jueves, 23 de agosto de 2018

Sofía


martes, 21 de agosto de 2018

Con permiso






Dos estrellas se juntaron para un poema escribir,
tantas cosas que contarse, que no sabías que decir.


.-A) Permita le llama amiga
  y de letras compañera.
   Permita coja su mano
   para cruzar la frontera.
   Permita volar al beso
   que ha nacido en nuestra tierra.

.-B) Permito si tú permites
 nuestras plumas compartir.
 Permito si me dedicas
 en tu poema una estrofa.
 Permito si de romero
 hacemos un ramillete
 para ofrecer a los cielos
 cuando la luna esté llena.
 Permito, pero permite,
 que juntemos nuestros versos
 junto a la luz de una vela.


Decidieron compartir
sus plumas en un dueto
que hablase de la amistad.



.-A) Hechizo claro de luna
         como corrientes de un río
.-B) Mirada profunda y verde
          como las aguas del mar
.-A) Palabras, buenaventura
          las que pronuncian tus labios
.-B) Los trinos de un ruiseñor
          que alivian el despertar.

.-A) Digamos que dije un día
          que el sentimiento a distancia
          no podía concebir
.-B) El mundo va dando vueltas
          y en cada giro encontramos
          almas gemelas flotando
.-A) Los versos que nos unieron
          viajaron sobre una nube
          derrochando su elixir
.-B)  Al fin después de los tiempos
            se funden en un abrazo,
            y se rubrican con firma
            para por siempre existir.



Ojos de gata




Virtudes




Y de nuevo desperté
 rodeada por tus brazos.
 El olor a madrugada
recorría mi espalda desnuda.
Tu aliento acariciaba mi pelo
 y tus sueños protegían los míos .

La sábana, cubría las virtudes
tan solo hasta la cintura.
Nuestros corazones juntos
se acompasaban en su latir.
Y un halo de ternura
envolvía nuestros cuerpos
uniéndolos con dulzura
como cada amanecer.

Mis pestañas te acarician
despertando a un nuevo día
y tus brazos se hacen lazo
al no dejarme marchar.
Que emoción el despertar
cada mañana a tu lado
cuando empieza a clarear.
Y levantarse esperando,
esperando cada noche
La noche que ha de llegar.






jueves, 16 de agosto de 2018

Sumisión





       Sentado a cuclillas junto a su dueño, espera paciente el paso de la tarde con la mente distraída en la nada, con el fin de no escuchar el contenido de la conversación que los señores mantienen.
               Su boca permanece cerrada, sujeta por un bozal hecho de pan duro, ingrata recompensa por sus servicios prestados.    Peto azul remendado junto a trajes de paño, distinción de quién es quién, del cómo y cuando la vida hace brotar su semilla de una Madre diferente, diversas complejidades que separan la vara de mimbre del bastón de bambú.

             La piel curtida por el sol y el polvo, pronuncia las ojeras de su rostro.    Los antebrazos tintados muestran sus abultadas venas, por donde discurre sangre de baja cuna.  Palmas de manos encallecidas por el temblar del astil de la azada, contra terrones resecos y lo cosechado, molido y tras pasar por la tahona, lo saboreen tierno los señoritos, untado con aceite y azúcar.
    Para él, las sobras requemadas de la pota de despojos. Las que dejaron los canes “raza con mayores privilegios”

        Y el señor, alza la mirada y comienza a andar.
Él, detrás, justo a tres pasos.  Una distancia aprendida de tanto llevar ramal.      El collar dejo su marca y nunca se olvidará.
     Soltero, sin pretensiones de mujer ni descendencia.
¿Para qué sembrar semilla que ya nazca como esclava?
     Para destripar terrones y ser sumiso a su amo, ya se basta él solo.
   El cochón sobre el suelo, hecho de paja “cuando esta al burro le sobra” es demasiado estrecho y delgado como para compartir en la noche.

