viernes, 25 de junio de 2021

Parchís cap. 18

 


 

         Pronto empezará el colegio Sara y hay que comprar los utensilios para los primeros días, luego ya se irá comprando lo que la maestra indique.

     Cerca de casa hay una librería que es barata y tiene de todo.   En el escaparate llevan viendo un tiempo una mochila que es súper chula.

     Berta entra directamente a la librería y se pone frente al mostrador. Mientras Sara y Parchís están embelesados con la cantidad de cosas que hay en el escaparate.

-Berta.- Vamos… Que es para hoy

-Sara.- ya vamos

---.---- qué, a por algo para la pequeña

-Berta.- claro, comienza el cole dentro de nada

           Sara y Parchís entran rápidamente al ver que el dependiente ya está atendiendo a mamá.

-Berta.- Queríamos una mochila que no sea muy grande

….--- ¿para la niña o para el gato?

-Parchís.- miauuuu

-Sara.- no, para ti no

-Parchís.- ¡MIAU!

-Berta.- tú eres muy pequeño, aún no puedes ir al cole

….--- a ver pequeña ¿cuál te gusta más?

-Sara.- a mí me gusta esa que tiene a blanca-nieves

….--- ¿estás segura?  Y ¿si te enseño una más bonita?

-Sara.- no sé

       El dependiente fue a la trastienda y sacó una metida en una bolsa, para que no pudiera verla.

…--- aquí la tengo, a ver si adivinas como es

-Sara.- no se

-Berta.- pero piensa y di algo a ver si aciertas

-Sara.- rosa o verde, con muñecas

..--- no, no, no,

        Parchís se subió de un salto al mostrador y enseguida Berta lo cogió

-Berta.- oye, eso no se puede hacer

…--- déjelo, a ver que hace

                      Parchís se puso a dar con la pata a la bolsa maullando sin cesar.

….---- tú lo has acertado

-Sara.- pero que es

….----- tachan… y aquí está la mochila

            La sacó de la bolsa y la mostró.    de un roto en la tela, salía un lindo  gatito muy "parecido" a Parchís.

-Sara.- sí, sí, yo quiero esa

          Parchís se puso a rozar su lomo en el antebrazo del dependiente, mirándolo y maullando delicadamente.

-Berta.- no seas pesado Parchís

…--- ¿tú también quieres otra?  Pero eres muy pequeño

     .-miau, miau, miau… Aquello era un  no parar

…--- espera, tengo una idea

              Volvió a ir a la trastienda. Tardó un poquito y salió de nuevo con sus manos escondidas a la espalda.

 …- si cierras los ojos te doy una sorpresa

        Parchís muy obediente se puso frente a él de pie y cerró los ojos con fuerza.

        El dependiente le puso una pulserita de cuero en el cuello como collar y de ella colgaba una mochilita de adorno unida a un pequeño llavero.

…--- ya los puedes abrir

                   Parchís intentaba verlo, pero al  no ser capaz,  intentaba quitárselo con la pata.

-Sara.- pero que guapo estás

-Berta.- para quieto que lo vas a romper

              El dependiente cogió un espejo y lo puso en el mostrador para que se viese.     Parchís quedó quieto frente a él, tan inmóvil, que parecía un precioso muñeco de peluche. Luego empezó a mover la cabeza muy lenta_ mente y a contonear su cuerpo con delicadeza.

-Berta.- que sí que estás muy guapo, pero tampoco seas tan presumido

-Sara.- ja, ja, ja, no nos hace ni caso. Gatito presumido

….----- bueno Parchís, ahora me tendrás que pagar de alguna manera

       Parchís se tumbó panza arriba para que le rascase la barriga.

…---- ¿pero esto me lo pagarás aparte?

                 Se acercó a su brazo, subió por la manga de la chaqueta hasta su hombro y le hizo una caricia con sus bigotes en la mejilla.

….---- esto me ha llegado al alma. Gracias Parchís, ya está todo pagado

-Sara.- ¿y mi mochila también?

…--- también

-Berta.- ¿Cómo va a estar tu mochila pagada? Dígame cuanto es todo

….--- con cien euros lo arregla (con una sonrisa)

              Entonces Parchís se bajó al mostrador y lo miró enfadado (MIAUUU)

-Berta.- cuidadín que sabe mucho de cuentas y este con el dinero no tiene amigos, ya ve usted

….---- bueno ¿lo dejamos doce euros?

       Con ese precio Parchís ya pareció estar conforme.

-Sara.- vamos a la calle parchís

-Berta.- ponle la correa, no venga algún coche

-Sara.- si mamá, ya se la pongo

…--- bueno pues muchas gracias y hasta cuando quieran.

