es cuestión de pensarlo,
consultar y darle el resultado de lo que decidamos.
Doctor.- me parece estupendo, aquí
estoy para lo que necesitéis. .- Ester,
hazles también un par de copias de este disco para que se las lleven.
Jaime se levantó, estiró su
mano y el doctor Jesús se la estrechó con fuerza.
Jaime.- juntos vamos a ganar,
esto es un trato entre caballeros
¿prometido?
Doctor.- prometido
Salieron de la consulta con todas las
preguntas sin contestar, con las mismas dudas y una decisión que tomar. Pensamientos que se contradecían.
Donde consultar y a quién hacer caso. Jaime lo tenía muy claro todo su apoyo y
confianza estaba en el doctor Jesús.
Esa noticia la tenían que
compartir con Raúl y Patri.
En esos momentos no se veían con
suficiente lucidez como para decidir ellos solos y quien mejor que esos amigos,
para asesorarlos.
Llegaron al bar, era
ya casi la hora de comer.
Sin pensarlo dos veces,
una vez hablaron con ellos, Raúl salió y cerró la trapa (hasta la hora del café nadie iba a venir y
quien viniese, estaba cerrado)
Mientras comían, hablaron y hablaron,
miraron los sitios donde ir ¿Por qué no preguntar en un par de
sitios? En los hospitales más grandes
seguro habría más recursos y avances.
Vueltas y vueltas a lo
mismo sin terminar de decidir nada (tampoco era algo para tomarlo a la ligera)
Raúl.- esperar un momento, si no
os molesta voy a llamar a alguien
Ernesto.- a quien vas a llamar
Raúl.- a casa de Claudio
Laura.- como haya estado de
noche, lo mismo estará dormido
Patricia.- llama a ver si te lo
coge, que venga que para comer siempre habrá
Claudio.- sí, ¿Quién es?
Raúl.- perdona si te he
despertado, soy Raúl
Claudio.- ¿pasa algo? Me visto y
voy para allá ahora mismo
Raúl.- despacio, están aquí con
nosotros: Laura, Ernesto y Jaime, queríamos pedir tu opinión y si vienes te
invita Patri a comer.
Claudio.- ¿cómo no voy a ir? Dile que vaya poniendo un plato para mí
Ernesto.- ¿Qué dice?
Raúl.- que ya viene
Patricia.- voy a prepararle algo
rico y apropiado para un recién levantado.
Esperan a ese nuevo amigo
que entró en sus vidas la noche de urgencias y que ya es como de la familia.
Seguro que él sabe más de
estos temas o al menos más contactos donde informarse. Están demasiado perdidos, les gustaría
consultar alguna opción diferente, pero en su interior saben que el dictamen
está bien fundado.
Claudio.- ya estoy aquí, reunión
familiar, a ver qué pasa.
Ernesto.- siéntate, que tenemos un
jaleo en la cabeza
Claudio.- eso es normal
Ernesto.- nos ha dado el doctor
Hernández esta lista de hospitales, para que pidamos distintas opiniones.
Patricia.- te he hecho un plato
combinado de lujo para que comas mientras hablamos
Claudio.- ¿y vosotros?
Raúl.- a nosotros nos queda el
café, ya terminamos de comer hace rato
Claudio.- pero para que te has molestado
si no tengo apenas hambre; dónde vas con tanta exageración
Patricia.- no quiero ver que queda
nada en el plato
De la lista, todos son
buenos hospitales; el mejor sin duda un hospital infantil que por su tamaño
tiene los últimos avances en todo, aunque la distancia acarreará gastos
difíciles de soportar para una familia normal.
Horas de viaje, tiempo de
ingreso cada poco y mucha soledad en la habitación de una pensión.
Claudio.- yo os daría un consejo a nivel personal, pero
prefiero que os lo de un profesional cualificado.
Laura.- pero dime, cual
Claudio.- mañana por la mañana,
cojo información y os digo, para no dar vueltas y vueltas. Sobre las ocho y media paso por aquí antes de ir al hospital.
Laura y Claudio quedan solos
en la mesa mientras Raúl se acerca a la barra a por los cafés, Parti se lleva
el plato vacio y el vaso a la cocina y Ernesto con Jaime distraen el tiempo
viendo un TBO que han comprado.
Laura.- pero ¿tú qué harías?
- A Claudio se le
entristece la mirada, coge las manos de Laura y acerca su boca al oído.-
Claudio.- rezar Laura, pero ya no
me acuerdo
Los
dos quedan callados, los ojos de Laura llenos de preguntas sin repuesta. Bajo las pestañas de Claudio se amontonan los
recuerdos que nunca se gritaron a punto de desbordarse.
Es hora de ir al cole, de
volver a abrir el bar, de acudir al trabajo y hacer de lo cotidiano un breve
pasatiempo, un crucigrama en que encajen las palabras, ahí dónde lo vertical y
lo horizontal conformen una solución.
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