           Acaba el día y lo oscuridad se funde con su piel.
  Hasta los sueños se duermen.
        La rutina del ayer es la esperanza del mañana y el hoy la cruz del día a día. Unos clavos a los que rezar y unas espinas con las que tejer la corona, como premio del destino.





miércoles, 15 de agosto de 2018

volver a nacer




----Si volviese a nacer ---


     A punto de cumplir los sesenta, se echa la vista atrás.
Cuentas cosas, tal vez se dejarían de hacer.    En cuantas bifurcaciones creo se cogió un camino equivocado tras los resultados obtenidos.        Semillas que se sembraron con ilusión y nunca germinaron, ya ves, al tiempo que las que cayeron sin querer enraizaron con fuerza desmedida y resistieron a las tempestades.      Decisiones erróneas o acertadas, quien sabe.
   Cuál sería mi presente si tan solo un minuto de mi vida, hubiese cambiado de polaridad la brújula del destino.
Como ser tan iluso para pensar que tan solo lo malo podría haber cambiado quedando en la cuneta, pero…
 ¿y qué me dicen de esas cosas extraordinarias que me rodean? También se habrían perdido.
    Con lo cual, me seguiré quejando de esta vida, aunque solo sea por vicio o costumbre.
           Si volviese a nacer, no sé qué haría.       Dónde me llevarían mis pies. 
           Si volviese a nacer, sería otra vida.  Otro momento, otras circunstancias.
           Las vidas son irrepetibles, pero hay algo que tengo seguro:
     A punto de llegar a los sesenta, “tal vez sin un papel delante y un bolígrafo en la mano” me sentaría al igual que lo hago hoy y pensaría.
               -Y si volviera a nacer-


viernes, 10 de agosto de 2018

Crepitar





     No hubo mejor compañía
que el crepitar de una rama,
sentadito junto al fuego
bajo la noche estrellada,
viendo como por amor
la luna cae desmallada.

     Por el amor de un almendro
que de flores se engalana,
pareciendo alzar sus brazos
para cogerla y besarla.

     Para besarla y cubrirla
con un aroma rosado
que acaricie sus mejillas
que perfile la sonrisa
en esos labios mojados.

    Labios blancos, labios frescos
sedientos de amor divino.
    Néctar de brisa marina
que se asoma al horizonte
escalando las colinas.
    Sentadito junto al fuego
y el crepitar de las ramas
nunca mejor compañía.







jueves, 9 de agosto de 2018

Angora





  Como cada noche, una vuelta al parque aprovechando la fresca, antes de ir a dormir.
      Algo, como de un salto, en forma de escalofrío se le quedó  incrustado en la espalda.    Un mareo inusual le hizo palidecer.  Avanzó sujetándose a los barrotes de la verja que rodeaba la zona ajardinada, hasta llegar a un banco que estaba instalado en la acera, donde por fin pudo dejar caer su cuerpo desmayado.
            Sus pupilas empezaron a dilatar en la oscuridad.
 Los dedos de las manos, parecían querer contracturarse hasta la punta de las uñas y después una leve caricia en la nuca la sumía en los limbos del placer.
                  Las sensaciones extrañas se fueron disipando y tras unos minutos pudo incorporarse y aún con el cuerpo destemplado volver a casa. 
      Al abrir la puerta, una nueva percepción del entorno, parecía bombardear su cerebro.      La concepción de las cosas, tomaba un nuevo matiz con respecto a su  tipo de brillo o textura.
    Elvira;     persona muy seria y de pocas palabras, tal vez demasiado exigente tanto en el trabajo como en su día a día, con la frase “lo bien hecho, bien parece” permanecía confusa.    Hacía calor, pero ella necesitaba meterse en la cama bajo un par de mantas para intentar recuperar su temperatura corporal.
   Entre tiritones, mareos y sudores fríos, fue restaurando su consciencia luego ya relajada quedó adormilada hasta la mañana siguiente.
       Algo había cambiado, ya no era la misma, todos sus sentidos se habían agudizado y su vieja realidad, se veía distorsionada por una nueva forma de percibir las cosas.
  Como siempre se levantó la primera.   Le gustaba una ducha caliente con tranquilidad y maquillarse antes de desayunar.

Su hermana Lourdes (dos años mayor que ella) era más remolona a la hora de dejar la cama.   Todos decían que era imposible que llevasen la misma sangre.     Esta era totalmente distinta, siempre sonriente, amable, alocada y bromista. Hacer lo justito se consideraba suficiente y lo que no se hubiese hecho hoy ya se haría mañana.
 Siempre con el tiempo pegado para desayunar, pintarse un poco y salir arreando.

Ángeles, su madre (viuda ya desde hace años) como cada mañana preparaba unos churros.     El día era largo y sus “niñas” no podían irse con el estómago vacío.   Al trabajo debían llegar bien alimentadas, para evitar que comiesen chupitaínas de la máquina  a media mañana.     No hacen nada más que quitar las ganas de comer.