-Berta.- no tardaremos mucho, ya mismo empieza el cole

-Sara.-  adiós señor y gracias

-Parchís.- miau, miau,    (haciendo un leve saludo con la patita)

….---- hasta cuando quieras Parchís.



    

 

Imagen de la red

 

 

 

sábado, 19 de junio de 2021

Rueditas.

 

     Huellas que dejan tus alas

sobre la arena al rodar,

cuando llegas a la orilla

el mar las quiere abrazar.

 

     Te invita a soñar con él

envuelta en sedosas olas.

   Nadar hasta el horizonte

para a la luz de la luna,

quedarse contigo a solas.

 

   El mar te ha visto en la playa

y en tus ojos reflejado,

quiere jugar con tu pelo

y dibujar en tus pies,

unos caballos alados.



viernes, 18 de junio de 2021

Parchís cap. 17

 


 

   Como cada sábado la noche se presenta interesante.

          Mamá y Sara se van a la cama y antes de echarse llenan toda la cabecera de almohadones.  Papá, recoge la cocina y deja colocado todo preparado para el desayuno del domingo.   (Deja todo organizado en la encimera y por la mañana se levantará unos minutos antes y en cuanto estén las tostadas ya bajan Sara y mamá, para que todo esté calentito).

    Parchís espera en el pasillo cerca del comodín donde siempre mamá deja el cuento que esa noche se va a leer.

 

    Ya se oyen los pasos y ellas se hacen las dormidas para que parchís las despierte.     Este, se sube a la cama y empieza a darles con la pata. Si están dormidas no hay cuento.

Hoy papá ha puesto un trapo cubriendo la lámpara de la mesita de noche para que haya menos luz. 

     Todos ya están en la cama y comienza la narración.

 

Hace muchos, muchos años, en un país muy lejano….

      Papá pone la voz bronca cuando está hablando el ogro y poco a poco va bajando el volumen.  De pronto un rugido hace estremecer a todos.

  Sara se abraza con fuerza a mamá y Parchís de un salto se mete debajo de la cama.  Cuando oye las risas, sale y vuelve a subirse a la cama enfadado con el mundo, el lomo levantado y mirada amenazante.

-Berta.- ¿pero te ha asustado? Ven aquí pequeño

-Sara.- ven que te hacemos un hueco entre mamá y yo

             Según se va acercando a los almohadones, otro rugido invade la habitación y él, otra vez debajo de la cama.

-Sara.- papá, que tiene miedo

-Arturo.- soy el ogro de las manos grandes

-Berta.- ven Parchís que no pasa nada

      Parchís volvió a subir a la cama y mientras se dirigía al lado de Berta, de repente dio un salto para caer justo al lado de Arturo y dar un fuerte manotazo al libro. Todos se llevaron un gran susto.  Luego lo miró y le regañó: ¡MIAU!

-Arturo.- bueno fiera, como se pone el pequeñajo.

      Antes de ponerse entre Sara y Berta, volvió a mirarlo con cara de enfadado ¡MIAU!   Todos se rieron y a él no le hizo ninguna gracia.

 

    Papá, siguió leyendo. Poco a poco fue bajando la voz y ralentizando la lectura al tiempo que miraba a Berta sonriendo. Los pequeñajos estaban dormiditos con el alma sumida en un dulce sueño.

-Arturo.- vamos despacito que yo apago la luz

-Berta.- que dulces son, si hasta parecen buenos

      Se acostaron en su cama y tardaron poco rato en caer también entre los brazos de Morfeo.

 

   A media noche algo se deslizaba apoyando sus manos en el armario.

-Sara.- papá, papá, hazme un sitio

-Arturo.- pero que haces aquí

-Sara.- porfi, que me da miedo del ogro

-Arturo.- venga no hagas ruido.   Menudo ogro estás tú hecha

      Y acurrucada junto a su padre se durmió.

          No habían pasado cinco minutos cuando parchís, muy silencioso se subió a la cama y acarició la cara de Berta con la pata.

-Berta.- ¿pasa algo? ¿Qué haces aquí?

-Parchís.- miau, miau, (tan suave que casi ni se oía)

-Berta.- Vaya dos caguicas.   Venga ponte aquí a mi lado y duérmete, pero no des guerra.

         Los cuatro ya, durmieron plácidamente sin temer al ogro hasta el amanecer.

 

      Papá se levantó sin hacer ruido. Fue a la cocina y preparó el desayuno: Café con leche para los mayores, Un tazón grande de cacao para Sara y un pequeño bol, solo con leche templada para Parchís. Las tostadas recién hechas bien untadas con mantequilla y recubiertas de mermelada.

