Al hotel entraron por la puerta de atrás y subieron a su habitación en
el ascensor de servicio.
.- yo que vosotros, me pondría el albornoz si llamáis al servicio de
habitaciones. Todo está pagado, mañana
se os traerá ropa con la que no desentonar.
-El chófer se fue sin más
explicaciones-
.- este tío en imbécil
.- un poco sí que parece
-oyeron voces en el pasillo, se asomaron
discretamente-
.- puf, no me extraña, que lujo. Si nos ven con estas pintas,
directamente nos echan o llaman a la policía
.- nos damos un baño, nos vestimos con el
albornoz en plan cómodo y llamamos que nos traigan algo, tengo el estomago
pidiendo algo a gritos
.- fíjate que cacho camas, televisor, mueble bar. Esto tiene que costar
una pasta
.- tú investiga, yo voy a bañarme
.- luego voy yo
.- mira Weza, esta bañera es más grande que
un bote del Bahamas. ¿Para que serán tantos frascos? Champú, gel, sales,
-una vez aseados y bien afeitados, leyeron la carta que había sobre las
mesitas-
.- aquí no hay quien se entere
.- ¿Qué te apetece?
.- unos huevos fritos con chorizo
.- no
fastidies, algo más chic, espera ya llamo yo
-weza descolgó el teléfono-
.- quieto, ¿cuál es el número de
habitación?
.- no sé, sal al pasillo y lo miras
.- quinientos doce
.- vale. ¿Servicio de
habitaciones? Suban a la quinientos doce dos revueltos de
setas con gambas, un solomillo a la pimienta y merluza en salsa verde
.- ¿algún vino en especial?
-Weza se quedó sin saber que
decir-
.-
el vino lo dejo a su elección
Pasado un rato llamaron a la puerta.
Un joven vestido de pingüino, entraba empujando un carro y tras dejarlo
junto a la mesa cruzaba sus manos a la espalda
.-
¿qué esperas?
.- a que se sienten para servirles
.- no, no, ya nos servimos nosotros
-el joven se acercó a la puerta y allí se volvió a parar de nuevo-
.- ¿y ahora qué pasa?
.- ya lo entiendo, lo siento, perdona, solo manejamos billetes de
quinientos, así que mañana por la tarde subes y te llevarás una buena propina
.- muchas gracias –y por fin los dejó solos-
Con cara de satisfacción se sentaron frente a frente a la mesa,
levantaron las tapaderas de aquellas inmensas bandejas y su gesto tornó en
decepción.
.- ¿y esto?
.- bonito queda, pero aquí deben de pensar
que somos pajarillos
.- mucha bandeja, pero poca comida
.- bueno esperemos que al menos esté rico
-Buenamente se repartieron aquellos cachitos de arte abstracto y se
sirvieron una gran copa de vino-
.- ¿Qué te parece?
.- prefiero la cocina de Patrick, ese sí que sabe hacer la salsa verde,
contundente, esto parece agua de fregar
.- al menos el vino está cojonudo
.- pues habrá que probar una cosa
.- ¿a qué te refieres?
.- ya verás luego te cuento
-en cinco minutos las bandejas estaban que no
hacía falta ni fregarlas-
.- y ahora el postre
.- se nos olvidó pedir postre
.- allá en la cárcel, coincidí
con un españolito, decía que era de la
mancha. Siempre de postre cogía el vino
y se echaba cachos de pan en el vaso. Siempre decía que se llamaban angelillos
y que estaba buenísimo
.- pues vamos a ver, todo sea por llenar la
barriga
Efectivamente estaban buenos aquellos angelillos y habían servido para
aplacar el hambre.
.- voy a echarme un rato, le voy a dar una paliza a este colchón…
.- vamos a poner el televisor a ver qué
pasa en el mundo
-Samuel iba pasando los canales de uno en uno-
.- si ves algo que te guste lo dices
.-para, para, déjalo ahí
.- ¿esto? Pero si esto es de niños
.- ¿de niños? Tú que sabrás, no
hay nada como los dibujos animados. Yo
es que me parto, que bestias.
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