               La cuarta integrante de la familia es la Tita Flora.  Hermana mayor de Ángeles.      Siempre fue la chacha de todos sus hermanos hasta que  fueron independizándose y cuidadora de sus padres hasta que fallecieron.     Nunca tuvo ni siquiera novio y eso que era muy guapa.       Entre todos decidieron vender la casa y las tierras para repartir el dinero de la herencia. Pues desde entonces vive con su hermana y sus sobrinas.
              Ya casi sin vista, le gusta sentarse a la mesa y ver con cara de felicidad como mojan los churros en el café con leche, mientras acaricia un pequeño cojín que ahora puesto sobre sus piernas, sustituye a la vieja amiga que hace unas semanas, desapareció sin dejar rastro.

                   -pero volvamos a Elvira-

                 Desde que se levantó, un sexto sentido parecía acompañarla a todas partes.         Nada más entrar en la oficina, hizo un repaso visual de todas las personas. De todas solo dos le inspiraban tranquilidad, el resto eran solo fachada.
      Ya de vuelta a casa para comer, era capaz de adivinar los próximos movimientos de cada transeúnte, --siendo estos totalmente desconocidos para ella-- Una sensación premonitoria del camino que cada uno iba a tomar y en que forma con bastante antelación.
   -se sentó en una parada de autobús para jugar un rato con ella misma-

.-aquel va a cruzar por fuera del paso de cebra
.-esa.  Cuidado que vas a tropezar.  Ja, ja, ja,  casi se esmorria
.- ese cuando llegue al escaparate se para a mirar
.- frena, frena, que le das
                -ZAS-
.-ya le hiciste un bollo en la aleta, vamos a sacar los papeles del seguro.

             -De pronto sintió pánico-

         Y si veía que alguien iba a morir   ¿Cómo evitarlo? ¿Se podrá hacer eso?     ¿Y si no llego a tiempo?
         Se fue para casa intentando olvidar lo ocurrido, solo eran casualidades agolpadas en un brevísimo espacio de tiempo.

           Abrió la puerta y su hermana la recibió con un hola agradable.  Su mirada se nubló, las uñas parecían querer escaparse de los dedos en dirección al rostro de Lourdes y sus dientes dieron la sensación de afilarse en el interior de su boca, mientras el bello inexistente de su espalda se erizaba.    Unos segundos de una sensación incontrolable hasta que la tita dijo: Sssss, quieta. Pasando su mano por encima del cojín a modo de caricia.

        Las cuatro se pusieron a comer, como siempre en la mesa de la cocina.
             La Tita (tal vez por costumbre) antes de sentarse, puso un platito con agua bajo su silla.  En ese momento a Elvira le entró una sed insaciable.    Mientras, Lourdes con disimulo, daba un puntapié al plato.
  -Sus miradas se cruzaron como nunca lo habías hecho-
.- ¿Qué te pasa? Preguntó la madre.
.-nada -contestó Elvira-  que hoy no tengo hambre
      .- pues hay que comer –empujando hacia ella el plato de macarrones con la punta de los dedos.

              En la sobremesa, se quedaban las tres hablando, mientras que la Tita se iba al salón a ver la novela.
    Ese día Elvira se levantó y se fue a sentar al sofá.
      Por aburrimiento se quedó dormida.     Su cuerpo fue cayendo hacia un lado, hasta quedar apoyada su cabeza sobre las piernas de su Tita, encima del cojín.
         Los dedos de la envejecida mano, penetró entre sus cabellos con una suavidad indescriptible y el movimiento de sus yemas, transportó su mente al cielo de los gatos.
          Una vez allí pensó:    ya que estoy aquí, ¿por qué no buscar a Angora?
  Angora, como su propio nombre dice era la gata blanca de pelo largo que siempre estaba sobre las piernas de Tita Flora, hasta que desapareció una noche que quedó la ventana de la cocina abierta.
      Buscó y buscó, pero Angora no estaba allí.  
De su decepción por no encontrarla, pasó a la esperanza de que si no estaba allí, es porque aún seguía viva.
  -Ojala que pronto vuelva y a poder ser poco magullada-.
Cuando despertó, la Tita estaba dormida.     Se retiró con cuidado y sonrió al ver que ella, seguía con el run, run de sus dedos sobre el cojín.

