Se levantaron
como siempre, cuando el maldito despertador se ponía a bailar vibrando sobre el
cristal de la mesita de noche.
Lo típico: el aseo, el
desayuno, la ropa limpia y las voces desde la cocina llamando a Jaime para que
se despegase de las sábanas.
-Jaime llega a la cocina
con los ojos aún cerrados-
Ernesto.- un día de estos te
estontonas contra el marco de la puerta
Laura.- ya se sabe el camino de
todos los días
Ernesto.- hasta el día que se de
Laura.- vete primero a lavar la
cara y vienes a desayunar
Jaime.- pero para qué tan pronto,
si hasta las doce
Ernesto.- bueno pues vamos tranquilos,
dando un paseo
Laura.- debíamos de pasar por el
bar a ver a Raúl y Patri, que les extrañará que ayer no pasásemos
Jaime.- vale, pues yo desayuno en
el bar
Laura.- tú desayunas aquí y punto
Jaime.- siempre tiene que ser lo
que ella diga
Laura.- porque soy tu madre
Jaime.- acabas de inventar la
pólvora maja
Ernesto.- vamos, deja de protestar
y siéntate
Jaime.- estáis en las nubes. Que hoy no puedo comer nada, que tengo
análisis
Ernesto.- tienes razón, menos mal a
ti, porque tu madre no sé donde tendrá la cabeza
Laura.- habló Blas, el listo
Jaime.- pues me visto y vamos al
bar.
-
Nada más entrar por la puerta-
Raúl.- aparecieron ¿todo está
bien?
Ernesto.- sí, ayer estuvimos de
campo
Raúl.- y este ¿no tiene cole?
Ernesto.- vamos otra vez de
análisis a ver que sale
Patricia.- Laura, pasa a la cocina
que te tengo que contar una cosa y estoy con las manos en la masa
Laura.- ¿Qué me tienes que
contar?
Patricia.- no, que me tienes que
contar tú a mí
Laura.- pues no sabemos nada, hoy
otra vez análisis a ver que sale
Patricia.- estamos aquí para lo que
necesitéis, estos días la cara que tenéis… no me
gusta nada y somos amigas para lo bueno y para lo malo
-Laura se arrincona cabizbaja junto a la nevera-
Patricia.- pero que pasa
Laura.- leucemia, casi nos lo han
asegurado, ahora hay que saber de qué tipo es
-Patri se agarra fuerte a la
espumadera que tiene en la mano reprimiendo el deseo de salir y abrazarlo; va a
romper a llorar y no quiere que el niño lo pase mal.-
-Laura se acerca a ella, para fundirse en
un abrazo desconsolado-
Raúl.- qué, ¿os estáis
confesando?
Patricia.- ¡estamos haciendo lo que
nos dé la gana!
Laura.- luego se lo dices tú a
Raúl
Patricia.- oye, que estamos para lo
que os haga falta y si hay que llevarlo a algún sitio, sabes, nosotros tenemos
un dinerillo ahorrado que no es mucho, pero ahí está
Laura.- que no, que seguro que es
poca cosa, le pondrán un tratamiento y a esperar
-Las dos respiran profundo varias veces y
salen de la cocina-
Raúl.- mucho teníais que hablar
Patricia.- ¡que te calles!
-Enseguida se va a hablar con Jaime-
Patricia.- ¿has desayunado bien?
Jaime.- otra, que hoy no puedo
desayunar
Patricia.- ven vamos detrás de la
barra a ver que le encontramos a Raúl de eso que él siempre tiene escondido,
pero para después
-En ese momento entra al bar Claudio-
Raúl.- ya te había puesto falta
esta mañana
Claudio.- tenía que arreglar un
asunto y por eso vengo más tarde
Ernesto.- o sea que ahora cada
mañana pasas por aquí
Claudio.- la semana que me toca de
noche (que son casi todas porque yo lo prefiero) pues al salir, paso por aquí,
desayuno y ya me voy a la cama con la barriga llena.
Raúl.- como tienen que ser
Claudio.- y el pequeño en el cole
Ernesto.- no, ahí está escondido
tras la barra rebuscando alguna chuchería
Claudio.- y que tal
Ernesto.- hoy otra vez análisis
Claudio.- si te hace falta algo del
hospital me lo dices que aquí hay veces que dan cita cuando quieren
Ernesto.- no, por ahora va la cosa
rápido
-Patri y Jaime salen de detrás
de la barra con las manos llenas de pastelitos y se van a sentar a la mesa con
Laura-
Raúl.- me dejáis sin existencias
Patricia.- no hagas caso, que es un
gruñón
Jaime.- me puedo llevar uno para
después de los análisis
Patricia.- pues claro, o dos
Laura.- no, solo uno que si no
luego no come
Patricia.- pero que pelo más bonito
tienes
-Laura vuelve la cara y
cierra los ojos con fuerza-
Patricia.- perdona Laura, ni cuenta
Jaime.- por qué lloras mamá
Laura.- esta que es tonta y dice
unas cosas…
Ernesto.- qué, ¿vamos caminando?
Claudio.- cobra lo mío y lo que
tengan ellos
-salen los cuatro del bar y
se paran en la esquina-
Claudio.- ¿cómo va la cosa?
Laura.- a ver que sale hoy
Claudio.- las cosas de palacio van
despacio
Laura.- yo ya no sé, si despacio
o deprisa
Claudio.- ya vi en el volante que
era la cita para el doctor Hernández, podéis estar bien tranquilos, una
eminencia para lo joven que es
Laura.- sí y además muy agradable
Claudio.- y Ester, está siempre
pendiente de no pasar por alto una cita
-Ernesto está aparte con Jaime viendo el pastelito
que le ha regalado Patri para después-
Jaime.- qué, ¿vamos?
Ernesto.- que están hablando
Laura.- ¡ya voy!
Claudio.- ya saben, en lo que pueda
ayudar.
Laura.- gracias.
Esa
tarde después de comer toca ir al cole.
Laura, se acercará hasta la oficina para dejar
colocados algunos expedientes que quedaron sobre la mesa días antes y Ernesto
ira a la tienda para faltar las menos horas posibles.
Al salir del cole Laura lo
espera apoyada en el árbol de siempre con una revista de esas que habla de las
vidas de otros; la mejor forma de no pensar en la suya.
Las dos niñas sentadas
junto a Jaime, embelesadas escuchan el porqué de la falta al cole; las
enfermeras eran muy majas y él es muy valiente, no le ha dolido nada el
pinchazo.
Al momento la abuela de Inma se acerca con
desaire a por su nieta.
Jaime queda hablando solo con Adry,
explicándole, que ahora por la tarde tiene que correr y hacer ejercicio alrededor del parque, que se
lo ha dicho el doctor.
Adry.- ¿y por qué no corremos
juntos?
Jaime.- tú, ¿correrías con migo?
Adry.- pues claro
Jaime.- mira mamá, vamos a dar
una vuelta corriendo al parque Adry y yo, ¿te parece bien?
Laura.- muy bien, una o dos, pero por la acera sin salir a la carretera
Adry.- ¡abuelo!, que me voy a
dar una vuelta al parque con Jaime corriendo
Abuelo.- mucho cuidado, por la
acera.
Laura.- no se preocupe que yo nos
los pierdo de vista
Abuelo.- gracias, la mía ya no da
para tanto.
Corren y corren, Inma los mira
con envidia, pero a ella no le dejan.
Habrá que esperar unos días a que le pase la bobada a la mandona y todo
vuelva a la normalidad.
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