Como por arte de magia,
a la llamada de un fuerte silbido, toda la tripulación se agolpaba en el
pasillo, esperando a ver despierto al amasijo de huesos.
Por suerte, aquellos variopintos maleantes de diferentes nacionalidades y con
el común denominador de ser proscritos cada uno en su origen, chapurreaban a su
manera cualquier idioma.
Weza se acercó
lentamente con un tazón en sus manos y se sentó en el camastro. Estiró sus brazos ofreciéndole de
beber. Samuel acerco sus manos al tazón,
pero todo quedó en el intento, sus dedos no eran capaces de sujetarlo y
llevárselo a la boca sin ayuda.
Weza enseñó de nuevo su dentadura esbozando una sonrisa –
tranquilo, yo te ayudo – un punto de inflexión entre ambos, que a Samuel le
hizo dejar de temer a aquella mole de piel oscura.
Descorriendo la
cortinilla, la luz entró en el camarote.
.- ¿Dónde estoy?
.- en el
Bahamas, un barco sacado de un desguace, y dedicado a negocios turbios,
tripulado por intrépidos deshechos y al servicio de las personas honorables de
cuello duro y corbata.
.- no entiendo
.- ya lo
entenderás. ¿Y tú? ¿Tú quien eres?
Samuel se quedó pensando.
.- no lo sé. Soy a quién atacan las gaviotas, una y otra vez
.- lo que tú
digas ¿y cómo quieres que te llamemos? ¿Tal vez Gaviota?
.- no se por qué,
pero me gustaría que me llamaseis Samuel
.- yo me llamo Weza y ahora descansa
.- ¿y esos?
.- son los compañeros, pero no te preocupes por ellos, ahí
donde los ves, son buena gente.
Al
día siguiente por fin empezó a ingerir alimentos sólidos. (Weza, se preocupaba de partírselo en
cachitos pequeños y luego tritúralo con un tenedor para que no le costase
tragarlo). Poco a poco se lanzó a dar
sus primeros pasos sin miedo a caer. Aquel genio lo sujetaba con la fuerza de
un león y la ternura de una madre.
Había vuelto a nacer. Las gaviotas ya no atormentaban su
sueño, pero aún así las dudas, no le dejaban dormir tranquilo.
.- oye perdona ¿Quién soy?
.- no lo sé, te
encontramos en el mar moribundo. No estoy seguro si fue por humanidad o
aburrimiento, pero el caso es que dos hombres se lanzaron desde la cubierta
para rescatar tu cuerpo y ahí comenzó lo que conozco de tu historia.
.- ¿y si nunca consigo recordar quién soy? ¿De dónde vengo?
¿Quién es mi familia?
Weza dobló su
antebrazo poniendo su puño cerrado en el pecho como un gladiador romano.
.- eres Samuel, mi
hermano y consigas recordar o no, así será siempre
.- ¿pero tú tendrás familia?
.- tú eres mi
familia, mis amigos los hombres que aquí viven y mi patria el Bahamas. Vendemos
nuestros servicios al mejor postor, nuestra ley está regida por la supervivencia y para eso tenemos que estar unidos.
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