Volvieron al jardín. La chiquillería se había ido.
El silencio reinaba y
las mesas se comenzaban a ocupar por matrimonios.
.- nos deberíamos ir a vestir decentemente
.- sí, aquí ya no
pintamos nada
.- pero antes de subir pasaremos por recepción
Cogieron unos trípticos de publicidad
del hotel para saber a qué actividades podían recurrir y pasar esos días
entretenidos.
Pero si había de todo. En la planta inferior, tenían por el día
gimnasio, sauna, masajes y a partir de las doce, dos discotecas con
distintos ambientes.
Pues nada, después de la cena, estarían
un rato en la habitación tranquilos y bajarían a escuchar un poco de música y
ver que gente se movía en la noche de aquella ciudad.
Según bajaron, a unos metros del ascensor un
rótulo de neón. -Protegiendo la entrada
dos señores elegantes-.
Nada más entrar, advirtieron que
casi todo eran matrimonios, música
melódica, mesas demasiado bien adornadas
y mecha seriedad. Pero pensaron –hombre todavía es muy pronto- sentados se tomaron una copa y pasado un rato
largo se dieron cuenta que aquello no era de su agrado, además no se sentían
cómodos por ciertas miradas que parecían invitarlos a marchar.
Salieron de allí
escopetados. Preguntaron a los señores
de la entrada por la ubicación de la otra discoteca.
. –Justo al fondo del
pasillo-
Aprovecharon para ir viendo donde se encontraba el gimnasio. Antes de que llegasen eso ya pintaba de
otra manera. La gente joven se
agolpaba en la puerta para entrar. La
música se oía con fuerza desde el pasillo
y un par de tipos con la cabeza afeitada y cuerpos musculados
controlaban el acceso.
.- mira Weza, esos son
como tú
.- calla canijo, yo soy especial
.- sí, -lo miró de
arriba abajo y añadió- .-tú eres negro
Weza echó mano al bolsillo y mostró
la llave de la habitación. Eso fue
suficiente para que les brindasen la opción de pasar sin esperar. Nada más cruzar unas gruesas cortinas
una especie de bofetón sacudió sus ojos y oídos, resoplaron y entre el bullicio
fueron hacia una esquina de la barra, donde estar tranquilos hasta hacerse al
ruido y los destellos lumínicos.
Tras unas copas, decidieron bailar un
rato, nadie los conocía se sentían libres de todo incluso de ellos mismos.
Hicieron el ganso hasta que los pies no aguantaban más. Weza, echó el brazo por encima del hombro de
Samuel para llevarlo a por la última antes de irse a dormir.
En la esquina de la barra, pidieron otra copa
y entonces un chaval con pinta de macarra se acercó a ellos.
.- ¿os apetece algo? Speed, coca
Samuel al ver la cara
que puso Weza, se acercó a él y le dijo al oído: .-hoy no nos apetece, mejor otro día si eso hablamos.
-se alejó buscando otros
clientes-
.- ¿qué le has dicho?
.- nada que no nos
apetecía y punto
.- mejor vámonos, no sea que vuelva a
insistir y haya que dar un tirón de orejas a ese niñato
.- si vamos que ya estoy
cansado.
En aquel hotel de gente refinada e
hipócrita, donde el dinero tapaba las interioridades de cada uno, ya tenían de
que hablar. A la mañana siguiente eran la comidilla, de refinados comentarios.
Ellos estaban a lo suyo, durmiendo a
pierna suelta, esperando la llegada de Ricardo que se presentó a media mañana
para llevarles ropa nueva y hacer las fotografías para poner en la
documentación.
.- pasa Ricardo, ¿te
apetece tomar algo?
.- no, nunca bebo, el alcohol es
mala compañía
.- perdona, no tiene por qué ser alcohol
.- no hay nada que perdonar. Un zumito fresco sí que me apetece
.- espera que pido un
desayuno para tres, mira que ayer bebimos poco, pero tengo el cuerpo hecho un
asco
.-vete a duchar, que hueles a tigre. Ya voy pidiendo yo el desayuno
.- si mejor
.- es buen chaval este Samuel
.- sí, ya lo irás
conociendo, es de los que no te fallan
.- ya me dijo D. Fernando que
haríamos buenas migas. A mí, todos me miran de reojo pero me da igual, cumplo
con mi trabajo y así mi madre no tiene que ir a fregar, bastantes disgustos le
di ya en mi adolescencia
.- por eso con nosotros no te preocupes,
si en algo te podemos echar una mano, cuanta con ella
.- ¿de qué habláis?
.- de nada, que dice D. Fernando que te
falta un hervor
-Samuel puso un gesto de incomprensión- En
ese momento llamaban a la puerta para
dejar el desayuno. Prefería comer algo antes que plantearse las dudas del
porqué de ese comentario de D. Fernando.
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