    En el pasillo, bajo el perchero, aún seguían los cuencos, que estaban vacíos.
      .- claro, como va a volver, si no tiene comida
Llenó los dos de pienso y agua respectivamente antes de mirar su reloj.
    .- uf, vaya horas.      .- Mamá, me voy que se me hace tarde.

      Por la calle volvió a percibir cosas extrañas.   Debía de hacer varias cosas en el centro pero algo le empujaba en otra dirección. Sus pasos incontrolados, la dirigieron a un solar abandonado lleno de maleza.    Su deseo era entrar, pero la puerta estaba cerrada con un candado y claro, no era cuestión de saltar la pequeña tapia.
        Confusa volvió a casa, sin hacer nada de lo que tenía previsto.  Entró y su mirada se clavó debajo del perchero. Los dos cuencos estaban de nuevo vacíos.
   .- ¿quién ha vaciado los cuencos?
       -La madre se asomó a la puerta de la cocina-
      .- hoy, te digo yo que estás muy rara
              -desde la habitación se oyó la voz de Lourdes con aire guasón-
             .- se lo habrá comido la gata
       Elvira poseída por la rabia, entró en el dormitorio y le propinó una soberana bofetada.
    – en su rostro, quedaron marcadas cuatro líneas finas y profundas, como hechas por las uñas de un pequeño felino-
              .- estás loca – gritó Lourdes-
  .- no te da vergüenza, era la compañía de Tita Flora
       -Lourdes, por un momento, dejó a un lado su gesto afable, perpetuamente fingido-
          .- ya estaba harta, siempre todo lleno de pelos de ese bicho mal oliente.

      Entonces Elvira entendió todo lo sucedido.
Fue de nuevo hasta el abandonado solar y saltó la tapia. Allí tirado estaba el cuerpo rígido de Angora cubierto de moscas y repleto de gusanos.
      Con la sola ayuda de sus manos, escavó un hoyo en la tierra para darle sepultura, la que después cubrió con un puñado de florecillas.

   Al volver a casa, se sentó en el sofá apoyando de nuevo su cabeza sobre las piernas de su Tita y se dejó acariciar hasta llegar de nuevo al cielo de los gatos.
       Ahora sí.   Angora ya se encontraba allí feliz, rodeada de otros mininos.

    Ya había atardecido. Como de costumbre salió a dar el paseo alrededor del parque, mientras su Tita Flora, sigue acariciando su cojín de pelo blanco, con la mirada perdida en la pantalla del televisor.









martes, 7 de agosto de 2018

El Mago





       Un matrimonio, ambos recién jubilados, paseaban en esa mañana de verano sin casi ninguna cosa que hacer y mucho tiempo que entretener.
          Un anciano desastroso en su vestimenta, se acercó a ellos extendiendo su mano con la palma hacia arriba.
    .- espere caballero, voy a ver que aparece por estos bolsillos.  Alguna moneda digo yo que habrá.
        .- muchas gracias y que Dios se lo pague
   .- pero que no me entere yo que es para vino
        .- bien le digo yo que esto se va a convertir en un buen bocadillo en la tienda de la esquina
    .-Eso me parece muy bien
          .- lo dicho, gracias y que les sea grato el paseo.

            El matrimonio siguió con el paseo comentando lo agradable que siempre había sido ese señor. Recordaban tiempos pasados, cuando cerraron la fábrica de cerámica y muchos como él, quedaron en la calle.  Unos con mejor suerte y otros que ya no lo cuentan.

-Un joven con traje y chistera se interpuso en su camino-
 .- Caballero por favor, piense usted un deseo.
-Él quedó pensativo-
.- por favor le he dicho un deseo no un milagro
         -volvió a pensar-
.- ¿está usted seguro?
      .- vale, ahora sí.
      Sacó de su chistera una baraja de cartas y lo mandó cortar varias veces, dejando un naipe de cada vez sobre su manga.
  .- ¿ha visto bien estas cartas? Pues recuerde el número formado en su orden
    Luego pasando su mano por la nuca de la señora, sacó una nueva carta, esta con unos números puestos al azar. 1160.      Él los miró de mayor a menor  6110.    No supo porqué, pero aquello le pareció un acto egoísta, así que su mente los ordeno en manera inversa 0116.

