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miércoles, 5 de julio de 2017

Cargamento "12"



        Con el revuelo se habían despertado todos, Samuel había logrado una hazaña inolvidable.    En un banasto metieron unos cuantos para la comida  y cena de toda la tripulación. El gran genio, no permitía que el suyo se escapase de entre sus brazos.
.- tranquilo que te va a dar algo, podrás comer todos los que quieras
           .- oye resucitao ¿y ahora qué hacemos con tantos peces?
.- pues devolverlos al mar y así cuando queramos comer pescado, pues solo tendremos que echar la red

       Por fin Samuel era bien acogido en el Bahamas por toda la tripulación, incluso por  aquellos que desde el principio se habían mostrado reticentes a su recogida.

      Fue integrándose en todas las tareas del barco, desde la limpieza hasta la cocina, pero donde más a gusto estaba a pesar del insoportable calor, era en la sala de motores junto a ese que le enseñaba la lengua árabe, el único de todo el barco que le seguía llamando musaso.

     Las partidas seguían siendo la mejor manera de matar el tiempo, aprendió a jugar a todo tipo de juegos y también a beber con moderación. Weza, siempre a su lado y cuando veía que estaba llegando a la media botella,  la quitaba de la mesa y entonces empezaba a beber él, con tranquilidad, hasta que la terminaba.

        Una vez a la semana Samuel oía una palabra que le hacía sonreír.  Solo su amigo la pronunciaba al paso que se relamía.
         .- Zagal, esta noche toca
    El cocinero ya tenía preparada una salsa  de color verde, que le gustaba tener unos días reposando para que todos los sabores quedaran  compactados en el resultado final.
 Samuel preparaba sus aperos. Ahora utilizaba una nasa más manejable, pero lo suficientemente amplia para que Weza, pudiese disfrutar escogiendo su pescado favorito.


  Ya estaban cerca del punto de descarga.  Guzmán por radio había exigido que a la recogida de la mercancía trasportada, llevasen ropa nueva para el resucitado, ya estaba bien de que vistiese con despojos que además no le sentaban bien.    Cuando volviesen  a los islotes de aprovisionamiento, tenían pensado prepararle una gran fiesta y en esa ocasión tenía que ir elegante, como un pincel.
     Tras varias horas de espera las lanchas se acercaron, con la pluma fueron bajando las caja una a una y ya cargadas, un paquete subió a bordo.
.- ¿Qué hay en ese fardo? ¿Droga?
    .-Ssss. No, es el resto del dinero por entregar la mercancía sana y salva
.- pero mucho dinero hay
    .- calla, a ti no te importa
             -Era toda la ropa que días antes Guzmán había encargado -    Ahora destino de nuevo a los islotes a pegarse una fiesta y esperar la nueva orden de recogida.





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