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miércoles, 7 de junio de 2017

Sensity



                La nueva aplicación de Smartphone/sensity, estaba a punto para ponerse a prueba entre unos pocos escogidos. 
       Su pantalla, no era más que una superficie de color gris y una textura rugosa.
      Solo con cogerlo en la palma de la mano, reconocía a su dueño, que solo por medio de dígitos encriptados de voz, accedía a la comunicación con otro usuario sin identidad física.   -Tan solo una clave de referencia.   
   La comunicación sensitiva,  la única expresión.   Ni sonidos, ni imágenes que pudiesen distorsionar la percepción de las sensaciones.
           A cada uno de los nuevos usuarios se le proporcionaría la clave de otros elegidos al azar.        En cada comunicación, cada uno de ellos debía ir rellenando una especie de test, que la empresa iría analizando para realizar las mejoras sobre las deficiencias que se apreciasen.       Pasado un tiempo de entre todos se elegiría a ocho del total para un reality virtual, con una gran cuantía económica, como retribución por su participación.
     Las normas eran claras. Cualquier otro medio de comunicación entre ellos o intento de averiguar su identidad, sería penalizada con la expulsión automática del proyecto de experimentación.

     Marieta; estaba impaciente.     (En el receptor de objetos, una nueva notificación).
Ella se acercó apresuradamente.  Era el nuevo dispositivo.   Al extraerlo del habitáculo, el sonido de la habitación se conectó automáticamente.
.- Sujete en su mano con la pantalla hacia arriba su nuevo sensity, mientras archiva sus datos térmicos y flujo sanguíneo (una vibración se puso en marcha)
.- datos archivados……..  Diga la secuencia de números pares del dos al veinte, para el reconocimiento de voz.
        .- dos, cuatro, seis, ocho, diez, doce, catorce, dieciséis, dieciocho, veinte.
.- efectuado satisfactoriamente.    Su primer contacto será R3U1, utilice esta clave para comunicar con él.    Por favor, antes de realizar el primer contacto, lea atentamente las instrucciones de su correcto uso y utilidades.    (El dispositivo dejó de vibrar).
   
        Cómodamente se recostó en el Ω7 (un sillón ergonómico multiusos). Un vidrio con retro-iluminación descendió hasta situarse a cuarenta centímetros de su cara.
     Las funciones del  Smartphone/sensity, fueron sucediéndose y desplazándose según las ordenes emitidas por las pupilas de Marieta.

        Todo estaba perfectamente explicado de forma concisa. Una lista de usuarios con los que contactar y los márgenes de horario mínimos diarios de utilización.
            Cada día habría que contactar con la clave asignada como obligatoria, durante al menos doce grados.   El resto del tiempo sería de libre designación, aunque al principio todos escogerían el azar o mediante la elección de la contraseña que le resultase más atractiva por su pronunciación.

       .- nuevo mensaje sensorial de R3U1. (Sonó en el audio de la estancia)
          Al coger en su mano el dispositivo, noto un calor diferente. La textura grisácea, empezó a suavizar su rugosidad en algunos sitios.  Ella acercó los dedos de su mano y pudo sentir como otros dedos acariciaban los suyos.  Eran muy suaves, largos, con un deslizar de seda, por lo que pensó que R3U1, debía de ser otra mujer.
       Luego apoyó su palma.          Al otro lado, una sola llena (tal vez del dedo índice), examinaba sus líneas, antes de hacerle una señal con dos golpecitos, que Marieta interpretó al instante.  Ahora sería el otro usuario quien pondría su palma para ser minuciosamente explorada.
         Los doce grados obligatorios, se habían pasado volando, pero nada les impedía seguir visualizando por medio del tacto el reverso de sus manos.

   Tras 22º de “conversación” se sentía agotada. Algo que parecía no tener importancia, requería de un estado mental de concentración extraordinario.
         Un sentido (el del tacto) al que casi nadie le daba importancia en unos tiempos en que lo audiovisual superaba a la realidad y la tridimensionalidad ya se había quedado anticuada.    La cuarta dimensión y el concepto etéreo formaban parte del entorno.
     Ya el tiempo y el espacio, no tenían relación con la distancia y las distintas creencias de tiempos pasados, se unificaban en un solo ser que todos poseían en su interior.
        Por primera vez en su vida, había experimentado una sensación que hizo quedase grabada en su mente, cada pliegue de la mano de aquel usuario y cada línea curva de su palma.   Era como una llamada a una quinta dimensión desconocida.

                 Cada día cumplía con el requerimiento establecido. Los contactos con el resto de usuarios, se le hacían eternos, tan solo esperaba recibir el aviso de disponibilidad de R3U1. Y como cada tarde, recorría los surcos de su mano, sintiendo con ello una paz placentera, como nunca antes había soñado.
           En una de aquellas comunicaciones, Marieta, apoyó su frente a la textura.  
   R3U1, le respondió con un signo de interrogación en ella. Entonces pegó su mejilla.
     La contestación fue una admiración y al posar sus labios, también los labios de R3U1 se acercaron, separándose los dos rápidamente, ante una sensación indescriptible.

