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martes, 11 de julio de 2017

Injusticia "16"




       Al amanecer, Weza subió a cubierta, se situó frente a la escotilla,  puso el arma en el suelo junto a sus pies y esperó paciente a que el resto apareciese.
     Los hombres fueron saliendo y situándose frente a él cabizbajos, no podían entender  que después de tantos años, Weza se hubiese saltado las normas.
      Samuel intentó acercarse a  su amigo.    Dos de los hombres lo empujaron contra unas cajas.
     .- si te mueves de ahí te volvemos a tirar al mar
      El último en aparecer fue Guzmán, con gesto serio y mal humorado.
      .- No esperábamos esto de ti. Sabes las normas, elige un lugar donde abandonar el Bahamas y  comenzar de nuevo.  Allí  te acercaremos a la costa y sentiremos tu partida.
      Samuel intentó adelantarse.-  ¡no es justo!
          De un empujón volvió a caer sobre las cajas.
    Weza se agachó, cogió el arma y la tiró con fuerza al mar.  En voz alta dijo.-  España. -Luego agachó la cabeza y se bajó a su camarote a recluirse hasta que llegase el día de desembarcar-
      Samuel se fue al encuentro de Guzmán, para intentar explicarle lo sucedido.
.- no tienes razón, él no ha hecho nada
        .- déjame en paz, es demasiado duro este momento como para darle vueltas
.- pero es que él no ha hecho nada
        .- ¡que lo dejes!    – dándole un manotazo el pecho para apartarlo de su camino –
             Se fue hasta la sala de maquinas, hoy los motores estaban apagados.   Intento explicarles lo ocurrido, pero hicieron oídos sordos.     .-déjanos en paz
   Estaban demasiado contrariados con lo ocurrido como para escuchar justificaciones sin sentido. Sabían que solo era una forma de salvar a Weza de ser expulsado. A él lo mismo le daba comenzar en otro sitio, como si lo querían de nuevo tirar al mar.   Samuel haría cualquier cosa por su genio y devolverle todo lo que había hecho por él.

      Era imposible hablar con nadie del tema. La cabeza parecía quererle explotar, tenía que hablar con él, pero ¿Dónde se había metido?   Recorrió el Bahamas palmo a palmo, no podía ser que una cosa tan grande se hubiese esfumado.
        Bajó las escaleras que conducían a la bodega.     Se sentó en la penumbra pensando en aquella injusticia que el mismo había provocado.      Puso sus antebrazos sobre una caja  y  barrió con todo aquello  que se encontraba que se encontraba a su alcance.
     Estaba derrumbado, necesitaba oír aunque fuese por última vez su frese preferida  -zagal esta noche toca- pero el silencio era lo único que sus oídos percibían.
    Con una tiza, sobre aquellas tabas comenzó a escribir la verdad de lo sucedido.     Alguien bajaría y  al leerlo se daría cuenta del error, luego cogería un bote y se dejaría a voluntad de las mareas hasta donde el destino quisiese llevarlo.






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