.-muy bien, ahora doble esta carta y guárdela hasta que yo se la vuelva a pedir.
        Nada más doblar la carta y guardarla el mago volvió a preguntar: 
.- ¿recuerda las cartas que antes han salido?
    .- si claro, el 76.352
.- pues recuerde bien este número y con esto hemos terminado. Que pasen un buen día
    .- ¿pero y esta otra carta?
.- como le dije: guárdela hasta que yo se la pida
         Sin entender nada, siguieron con el paseo. .-Vaya un truco más sin sentido (replicó la señora)

                  A los pocos días, dando otro de sus paseos, ella se paró de golpe frente a un kiosco de calle.

.- oye ¿te acuerdas de las cartas del mago?
       .- Sí
.- pues creo que ese era el número
      -allí solitario en una esquina del cristal estaba el cupón 76352-
     .- buenos días ¿me da ese cupón?
            .- ¿Cuál quiere?
      .- este el de la esquina que termina en dos
            .-pues aquí tiene, es el que me queda. A primera hora vino en joven y me compró los otros nueve y luego me dijo que este lo pusiese bien a la vista que seguro, un matrimonio vendría a buscarlo.
      .- bueno, pues hemos llegado a tiempo
               .- mucha suerte, a ver si toca

          Por la noche, el matrimonio esperaba a que por la radio dieran el resultado de los cupones premiados en el sorteo.   Demasiado sencillo para ser cierto. Por no tocar, no tenían ni el reintegro.
   .- bueno, que se le va hacer. Otra vez será.  

El tiempo fue pasando y llegado el momento se volvieron a cruzar con aquel anciano.

     .- caballero, hacía mucho que no se dejaba ver
.- por suerte me han recogido y ahora tengo al menos un sitio donde comer y dormir
             .- si señor, me alegro mucho y bien limpio que va
.- sí, al final me sonrió un poco la suerte
       .- vamos, hoy si le invito a un vino y una tapa
.- no, no señor, ese vicio nunca lo tuve, pero un refresco no me vendría mal
       .- lo que usted pida
     -en un bar cercano, entraron y sentados en una mesa charlaron un rato de los tiempos pasados-

      Tras despedirse siguieron calle adelante. Tranquilos, como desde hace tiempo las prisas no eran su inquietud.
     Un poco más adelante, volvió a situarse frente a ellos el joven mago.
.- buenos días, ¿Qué tal les va la vida?
     .- ya ve, como siempre, que no es poco
                -con una sonrisa en su rostro, la mujer dijo:
            .- el truco no dio resultado, no se cumplió el deseo
.- ¿Qué deseo?
              .- el que pensó mi marido
.- perdone, pero el deseo si está cumplido.  Demasiado fácil de realizar
               -Ella lo miró extrañada-
.- perdón, ¿conserva aún la carta que le di?
       .- sí, ya me he acostumbrado a llevarla siempre en el bolsillo
.- ¿le importaría dármela?
           .- no por su puesto, mire aquí está
.- si señor y si ordenamos estos números sale el 1610, la fecha de hoy
         .- y eso ¿Qué quiere decir?
.- que hoy nos volveríamos a ver y que para que su deseo sea permanente, me debe de dar usted 15 Euros
       -La señora alucinaba con la geta del joven, mientras el marido echaba mano a la cartera para dárselos con cara de satisfacción-
                  .- ¿y se los vas a dar?
         .- claro, para que el deseo se siga cumpliendo
                  .- tú estás tonto
.- no señora, él sabe lo que quiere
                 .- anda y ¿cuál es ese deseo?
.- eso no se puede decir, es un deseo
                         -poniendo cara de enfadada-
                 .- bueno allá vosotros, pero no entiendo nada

   Al día siguiente, la noticia ocupaba la portada del periódico local:
           
               Ayer tarde, una persona anónima, depositó un sobre que contenía diez cupones del nº.-  76.352,  en el buzón de la casa de la misericordia.  Por suerte este ha resultado premiado en el sorteo realizado en la noche de ayer, por lo que las obras pendientes de realizar en sus instalaciones,   (pospuestas tantas veces)    podrán ejecutarse totalmente para el disfrute y bienestar de los allí acogidos por su falta de recursos económicos.

      -La mujer llamó inmediatamente al marido-
         .- mira, mira, es nuestro número
.- ¿tú eres feliz?
          .- te digo que eres tonto
.- puede ser.