       Paso a paso, fueron descubriendo cada recoveco de su rostro.        Día a día, se iban formando una imagen perfecta, no solo de sus rasgos,  sus gesticulaciones,  la suavidad de una sonrisa o la tristeza de una lágrima.
        No existía la belleza ni la fealdad como definición, solo algo emocionante llamado elasticidad, algo olvidado en el infinito.       Tal vez era aquello, a lo que en los antiguos libros de papel denominaban deseo.
        Llegó el día Marieta y R3U1 eran unas de las personas seleccionadas.     Esperarían el aviso y se transportarían al  punto: 83-BKF. M-32.
           Allí a cada usuario, le esperaba una desnuda habitación.   Con las cuatro paredes recubiertas de textura sensorial parecida a la del Sensity.  En el techo unos tintineantes puntos de luz  que imitaban la visión del cosmos y el suelo,  forrado  por una superficie ondulada en formas circulares, con relieve de menor a mayor con respecto a su punto central.

    La suerte, (algo que ellos ni consideraban) quiso que por afinidad, R3U1 y Marieta, fueran elegidos como espectáculo autónomo. A diferencia del resto, la comunicación entre ellos sería exclusiva.

       Ella lanzó su voz hacia el techo….
.- ¿Cuándo conoceré a mis compañeros?
      El silencio fue lo único que halló como respuesta.
Fue moviendo sus manos sobre las paredes, pero al otro lado no parecía haber nadie.
 De pronto algo tocó sus pies.  Las pisadas coincidieron en el mismo punto. Se abalanzó contra la pared, allí estaban sus manos, era R3U1. Las reconocería tan solo que pudiera rozar un poro de su piel.
        Esas grandes superficies acolchadas les dieron la opción de empezar a conocer sus brazos, piernas, espalda.  
        El tiempo diario de comunicación era de 80º, repartidos en segmentos de 20º.
           El resto de la rotación, Marieta permanecía en estado de latencia, rodeada por la ausencia total, de aquel lugar de confinamiento.
        Según la resolución anatómica percibida, R3U1, parecía un  ser de sexo masculino, poco musculado, pero la suavidad de su piel y la forma de deslizar sus manos, tenían la delicadeza del género femenino.
         Por fin se decidió a apoyar su pecho y abdomen. En esa comunidad de tendencias asexuales,   el contacto físico hacia los genitales, se consideraba un uso de aberración prehistórica.       La curiosidad de conocer, era más profunda que su pudor.    Se dejaría inspeccionar con el fin de que a ella se le concediera la misma oportunidad.
      Cuando R3U1, puso sus manos sobre sus pechos, pareció dar un salto hacia atrás.
                  Ella, no se movió ni una pulgada. Esperó, algo le decía que había sido un acto involuntario de sorpresa.  Sintió como lentamente la yema de un dedo tocaba su abdomen, luego  cuatro dedos, tras estos la palma que se iba deslizando hacia la parte superior hasta terminar recorriendo todo el torso.
   R3U1, separó sus manos y pegó si cuerpo al panel.   Ella, con sumo cuidado, de forma delicada, acaricio su pecho sin prominencias, recorriendo sus costados desde la axilas, llegó al abdomen y entonces en un gesto inesperado los músculos oblicuos externos se epilepsaron.

     El seguimiento de aquella extraña relación, estaba marcando máximos históricos.
La marca promotora de aquel reality, batiría todos los record de atención en su última jornada.
     
             Estando Marieta echada en el suelo, podo sentir como algo se movía a su lado.
   Se sorprendió al notar su mano era cogida con ternura.   Abrió los ojos.   Las luces del techo estaban apagadas, la oscuridad era extrema. Podría haber sentido “miedo”, pero esa mano era bien conocida.     Tras un instante, un brazo la rodeó por la cintura y sus cuerpos se fundieron.    Sus labios se llegaron a rozar en una vicésima interminable y cuando despertó, aún conservaba el calor en su pecho.

                     El momento final había llegado, los paneles desaparecieron.   Una gran sala octogonal de gran luminosidad, albergaba a siete participantes.
    Marieta, hizo un recorrido con su mirada. R3U1, no estaba allí.     Conocía demasiado bien sus facciones como para estar confundida.
    El resto, hablaban entre ellos, comentaban sus experiencias con gesto de agrado.
                   Desolada, se fue a un rincón y se sentó.  Una puerta se abrió y todos por ella salieron. Ni cuenta de su existencia.    Marieta permaneció allí sentada.

         El sonido de una sirena opaca tras una locución invadió la sala:
                  .- lugar en proceso de limpieza y desinfección…

     Un androide robotizado entro en la habitación. Se acercó a Marieta.
        .- abandonen la sala. Atmósfera no apta para la especie humana.
               Muy amablemente le tendió su mano para ayudarla a incorporarse.  En ese momento ocurrió el milagro.  Era él, su gran amigo, la cosa más preciosa que le había ocurrido en la vida.  Un abrazo inmenso hizo que las paredes desapareciesen, el techo se elevase al infinito y una multitud en pie, rompiese en un estruendoso aplauso.




Imagen de la red







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