lunes, 29 de noviembre de 2021

La Barandilla del Puente

 

   Solo, totalmente solo

con la gente alrededor.

    Consejos incomprensibles,

miradas oscuras.

    Cerradas ventanas,

 sueños Misteriosos,

turbios despertares.

    Ambiguos abrazos y besos no dados,

extraños amigos en la mente dibujados.

    Pensamientos  evasivos

anfibológicas brujas

 que su alma han enamorado.

 

   La barandilla del puente

está dispuesto a saltar.

    Lleno de luz el abismo

regalando oscuridad.

    Las ramas que se interponen

entre la brisa y el suelo

hoy lo quieren abrazar.

 

     Abajo, muy abajo,

 en el agua peleando

quiere llegar a la orilla,

nadie le tiende su mano,

aferrándose a la vida

sin haber cumplido un año.

 

        Descalzo,

 como buen suicida a la hora de partir,

olvida su desnudez

para emprender el camino.

 

    Solo, totalmente solo,

sin gente a su alrededor.

   El torso le exhala vahos

de sudor frente al rocío.

     La camisa le sirvió

para secar al cachorro,

que no le cogiera frio.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Alma Otoñal

       Los remolinos de viento,

   te envuelven con hojas secas

  entre dorados y ocres,

  entre la tierra y el cielo.

 

     Se dibuja la silueta

de vos, espigada dama

con alas de terciopelo.

      Cabellos de seda fina,

pies descalzos levitando

a medio metro del suelo.

 

      La niebla de madrugada

deja vislumbrar su rostro

al lado de una farola.

     La brisa va por las calles

silbando la melodía,

que despierta a los gorriones

pues se aproxima la aurora.

 

     Las esquinas se envilecen.

           Las balconadas gotean.

    Brilla el vaho de las ventanas

que se hacen hueco en la piedra,

quedando pegado y mudo,

el llamador de la puerta.

 

     Alma que en otoño vagas

anunciando el frio invierno.

    Pies descalzos levitando,

a medio, metro del suelo.





sábado, 27 de noviembre de 2021

El Abrazo

 


 

     Tan solo, la punta de los dedos,

deben de ejercer presión

en la espalda con dulzura.

 

      Los cuerpos se difuminan

amalgamando sus torsos,

rodeados entre sí.

 

    Los corazones se besan

fundiéndose en un latido

al compás del frenesí.

 

    Dos almas que se hacen una

creando bella fragancia

del ahora y el aquí.

 

  Tal vez, un solo segundo.

      Quizás, solo imaginario.

           Despedida en el andén

que nunca borrará el tiempo.

        Se dirán adiós las manos,

perdurará el sentimiento.




 

viernes, 26 de noviembre de 2021

Hijos del Fuego .- 07

 


 

         Tras las navidades, la nieve cubre los tejados de la ciudad;      algunos miembros de cáritas, salen a prestar ayuda a los mendigos que pernoctan en los rincones de sus calles.

           El hermano Marcos, está rodeado de personas que prestan sus servicios para purgar los pecados del pasado, queriendo lavar culpas ayudando a los que tienen menos que ellos.     Un tazón de sopa caliente y una manta, unas palabras de aliento y un hasta mañana en el aire, con la duda si lo habrá.

             Marcos desde la furgoneta mira en la distancia los pinganillos brillantes colgando de los tejados, mientras revisa los nombres de los censados como callejeros.

    El que al día siguiente falte estará seguramente en el depósito con una etiqueta atada a su pie, a la espera de reunirse con sus compañeros en la fosa común.

     En la iglesia de san Pedro, bajo sus torres mudéjares, se cobijan varias mujeres; entre algunos se comenta con desagrado el que las puertas no estén abiertas.

 

             A un aguerrido bien vestido, se le calienta la boca hablando de la labor de la iglesia.    .- el cura seguro que está bien calentito en su caserón.

 

       El resto se separan del corrillo y siguen con su labor repartiendo los tazones que en el furgón  van llenando; las mujeres se despojan de las bufandas que cubren sus rostros para llevar a su boca algo caliente que les entone el estómago antes de enfrentar la cruda noche.

 

     Todas esas noches de invierno, el mismo recorrido; no hay día que no falte alguno en la lista, por suerte esta no se va incrementando de nuevos nombres.     Siempre, el mismo hombre reniega de Dios al pasar cerca de alguna iglesia y mira sus puertas cerradas con desprecio.    Pero esa noche lo acompaña Marcos portando en el hombro unas cuantas mantas “por si acaso”, aunque ahora todos tienen la suya.