 

-Arturo.- Vamos… que el desayuno está preparado.

           Rápidamente se pusieron las zapatillas y fueron a ocupar cada uno su sitio en la mesa.

-Sara.- ummm que rico

-Berta.- menos mal, hoy no se te quemaron las tostadas

-Arturo.- al final te quedas sin desayuno

-Sara.- ¡Jo! No aguantas una broma.

       Parchís levantó la cabeza...-- ¡MIAU!

-Arturo.- bueno fiera, ¿Qué te pasa ahora?

-Berta.- todavía sigue enfadado contigo

-Arturo.-  sí, pues te quedaste sin leche

       Parchís puso su panza sobre el bol, para que nadie se lo quitase.-- ¡MIAU! ¡MIAU!

-Arturo.- tranquilo, jolín este bicho si que no aguanta una broma.

 

  Rompieron a carcajadas y siguieron desayunando entre risas y bromas entre ellos.

    

 


Izan.

 

                                             

        Ethän, hijo de Zera

en la tribu de Judá,

constante y Fuerte en hebreo

digno de perpetuidad.

 

      También significa ser,

como lucero divino,

y como no, el chiquitín,

de rango, Martín-Merino.

 

    Rapaz de mirada limpia

que disimula escondido,

la travesura del día,

que era tan solo una broma

y de las manos, se ha ido.

 

      Amor incondicional

a esos que darán su vida

antes de verlo rozando

sus rodillas en el suelo,

y cogiéndole las manos

le harán levantar el vuelo,

para posarlo en las nubes

donde vigilar su sueño.

 

    Duerme pequeño,

duerme tranquilo,

que ahí están tus padres

para darte abrigo.



Moderación.

 

    Hola amigos; hoy me voy a meter en un charco pero solo para un momento. Un par de días y tijeretazo. Yo prefiero dedicarme a otros menesteres.

      Primero decir que dentro de mis “amistades” hay personas de todo tipo, condición social e ideología.

      Últimamente en mi sección de noticias (con respecto a publicaciones de ustedes) veo en aumento la radicalidad y el odio hacia las distintas opciones “más que nada políticas”.

     Pues bien, me considero una persona moderada (palabra maldita en estos tiempos) pero en mi navegar, la proa, está más bien escorada con dirección a estribor, porque la línea recta considero es puro conformismo.

     Creo que todos soñamos con un mundo mejor, pero en nuestro afán consumista, nos hemos acostumbrado a mirar las etiquetas, las marcas, el diseño y hemos dejado de valorar de que paño está hecho el traje.   

      Varios individuos forman un conjunto, pero que ese conjunto no esconda la individualidad y las manzanas podridas contaminen todo el cesto, porque nuestro futuro lo debemos construir entre todos. Siempre habrá progresistas y conservadores, cada uno con sus intereses.

      Vivimos en el siglo XXI, estupendo tiempo en el que vivir, si enterramos de una puta vez el siglo XX.

   Me gusta escribir y a veces denuncio en prosa o verso, situaciones que me parecen “injustas” en este mundo en el que nos toca vivir.  Porque las palabras están para eso, pero expresar opiniones.  Pero también me gusta escuchar a esos con los que estoy en desacuerdo, porque la verdad absoluta no existe y lo más parecido a ello es el punto en el que se cruzan las líneas formadas por dos verdades y dos mentiras.

C.a.r.l. (España)

domingo, 13 de junio de 2021

A quien corresponda.

 


 

    Cada día una noticia

 de almas desagradecidas.

    Desgraciados que a hurtadillas

van robando en los cajones

convirtiendo dulces sueños

en fatales pesadillas.

 

    Después de mucho pensar

y pasar la noche en vela

voy a levantar la veda.

     Pues no merece respeto

la fama de ese sujeto

que con lo de otros se queda.

 

      Hoy la música no importa

tan solo un pequeño arpegio.

     No mereces privilegio

de mi esfuerzo para nada,

que ni en tu triste morada

nadie ha de tenerte aprecio.

 

      Y te he de tratar de tú

pues “Usted” te queda grande.

     Ahora que has calmado el hambre

te nos vuelves presumido

y olvidas lo que han sufrido

los plagiados en tu enjambre.

 

      No se me suba a las barbas

quien se cree bien parecido.

       Soy pobre, pero querido.

De España es el toro bravo

y se alimenta en los prados

del país donde he nacido.

