Se acercaba el día del cumpleaños de
Susana y unos días más tarde de este, el
cumplimiento de los tres meses acordados.
La vida seguía su curso, ni cuenta de que se
aproximaba ese momento. D.
Fernando los mandó llamar, quería hacerles un encargo muy especial, por lo que
Ricardo los recogió para llevarlos a comer a su casa.
-entraron por la puerta de servicio-
.- ¿no están sus hijas?
.- no, hoy comen en casa de una
amiga
.- a sí, algo de eso hablaban el sábado
pasado con Paula
.- esa sí que está como
una cabra
.- pero es maja
.- vamos dejaros de rollos
.- como sabéis, mi hija está empeñada
en que unos peludos actúen en su fiesta y también sabréis que dos días después
acaba la palabra dada. Quiero que la fiesta la organicéis vosotros.
.- ¿y sabremos hacerlo?
.- tenéis una semana por delante,
también Ricardo os echará una mano. Por
la mañana, mi esposa y yo nos iremos de viaje y cuando volvamos, quiero ver la
casa y el jardín, tal y como la dejamos
al partir
.- vaya marrón
.- ¿y por qué yo?
.-
los tres y no hay más que hablar, ahora vamos a comer ya lo he hablado
con mi esposa y está esperando en el
salón.
-lo que no entendían era al porqué de
aquella comida-
La esposa quería saber en qué manos
dejaba su casa. Ya los conocía, pero no lo demasiado para irse tranquila.
Empezó a hablar del viaje que iban a
realizar. Hacía años que lo tenían programado,
pero por unas cosas y por otras, siempre se había pospuesto para otra ocasión.
Una semana recorriendo el litoral gallego,
con una parada especial en Finisterre para llorarle al mar y de vuelta visitar
Santiago para rezar al apóstol.
Para Susana todo tenía que ser una
sorpresa, la madre junto con Judit, organizarían la fiesta como cada año lo
hacían, contratando el bufé y actividades para la tarde en la piscina del
hotel. Cuando volviesen a casa todo
debía estar preparado para la gran noche.
D. Fernando hablaría con un par de
padres, para que al recoger a los amigos en el hotel, los llevase hasta su
casa, sabiendo que esa noche dormirían allí.
Ricardo las recogería a ellas y algún
imprevisto les haría llegar un poco más tarde, así todo estaría a punto para la
gran fiesta.
Susana y Judit, no podían creer que sus
“nuevos” amigos, no fueran al cumpleaños. Todo por un viaje de trabajo. Que fastidio, ellos no podían aplazar la cita
para otro día.
A las doce de la mañana, los padres
salían de viaje dejando en casa a dos malhumoradas hijas, que veían como aquel
día que debía de ser tan especial, se había ido torciendo para acabar en un día
más.
- Después de comer, Ricardo las recogía para
llevarlas –
.- vaya mierda de cumpleaños
.- pero si tenéis fiesta en el
hotel
.- de todo lo que he pedido, nada y
todo por culpa de mi madre. Tengo unas ganas de irme de casa
.- no digas eso, no tienes razón
.- yo no digo nada, también se
podían haber ido de viaje mañana
.- por lo menos eso
Al dejarlas allí, Ricardo se sentía mal,
las crías tenían razón, pero él que podía hacer.
Cuando volvió a casa los camiones ya estaban esperando
para descargar y comenzar a montar todo:
el escenario, el equipo de sonido y luces.
A un lado una barra
donde saciar la sed a base de todo tipo de granizados combinados y al fondo una
gran tienda de campaña con el suelo cubierto de colchonetas para todos juntos
acabar la noche.
Weza, Samuel, los camareros y los
componentes del grupo, una vez relazadas las pruebas y quedar todo dispuesto,
cenaban juntos en un restaurante cercano.
A la hora acordada, los padres de los
chicos y Ricardo esperaban en la puerta del hotel para recogerlos.
Inesperadamente allí se presentaron D.
Fernando y su esposa, habían cambiado el billete de avión para la mañana
siguiente. En la sala donde se
celebraba el cumpleaños, la música paró de golpe. El matrimonio entró y juntos
dieron un gran grito.
.- FELIZ CUMPLEAÑOS
-Susana corrió a abrazarlos –
.- estáis aquí, este es el mejor regalo,
gracias
.- ahora vamos a la cafetería y nos tomamos
algo los cuatro juntos, que ya eres mayor de edad
.- ¿con alcohol?
.- no te confundas
-Así
harían tiempo para que al llegar, estuviesen preparados para recibirla-
Todo oscuro, en silencio. Al encender la luz, allí sentados estaban
Black & White, como ellas los llamaban cariñosamente.
.- ¿pero qué hacéis aquí?
.- ay papá que alegría
.-pero no llores
-ellos se levantaros para
abrazarla-
.- tontos que sois tontos, dejarme en
paz
Ricardo corrió las cortinas de
los ventanales que daban al jardín, los focos se encendieron lanzando sus haces
de luz hacia el cielo ante un gesto de incredulidad y antes de que esos haces
se concentrasen en el escenario unos acordes de guitarra comenzaron a sonar.
Lo chillidos de aquella loca
eran insoportables, corrió al jardín, se movía por el césped sin sentido como
un muñeco al que le acaban de dar cuerda. De repente quedó sentada en el centro, mirando
embobada hacia el escenario.
Una hora de actuación y el
vecindario pudo descansar en paz. Los jóvenes, todos metidos en la tienda
fueron aguantando el sueño, hasta que como luciérnagas el cansancio, uno a uno
los fue apagando.
Mañana de descanso para todos, nadie iría
a recoger nada hasta la tarde.
--------------------------
A
la vuelta del viaje por tierras Gallegas, el contrato de tres meses había
expirado. D. Fernando los volvió a llamar y de nuevo se
encontraron sentados a la misma mesa las cinco personas de la vez anterior,
pero esta vez con un motivo muy diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario