Llora a escondidas su pena,
oculto desnuda el alma,
que guarda ente bastidores
a cal y canto sellada.
Tan acostumbrado estaba
a interpretar un papel
escrito para escenario,
que se apropio de
rostro
para mostrarlo a diario.
Careta adherida a fuego
con la sonrisa tatuada
para dar felicidad
a quien la necesitaba,
ofreciendo a los demás
aquello que a él le
faltaba.
No es hipocresía dar
aquello que uno no
tiene,
no traten de preguntar
porqué mostrarse no
quiere,
cada quién es cada cual
y solo el cual, al
quién entiende.
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