martes, 30 de marzo de 2010

Tambores lejanos


Hoy suenan en mi mente, ensordecidos por la distancia y los recuerdos de la semana santa de mi ciudad natal; Esos tambores a los que me unía la tradición, ese estruendo al abrir el balcón de mi casa el día de viernes santo, muy temprano, en pijama y los ojos todavía llenos de legañas; pero que pasado el tiempo han ido dejando paso a la esencia de los sonidos más íntimos, esos que parecen pasar inadvertidos, esos que oímos palpitando en el corazón, cada año, más fuerte cuanto más lejos estamos, me refiero como no, al rugir de las horquillas de los banceros del miércoles santo, dejando caer en ellas todo su peso para encarar las cuestas que los llevaran hasta la catedral, cada vez más empinadas y resbaladizas, al mismo tiempo que sus pies se arrastran susurrando contra el suelo, como si de uno solo se tratase, para que parezca que el olivo se mece con suavidad, queriendo dormir al niño que un día fue el que hoy está orando junto a él; olivo que a veces parece revelarse cuando lo bailan, para sentirse más orgulloso y altanero que su hermano, que va anclado en el paso que le precede.
A los dos lados, pegados a las aceras resurge un campanilleo desigual, una sensación que recorre todo el palo de la tulipa al contacto suave con el suelo, haciendo vibrar el cristal de lo parte superior; dentro la cera de la vela encendida va poco a poco reposando en su base, provocando un cambio de timbre, al mismo tiempo que crea una opacidad en el sonido según transcurre el recorrido en el tiempo.
Sssssss. Silencio niños, se oye un leve golpear de metal contra el empedrado suelo, por el centro, con paso firme y moviendo el caperuz de lado a lado, observando el comportamiento tanto de cofrades como del público, se aproxima un hermano mayor, su seriedad es absoluta, toda la expresión de su cara, se representa en su aptitud erguida, y la vara resplandeciente que porta en su mano.
Todo esto no sería lo mismo si no estuviese rodeado por el murmullo continuo mientras se espera el paso de la procesión, que se entrecorta intermitentemente, al paso de ella, dejando unos silencios acompañados por el craquear que produce el pelado de las pipas saladas y el crujir entre las muelas de los garbanzos tostados.
Queridos amigos así recuerdo yo desde la distancia los sonidos de mi ciudad.



lunes, 15 de marzo de 2010

Aforados



      Muchos ciudadanos de este nuestro país, los cuales no entendemos, ni queremos entender de siglas, tan solo vemos a nuestro parecer, quien lo hace bien y quien mal, o por lo menos pone empeño en hacer cosas y quién no. Opinamos más o menos lo mismo, aunque nadie se ponga a perder el tiempo con este asusto, más allá de algún comentario, tertulia después de comer, o a la hora de no saber de qué hablar en el bar, con los amigos; al fin y al cabo no podemos solucionar nada. Me he decidido a gastar un poco del mío para escribir lo que pienso porque....................
   Últimamente, nos están bombardeando a diario, todos los medios de comunicación, con casos de corrupción entre políticos y allegados de todo índole. Los casos van saliendo uno tras otro, como cuando se descubre un tesoro, solo se ve una moneda, pero determina en que sitio hay que escavar, y siguen saliendo nuevos hallazgos, aunque como siempre los más preciados quedan en los lugares más recónditos, debido a la falta de autorización para seguir buscando, poniendo como excusa algún tramite burocrático, de esos que se pierden por los despachos. Y que nadie se crea que ahí está todo el botín, ya que en la isla de los piratas, suele haber varios escondrijos, varias fortunas ocultas y el que estén en el mismo sitio, (la gran parte en paraísos fiscales), no quiere decir que todas sean del mismo barco o navegante, sea pirata o no.
    Dentro de poco los tentáculos de la cobardía, esos que desarrollan los más “arrogantes y valentones” cuando se ven imputados en cualquier proceso, empezarán a salpicar a señores y señoras de todos los colores políticos, eso sí, todos de las altas esferas, con lo que tendrán no solo el apoyo de sus dirigentes, sino además la condición de “aforados”, por lo que solo los podrá investigar el supremo, para así dilatar más el tiempo, para terminar de enriquecerse y poder amañar pruebas que puedan comprometer a los que están por encima de ellos, para seguir siendo protegid@s.
    Para la justicia, debería de ser un agravante, cometer cualquier delito, y apropiarse de dinero público, por muy insignificante que nos parezca, mientras se está sentado en un sillón representando a los ciudadanos, sea de senador, diputado, alcalde, o concejal del pueblo más pequeño, pero aún más si se es “aforado”, para así compensar la sentencia, en caso de resultar culpable, con los privilegios de serlo; e investigar no solo a los delincuentes, también a los que encubren sus hechos, (todos son muy inteligentes, pero cuando se les pregunta, todos alegan ignorancia). Nadie se entera de nada, a nadie le sale de ojo el nivel de ostentación de alguno de nuestros representantes, o la forma de aumentar sus bienes, teniendo un sueldo como ellos mismos dicen “modesto”.
    Claro, esto nos llevaría a reformar la justicia, y para eso se tienen que implicar ellos mismos, y dejar con las vergüenzas al aire a más de uno de sus compañeros, pero alguien creo que debería proponerlo, alguien que tal vez, por llevar poco tiempo, todavía conserve la pureza y la ilusión del recién llegado, o quizás alguno de los grupos minoritarios, que con su apoyo, ayudan a la buena o mala gobernabilidad, por lo menos así sabríamos quién vota en contra, que seguro serian tantos como los que se negaron a que el patrimonio de los políticos, fuera de dominio público, es decir, todos, están de acuerdo en la teoría, pero ninguno en la práctica.
       Dice un refrán popular: “cada uno tiene lo que se merece”,
Yo, no estoy de acuerdo, ESPAÑA, no se merece esto.
¿Y los españoles? ........................... TAMPOCO.