A las seis en punto un toc, toc, los ponía
en guardia.
.-
adelante ¿ha venido usted solo?
.- hay cosas que se deben de hacer en privado
.- ¿le apetece tomar algo?
.- no gracias, vamos a sentarnos
.-
pues usted dirá
.- os voy a encargar un trabajo nada cómodo, con mucha responsabilidad y
pocos amigos.
.-
perdón que le interrumpa. Yo no importo,
no tengo nada que perder. Estaré seis meses o un año a su servicio, pero a Samuel,
búsquele un sitio sin riesgo y legal
.- a mi no me importa
.- tú calla. Desde luego que será
un trabajo legal, viniendo recomendados por Guzmán… mejor no correr riesgos
.-
ahora ya me quedo más tranquilo. Con su
permiso voy a coger un refresco
.- yo me pondré un coñac ¿Desea que le
ponga algo?
.- no gracias. Ay, ay Samuel cuanto te queda por aprender
.- ¿a qué se refiere?
.- a nada, son cosas que solo las
enseña la edad
-Weza
movió la cabeza al tiempo que emitía un suspiro de “que se le va hacer”-
-Samuel lo miró con un gesto de disculpa y se
agarró a un zumo, desechando la idea del coñac-
.- ¿os veis capacitados para realizar un trabajo de gran
responsabilidad? Solo espero la mitad de la lealtad que profesáis a Guzmán.
.-
tiene mi palabra –besándose la uña del dedo pulgar-
.- y la mía –imitando el gesto-
.- bien, quiero que sepáis que tendréis en contra a todos esos trepas
que estando trabajando en mi empresa durante años, siguen en el almacén o en
las oficinas y que se creen
imprescindibles. No sé, tal vez el
único que se lleve bien con vosotros sea Ricardo, mi joven chófer al que también miran todos por encima del
hombro.
.- ¿y por qué?
.-
caaalla
.- porque para ellos es un puesto de privilegio.
No tienen ni idea de lo que es estar las
veinticuatro horas del día pendiente del teléfono, disponible cada momento para cualquier emergencia.
.- gracias por aclarárnoslo, las apariencias engañan y he de reconocer
que a mí me había parecido un niñato
.- ¿Ricardo? ¿Un niñato?
Pudiera ser, pero es buena gente, de familia pobre y muy honrada. Su
abuela sirvió muchos años en casa de mis padres. Una
segunda madre y yo intento ser un hombre
agradecido.
.- pues a mí me parece bien
.- a lo que íbamos. Vosotros dos
viviréis en mi casa y os alojareis en la
zona del personal de servicio.
Vuestra
misión será la de acompañar a mis dos hijas y protegerlas como si de vuestras
hijas se tratase.
.- ¿pero que son, muy pequeñas?
.- ahí está lo malo. Tienen quince y diecisiete años y no quiero
que se metan en cosas anómalas, bueno vosotros ya me entendéis. Os tendréis que ir ganando su confianza,
saber lo que hacen y conseguir incluso que os cuenten aquello que jamás me
contarían a mí
.-
yo no le prometo que esto salga bien, su libertad está por encima de todo
.- me he debido explicar mal. Quiero que sean libres, pero prudentes
.-
le advierto, si acaso llegásemos a conseguir que nos cuenten algo, cosa que
dudo, tendrían mi palabra de que usted de mis labios no lo iba a saber y mi
palabra es sagrada
.- lo entiendo, por eso quiero confiar en vosotros
.- tengo un jaleo en la cabeza que no me
estoy enterando de nada ¿Pero nosotros
que tenemos que hacer?
.-
nada, solo hacernos amigos de dos adolescentes que seguro que están locas, como
todas
.-puff, que follón. Bueno, bueno, por
intentarlo. Pero yo no lo veo claro
.- esa es la aptitud. Intentarlo, con eso me daré por satisfecho.
Mañana se os harán las fotos para la
documentación. ¿Sabréis conducir?
-Los dos quedaron callados-
-él se dirigió a la puerta-
.- bueno le diré a Ricardo que os de unas clases por el polígono
industrial una vez estéis documentados.
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