lunes, 26 de febrero de 2024

A lo lejos

 


 

    Trasparentes alas de libélula

agitan los juncos en flor

en la húmeda madrugada.

 

     Primaverales destellos de luz

reflejan en las aguas cristalinas

ayer teñidas de rojo.

 

    Los recuerdos se marcharon

empujados por la corriente

dirigiéndose hacia el mar.

 

     La paz del remanso

hace olvidar los remolinos

que hace nada quitó las vidas

de aquellos que intentaron cruzar el río.

 

      Hoy, nadie lo intenta,

fueron convencidos

de que en la otra orilla no hay nada.

     El conformismo les hace mirar

 desde lejos el horizonte.

 

   Vendrán nuevos tiempos de rebeldía.

      Las aguas cristalinas

volverán a teñirse de sangre

en nombre de las cadenas

de la opresión.

      Cuando unos pocos

consigan alcanzar su anhelo,

se podrán oír las voces

que tiendan el puente

hacia la libertad.

 

Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)

 

 

 


lunes, 19 de febrero de 2024

Ante ti

 

     Déjame embelesarme

en el brillo de tu mirara

ahora que nadie nos ve.

     Escucha las palabras

 que siempre quedaron mudas

ante los oídos de la gente.

     Déjame besar tus manos,

secarme en ellas

las lágrimas escondidas.

 

 

Soledad del puente (Cuenca)

miércoles, 7 de febrero de 2024

Te regalé la luna

 



   Subí uno a uno,

peldaños de la escalera

para cogerte la luna.

    Estrellas fugaces

no pudieron derribarme

en el intento perpetuo

hasta conseguir mi deseo.

 

    En tus brazos la puse

para iluminar tu cara.

   La luna se volvió rosa

cuando tú te sonrojaste,

se tornó en cielo azul

al reflejo de tus ojos

impregnándose en su luz.

 

   En el firmamento lucen

las estrellas solitarias,

asomando a la ventana

sus miradas envidiosas

queriendo estar a tu lado.

     Solo la luna cogí

para ponerla en tus brazos,

uno a uno, verso a verso,

día a día, peldaño a peldaño.

 

 

                               Ojos de Gata@2024.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 2 de febrero de 2024

A dieta

 


 

 

     Con el verde me alié,

a todas horas del día.

     Para cambiar la figura

reflejada en el espejo

que en mi habitación tenía.

    Quería imitar a esas,

las  que andan en pasarelas.

    Disfrazando de cordera

a este mi cuerpo de “loba”.

    Sentirme esbelta, delgada,

como el  palo de una escoba.

 

   Me obsesioné por un kilo.

      Acomplejada en un gramo.

         Algo de aquí, algo de allá,

en todas partes sobraba

donde en realidad faltaba.

 

   Donde no quieres, se pierde.

       De donde sobra una talla

jamás se adelgaza nada.

    Hasta que pasado el tiempo

das por zanjada la guerra

con mil batallas perdidas

y solo alguna ganada.

 

 

    Ahora a mis taitantos años

miro de nuevo el espejo

sonriendo en el recuerdo

de la figura perdida.

     La gravedad hizo mella

en las formas de mi cuerpo.

       La juventud se perdió

con absurdas obsesiones,

rodeadas de lechuga

y unos viudos macarrones.

 

 

Ojos de Gata@2024.