Entre hoces escarpadas
se aposentan los
cimientos
donde se alza la
ciudad
dueña de mi
pensamiento
Antaño, llamase Conca,
Lobetum, anteriormente,
ayer la pensé mi tierra
hoy añoranza y recuerdos
que se escapan de mi
mente.
¿¿Cuándo estaré entre tus brazos
para volver a ser yo tuyo,
¿¿cuándo verte desde
el cerro,
¿¿cuándo, respirar
tus pinos,
¿¿cuándo beber de tus
aguas
Y caminar tus
caminos.
Calles en piedra esculpidas,
rascacielos de colores
que florecen con el
alba,
por muy lejos que me
encuentre
Cuenca… Te
llevo en el alma.
Imagen cedida y firmada por Carlos Morcillo.
Iba a ponerle el texto encima, pero pensé....
cosa poco habitual en mi.
Es curioso. Mis vinculaciones las siento cada vez menos profundas. Sigo guardando mis orígenes, pero cada vez me siento más "de fuera". De hecho, mi Cuenca se va desdibujando, ha ido desapareciendo. Parece la misma, pero cada vez se parece menos. ¿Tú recuerdas las dos sabinas que había en la plaza de San Nicolás? ¿o el pino sobre la torre del jardín de los poetas? ¿o la fábrica de cemento que había donde hoy está el auditorio? ¿o los olmos frente a la casa de la abuela y la Patricia? ¿o las vidrieras de la catedral? ¿y qué decir de las personas que ya no están? En fin. Buenas noches.
ResponderEliminarHace tanto tiempo que partimos de allí, que nuestra Conca, solo existe en nuestro recuerdo.
Eliminarpero hay algo que aún me sigue llamando...
tal vez la imposibilidad de volver.