Con el revuelo se habían despertado
todos, Samuel había logrado una hazaña inolvidable. En un banasto metieron unos cuantos para la
comida y cena de toda la tripulación. El
gran genio, no permitía que el suyo se escapase de entre sus brazos.
.- tranquilo que te va a
dar algo, podrás comer todos los que quieras
.- oye resucitao ¿y ahora qué
hacemos con tantos peces?
.- pues devolverlos al
mar y así cuando queramos comer pescado, pues solo tendremos que echar la red
Por fin Samuel era bien acogido en el
Bahamas por toda la tripulación, incluso por
aquellos que desde el principio se habían mostrado reticentes a su
recogida.
Fue integrándose en todas las tareas del
barco, desde la limpieza hasta la cocina, pero donde más a gusto estaba a pesar
del insoportable calor, era en la sala de motores junto a ese que le enseñaba
la lengua árabe, el único de todo el barco que le seguía llamando musaso.
Las partidas seguían siendo la mejor
manera de matar el tiempo, aprendió a jugar a todo tipo de juegos y también a
beber con moderación. Weza, siempre a su lado y cuando veía que estaba llegando
a la media botella, la quitaba de la
mesa y entonces empezaba a beber él, con tranquilidad, hasta que la terminaba.
Una vez a la semana Samuel oía una
palabra que le hacía sonreír. Solo su amigo
la pronunciaba al paso que se relamía.
.- Zagal, esta noche toca
El cocinero ya tenía preparada una
salsa de color verde, que le gustaba
tener unos días reposando para que todos los sabores quedaran compactados en el resultado final.
Samuel preparaba sus aperos. Ahora utilizaba
una nasa más manejable, pero lo suficientemente amplia para que Weza, pudiese
disfrutar escogiendo su pescado favorito.
Ya estaban cerca del punto de descarga. Guzmán por radio había exigido que a la
recogida de la mercancía trasportada, llevasen ropa nueva para el resucitado,
ya estaba bien de que vistiese con despojos que además no le sentaban
bien. Cuando volviesen a los islotes de aprovisionamiento, tenían
pensado prepararle una gran fiesta y en esa ocasión tenía que ir elegante, como
un pincel.
Tras varias horas de espera las lanchas se
acercaron, con la pluma fueron bajando las caja una a una y ya cargadas, un
paquete subió a bordo.
.- ¿Qué hay en ese fardo?
¿Droga?
.-Ssss. No, es el resto del dinero por
entregar la mercancía sana y salva
.- pero mucho dinero hay
.- calla, a ti no te importa
-Era toda la ropa que días antes
Guzmán había encargado - Ahora destino
de nuevo a los islotes a pegarse una fiesta y esperar la nueva orden de
recogida.
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