.- perdona, ¿Cómo te llamas?

        .- Fernando ¿por qué?

.- yo me llamo Marcos

       .- me parece bien

.- veo que no eres muy amigo de la iglesia

        .- ni de la iglesia, ni de hábitos y sotanas

.- me gustaría saber porqué tanto resentimiento

      .- pero yo no tengo ganas de hablar con alguien que va disfrazado

.- yo a usted no lo he insultado

        .- ¡ah! que según tú, ¿eso es un insulto? Venga mira déjalo, que hay cosas más importantes que hacer.

                  Marcos no se quedó a gusto con aquel final de conversación y decidió que eso no se había acabado.

     Así que cuando llegaron a san Pedro. Mientras el resto repartían los tazones lo apartó del grupo.

.- Fernando perdona, tienes razón. Esas puertas deberían de estar abiertas y eso hace según tú, que estos hábitos sean un impedimento para hablar conmigo.

       .- pues eso

.- yo puedo prescindir de mi vestimenta, pero no puedo abrir las puertas

      .- ¿quiere que hablemos? Pues a mí, como que no me apetece.

.- quédese aquí en la puerta y espéreme.

               --Marcos fue hasta el furgón  y tras hablar con el conductor, se refugió en un rincón.---

       Fernando vio como el furgón se alejaba junto al resto de los voluntarios, mientras él permanecía de pie junto a la puerta.       Al poco rato apareció Marcos cubierto por unas mantas y allí a sus pies dejó caer su hábito.

.- bien ya me he quitado el disfraz

         .- te vas a quedar helado con este frío

.- no creas ¿te puedo tutear?

       .- si claro, así sí, de tú a tú

.- aunque no lo creas, dan más calor estas mantas que mis desgastados hábitos

      .- vístete anda, hay un sitio que conozco y que está abierto, donde podremos tener una conversación algo tranquila junto a una taza de café

.- está bien, espero que no sea un sitio inadecuado

.- hombre, monjes no  creo yo que se vaya a encontrar muchos

      --- volvió a vestir sus ropas y extendió esas mantas sobre los cuerpos de aquellas personas que se apiñaban en un rincón---

        A unas calles de allí una taberna con un par de luces encendidas acogía entre sus paredes a eruditos del arte, pensadores, bohemios y gentes de la farándula, que allí entre el condensado humo de los cigarrillos y el olor a alcohol mantenían sus tertulias hasta el amanecer.

      .- pasa, le diremos que nos hagan una buena taza de café con un chorro de coñac, para exorcizar esta helada que hace crujir los huesos.

.- pero aquí no hay quien respire, hay mucho humo

      .- aquí lo que hay es mucha cultura.  Mira ahí hay una mesa libre, siéntate

        Solo unos cuantos volvieron la cabeza para ver quien entraba, pero nadie le dio importancia a sus hábitos.

                  -Llegó Fernando con las tazas y se sentó-

          .- bueno y ¿cómo fue que te decidiste por esa vida de monje?

.- ¿sinceramente? Y yo que sé, en el monasterio tenía su sentido pero ahora creo que da igual como vaya vestido

      .- yo creo en las personas, no en las sotanas, bueno creo que ya te has dado cuenta

.- pero ¿porqué reniegas y blasfemias contra Dios?

    .- eso es una manera de expresar mi descontento, sin más, tampoco es que tenga nada en contra suya

.- está claro que no eres creyente

     .- estás equivocado, yo salgo todas las noches a pasar frío porque creo en lo que estoy haciendo, pero hace ya años que aprendí a diferenciar entre iglesia y Dios

.- no se puede generalizar al hablar de la iglesia

     .- tampoco se puede utilizar el nombre de Dios para hablar de la iglesia

.- pero de todos los compañeros eres el único que parece se le remueve el estomago cada vez que pasamos cerca de un templo.

         .- hipócritas de mierda, la mayoría solo creen en la puta pensión que les dan como limosna y piensan que el alma se lava solo con agachar las orejas ante el régimen. Estómagos agradecidos, ellos son los tenían que estar en esos soportales, donde están muchos que no tendrían que estar.

.- mucho resentimiento veo en tus palabras

     .- cosas de la guerra, vagos recuerdos de la muerte de mi padre y personas a las que reconozco y porque tengo familia. No me merece la pena.

.- a su padre lo mataron los republicanos

      .-No, murió en la cárcel tras acabar la guerra, vendido por aquellos que se cambiaron de bando cuando vieron que la cosa se ponía fea.

