Aunque el hambre y sobre todo la sed
apretaban, no saldrían de la bodega hasta el siguiente amanecer.
La noche interminable, les haría
barajar en sus mentes las distintas posibilidades y consecuencias a las que se
deberían enfrentar.
El abandonar el Bahamas en España o
cualquier otro país de habla hispana, les facilitaría mucho las cosas ya que
era el único idioma que Samuel hablaba.
Weza Chapurreaba todos para
defenderse y salir del paso (o eso le parecía a él, dentro de aquellos cuatro
hierros donde se hablaba un batiburrillo de palabras sueltas)
.- ¿te imaginas que en
España encontramos a mi familia?
.- ¿te imaginas que no sabes ni donde
vivías?
.- pero sería estupendo
.- pues vámonos a Senegal y nada más poner
el pie en tierra, seguro que nos llevan a la cárcel y yo allí, seguro que
conozco a casi todos
.- desde luego, tú eres
un agorero ¿Qué trabajo te cuesta soñar por un momento?
.- perdona, tienes mucha razón. Algún día
recordaras y si estamos cerca, mejor que lejos
.- lo dices con miedo.
No te preocupes, somos hermanos
.- los hermanos pequeños, nunca miran
hacia atrás, cuando ven un camino ilusionante llamado sueño
.- yo nunca olvidaré
estos meses
.- ni yo rapaz, ni yo
Ellos dormían a pierna suelta sobre un
colchón de redes. Cuando el sol estaba empezando a despuntar, el puño de Guzmán aporreaba con fuerza las
metálicas compuertas de carga.
.- qué ¿os vais a decidir ya?
.- cállate, pesado
-Una carcajada en coro se produjo en
cubierta, lo que enfureció aún más a Guzmán –
.- espero que paséis un buen día,
seguro que mañana a la mañana se os ha pasado la tontería
-Un golpe seco advertía que una barra
de hierro había sido atravesada en la entrada, con el fin de que nadie pudiese
entrar o salir de la bodega –
El cielo estaba totalmente
despejado. Ni una sola nube se acercaba
para evitar por un instante que los rayos del sol penetrasen en las chapas
oxidas.
Con el sol de al medio día cayendo de
plano, aquello parecía una olla a presión. Ni una abertura quedaba por la que
entrase el aire. El sudor emanaba por cada poro de su piel y la consciencia se
disipaba a consecuencia de la deshidratación.
Samuel tumbado sobre unas cajas de
madera, no daba crédito al aguante que
tenía aquella mole de piel oscura. Weza permanecía desnudo en el centro de la
bodega de pie con las piernas abiertas y los brazos en cruz, cabeza erguida con los ojos cerrados inmóvil, justo allí donde daba el único rayo de luz
que se colaba entre el marco y las hojas de las compuertas de carga, provocando
en su cuerpo empapado una reflexión de
brillo intenso.
Unas ratas aprovechaban para roer los
cachos de pescado seco que habían quedado entre los nudos de la red. Sus ojos se abrieron, dos pasos sigilosos
hacía su derecha y su mano en posición se lanzó con rapidez y eficacia sobre
una de ellas como si de una serpiente se tratase. Un ruido – crack - los huesos de la cabeza del roedor habían
quedado reducidos a añicos. Hincó sus dedos en la piel grisácea y con otro
gesto brusco la rata quedó desollada, quedando la piel colgando de las patas
traseras y el rabo.
.- toma un cacho, está fresca
.- lo siento no tengo
tanta hambre
.- el día va a ser largo, hazme caso
Weza arrancó con los dientes un
cacho de carne de la parte del lomo, la puso en su mano, luego extendió su
brazo hacia él.
.- cógelo
Samuel dentro de su perplejidad, lo
cogió con la punta de os dedos y se lo llevó a la boca tragándolo sin
masticar. Su garganta pareció
suavizarse.
.- toma un poco más, pero mastícalo, no
te de asco, es la única manera de quitarte el estropajo de la boca
¿Cómo podría masticarlo sin sentir asco?
Pero era la única forma de hacer más llevadera aquella tortura.
Woww!! tremendo, Carlos. Seguiremos pendiente.
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