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lunes, 23 de julio de 2018

Peregrino





     Cuando vuelva a amanecer
cubriré mi rostro amargo
con un disfraz de payaso.
    Y allí donde habite el llanto
realizaré mi parodia
envuelta por dulce brisa,
para en la cara de un niño
dibujar una sonrisa.


    Cuando llegue la mañana
llevaré mi hambre lejos.
    Allá donde el alimento
escasea hasta en los sueños.
   Y con mis manos gastadas
haré surcos en la tierra,
para llevar a sus bocas
un grano de la cosecha.


    Cuando el sol salga de nuevo
mi sed dejaré brotar
en las dunas del desierto.
   Y un arroyo de agua clara
un oasis formará,
donde refrescar sus alas
los ángeles al viajar.


    Cuando el día nos abrace
me convertiré en poemas
para un libro regalar.
   Y repartir por el mundo
dulzura, amor y paz.
  Ilusiones, fantasías,
palabras para soñar.
    Compromiso sin fronteras
y algo de felicidad.


       Cuando termine mi sueño,
seguiré siendo quien soy.
    Y regalaré mil besos
a los que tengo a mi lado,
los dueños del nuevo día,
aquí,  donde siempre ha estado.





1 comentario:

  1. Tu bella poesía me deja un sabor amargo y dulce. Los pesares y aflicciones solemos dejarlos como plato de fondo en la intimidad de la vida y fuera de ella danzamos con una sonrisa al vaivén de las multitudes y la brisa. Te dejo un fuerte abrazo querido amigo Carlos. America Santiago.

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