.- lo siento

     .- y yo, desde entonces cada vez que paso por delante de la puerta de una iglesia es por obligación, ojala y se cayesen todas

.- pero las iglesias… no tienen la culpa de lo que hicieron aquellos hombres

      .-Mira Marcos, te lo voy a contar:    Mi padre era muy creyente al tiempo que antimonárquico, e impidió varias veces, el que fuera quemada la iglesia del pueblo cuando entraron los republicanos, sí, e incluso una vez con el cura dentro.   Pero cuando  se pidieron los informes para liberarlo, el cura, solo dijo que rezaría por su alma.

.- bueno vamos a tomar el café que se enfría.

        .- sí, mejor tomemos el café y que tú Dios me siga dando paciencia y saliva que tragar

 

-A los pocos días un voluntario faltaba a la hora de salir hacer la ronda-

                  .---- ¿alguien sabe dónde está el señor pablo?

                    .--- ese ya no volverá, lo han encontrado esta mañana ahogado en el río

          .- Satanás lo tenga en su seno

.- no parece que te entristezca su muerte

        .- ¿señor Pablo? Por los cojones

.- ¿lo conocías bien?

      .- demasiado bien, él fue uno de los que vendió a mi padre para seguir como alférez en el otro bando

.- que Dios acoja su alma

     .- por palabras como esas, también reniego de tu Dios.

 

       


 

 

 

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Enojado

 


    Hoy ya no estaré contigo

mirando las blancas gotas

que discurren en silencio

cual lágrimas hacia el cuerpo.

    Te pensaré en una nube

o en un silbido del viento,

y sentiré la caricia

de mis dedos en tu pelo.

 

    No quiero ver velatorios

con llantos de cocodrilo,

ni oír palabras fingidas

 alabanzas de cumplido.

     Ni sermones en la iglesia,

ni desfile en procesión,

estaré allá, a lo lejos

rezándote mi oración.

 

     No me pidas que me acerque

andando hasta el cementerio.

    No quiero escuchar la tierra

golpeando la madera.

    Me quedo con los susurros

que de gozo me llenaban

al finalizar la apnea.

 

              Para qué decir adiós.

         Para qué sentir tristeza.

    Lágrimas blancas al aire,

que junto a rayos de tu luz

nos recuerden  tu belleza.




 

martes, 23 de noviembre de 2021

Entre los dedos.

 

Noches de manos cogidas

entre sueños de algodón,  

luz de la luna menguante

entrando en la habitación.

 

    Regálame una sonrisa

al acariciar tu frente.

    Al rozar con mis pestañas

tus mejillas blanquecinas,

quiero sentir el aliento

susurrando melodías.

 

   Por una mirada ausente.

        A cambio cierro los ojos

    y que no los veas brillar,

recuérdame sonriente,

tu sueño, no he de turbar.

 

       Yo te ofrezco compañía.

   Pongo la mano en tu pecho

siento tu respiración.

     Con un suspiro entretienes

un balanceo en tic tac,

de los raíles de un tren

que no para de avanzar.

 

      Quien dijo que la lluvia,

no entiende de poesía

      Quien imaginó la frase

de que las nubes no huelen.

     Por qué sol, ha de ser hombre

y la luna ser mujer.

     Porqué la mar y la tierra

no son simplemente playa

donde poderse querer.

   Donde abrazarse en la noche

sin miedo al amanecer

 

       Cristales empañados

en los que no escribir nada.

    La persiana sin rendijas

para que no entre la luz,

abrazados en penumbra

nos recitamos poemas,

nos cantamos las canciones

que nunca, nadie oirá.

       Quedarán para nosotros

en el lento caminar.




 

viernes, 19 de noviembre de 2021

Hijos del fuego .- 06

 


 

“Artículo del periódico”;

       En una reyerta callejera entre vecinos del barrio, han resultado heridos un padre y su hijo por arma blanca.

    Se cree que los agresores son otros miembros de otro clan familiar, pero no se descartan otros sospechosos;   ya que el hijo es un conocido maleante de la zona a quien muchos ciudadanos le tienen ganas.

        A los pocos días es detenido A.G.R. de setenta años de edad y tras pasar a disposición judicial es trasladado a la prisión de Badajoz.

   Al hermano Manuel le notifican que debe incorporarse a dicha prisión con objeto de colaborar con el capellán de la misma en labores docentes en geografía e historia así como  redención de almas de aquellos descarriados malhechores.

       Los presos prefieren estar en los diferentes patios en vez de instruirse para el día en que  termine su condena y puedan volver a las calles.

      Manuel pasa celda por celda intentando convencerlos de lo bueno que sería, si saliesen con algunos estudios, pero solo unos pocos acuden a su llamada.

