La oscuridad se hizo reina
del color de tu vestido,
el último haz de luz
lentamente ha perecido,
tan solo acudió a su ocaso
el torrente de tu cuerpo
desbordado por el llanto.
Arco iris, crin de seda
no he de volverte a sentir,
acariciando mis aguas
con tus labios carmesí.
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