                   El preso que ha llegado hace unos días, sigue defendiendo su inocencia y se niega a salir de la celda donde lleva a cabo una huelga de hambre hasta que se revise su culpabilidad.     Nadie le hace caso y día a día se encuentra más deteriorado. Manuel se sienta a su lado e intenta convencerlo de que deponga su aptitud y coma, luego reza un rosario por su alma.  Tras varias jornadas, consigue que ingiera un cacho de pan que lleva oculto bajo sus hábitos e incluso durante el rosario le ve mover a veces los labios susurrando, acompañando las palabras por él pronunciadas en voz baja.

     Su relación empieza a ser más estrecha, hablan de su familia, de cómo su mujer murió hace no mucho y  que solo un hijo lo espera fuera, pero que no le permiten ir a visitarlo hasta que el juez de la orden.

  Manuel, será el encargado de llevarle cartas escondidas a su hijo y entregarle a él las que este le escriba, sin que sean leídas por los guardias.

         Para no levantar sospechas utilizan el cuaderno con el que va a sus clases de historia y como todas las tardes rezan un rato en la celda para redimir su alma,  desde hace años atormentada por algo que se niega a confesar.

            Para evitar represalias en el barrio, su hijo decide marcharse a vivir a otra ciudad, la habitación de Manuel será la dirección de remite y destinatario de las cartas entre ellos;   no tienen nada que ocultar, nada que no pueda ser leído, pero bueno ya se ha convertido en una costumbre.
          Cuando dan permiso para que reciba visitas ya está lejos y las esperanzas de volverlo a ver de nuevo cada vez son más dudosas; con poca pena que le caiga, jamás volverá a pisar la calle, su salud ya no está para aguantar mucho tiempo.

     El joven de los agredidos en aquella reyerta, se ve de nuevo envuelto en otra pelea;    las pesquisas policiales sospechan que han sido los mismos agresores de antaño, que material robado es la causa de los enfrentamientos.

     Otra tarde Manuel le preguntó cómo murió su mujer y porqué había sido escogido como presunto agresor.

        .- esta policía que tenemos está comprada

.- ¿por qué dice eso?

        .- ese muchacho junto a otros cuatro, fueron los que atracaron mi tienda y mataron a mi mujer que estaba allí sola en aquellos momentos.

.- pero eso es terrible

       .- no, eso no es lo terrible; yo denuncie a la policía pero ellos se taparon los ojos, porque el padre mueve mucho y tiene bien untados a unos cuantos, yo se que jamás saldré de aquí, porque mi sentencia está firmada y bien pagada

.- entonces por eso los intento matar, para hacer justicia

       .- no, le repito que yo no fui, ni nadie que conozca, pero era lo más sencillo para quitarme del medio

.- y tras lo ocurrido, ¿no le dieron ganas de vengarse?

      .- si pero….  

-Durante un rato de quedó callado-

        .- demasiada sangre me toco ver  y mucha sangre…

                          -su el silencio se hizo interminable-

.- recemos un poco para limpiar nuestras culpas.

       .- no, hoy no.

 

    A Manuel en ese momento se le encogió el alma, pero aquel escapulario le impedía abrazarlo.

       Se fue a al cuarto de la pensión y rezó él solo, por el alma de los dos.

        En otra de las tardes salió el tema; el tormento de lo ocurrido en el pasado se lleva a cuestas toda la vida.
       Ninguno de los dos quiso desvelar sus interioridades, solo dejaron pinceladas en el aire, trazos abstractos que expresaban todo sin decir nada.

        Cuando Manuel abandonaba la celda, pero antes de que el carcelero cerrase la puerta se volvió mirándolo:

.- algún día compartiré con usted mis tormentos y en ese momento, los dos nos despediremos

          -Manuel no se imaginaba lo que estaba por venir-

   Pasado un tiempo y tras comprobar su no culpabilidad en los delitos por los que pagaba, le dieron la noticia de que quedaba libre.

       Para qué quería ahora su libertad, sin su mujer, sin su hijo, sin nada que lo esperase, en un piso vacío y las horas en una tienda decadente con la esperanza de que algún delincuente entrara a robarle y se llevase también su vida.

     -Manuel prometió pasar a visitarlo algún día-.

                   Hacía unos días que la tienda no se habría, ni se le veía salir de casa, podría ser que estuviese enfermo.  
                En el suelo de su casa yacía sobre un charco de sangre; tenía la mano derecha cerrada y entre sus dedos rígidos una caja de cerillas.