 

      Si me han de dar por… en fin.

que lo haga alguien con esmero,

no un maestrillo con dinero

que se cree inteligente,

porque le aplaude la gente

en los sitios de recreo,

donde acuden a aburrirse

 solo, por el picoteo.

 

     No te olvides que sin sol,

no se madura la fruta.

     Que cuando hay una disputa

siempre se gana y se pierde.

      Contra más corre la liebre

el galguero más disfruta.

 

       Y como tengo vergüenza…

   Quien se dé por aludido

y su nombre no lo he dicho,

es que ha tenido la gloria

de reflejarse en la historia,

por portarse como un bicho.

 

Carlos Torrijos

C.a.r.l. (España)

Vídeo de YouTube



sábado, 12 de junio de 2021

Vagabundo.



    Con  una  nube  en  los  ojos

que  le  hiciera  de  antifaz ,

pensando  que  era  capaz

renegó  de  su  pasado ,

en  comediante  inventado

luciendo  el  mejor  disfraz.

 

  Dejó  el  alma  a  la  deriva

e  interpretó  al  personaje ,

a  cada  paso  del  viaje

fue  olvidando  su  camino ,

sin  pensar  que  en  el  destino

habría  de  pagar  peaje.

 

  Nunca  dejo  de  volar

por  dar  una  compañía ,

pensando  que  cada  día

debe  tener  un  mañana ,

y  enredado  en  la  maraña

no  vio  lo  que  sucedía .

 

  Aquel  que  vivió  su  tiempo

sin  preocuparse  del  mundo ,

en  un  socavón  profundo

encuentra  su  desconsuelo ,

ya  a  nadie  causa  desvelo

su  caminar  vagabundo .

 


C.a.r.l.   ( España )

 


viernes, 11 de junio de 2021

Parchís Cap. 16

 

 

 

          En el parque todos los niños juegan, corriendo y gritando.  Parchís sobre el banco juega con la pelota y Sara quieta, con la mirada fija observa a una niña que está junto a su madre y no juega.

-Sara.- mira mamá, esa niña no juega como los demás, está sentada en esa silla y nada más.

-Berta.- está en su silla de ruedas, es porque no puede andar ni correr

-Arturo.- pero si puede jugar a muchas cosas, pero de diferente manera, no solo se puede jugar al balón o corriendo

-Sara.- y ¿yo puedo jugar con ella?

-Berta.- pues claro, ve y dile que si quiere que juguéis juntas

       …Venciendo su vergüenza, se fue acercando a ella poco a poco.

-Sara.- hola, me llamo Sara ¿y tú?

- la mamá.- ella se llama Almu, pero le da vergüenza

-Sara.- a mí también me daba vergüenza, pero ya no

-Almu.- es que casi nunca se acerca nadie hablar conmigo

-la mamá.- eso son bobadas, lo que pasa es que no saben si van a molestar

-Sara.- pues vaya bobada ¿a que no te molesto?

-Almu.- a mi no, ¿sabes jugar a las tres en raya?

-Sara.- sí pero… aquí. ¿Cómo?

    La mamá cogió un palo y dibujó en la arena un cuadrado  con el resto de rayas, hizo tres cachitos de palo y otros tres con un cacho de cartón. Luego cogió a Almu y la puso en el suelo sentada.

-Sara.- pero se va a manchar el vestido

-la mamá.- no te preocupes el vestido se lava

         Sara se puso allí al lado de rodillas y se pusieron a jugar.  Parchís que las vio, no podía quedar fuera de aquella partida. Llegó corriendo y se puso a mirar.

-la mamá.- y ¿este gato es tuyo?

-Sara.- sí, se llama parchís, es muy listo pero no sé yo si con él al lado podremos jugar.   

     Efectivamente, no había pasado ni un minuto y el ya andaba intentando coger los cachitos de cartón.

-Almu.- ven Parchís, ponte aquí,   ¿quieres que te acaricie?

     Se puso junto a ella rozando su lomo y se acomodó haciéndose un hueco junto a su tripa.  Almu empezó a acariciarlo suavemente y él parecía quedarse dormido.

     Pasado un rato pensaron en algo distinto a lo que jugar. La mamá volvió a acomodar a Almu en su silla y Parchís salió como una flecha en busca de la pelota.

    Las tres estaban sentadas y él iba poniendo la pelota en los pies de cada una para que diesen una patada y fuera a buscarla de nuevo.

     Cuando la puso a los pies de Almu, esta movió levemente la puntera del pie para darle y a Sara se le iluminó la cara de felicidad soltando un grito que se oyó en todo el parque ¡BIEN!. Desde enfrente se pudo oír la carcajada de sus padres y desde no muy lejos las risas burlonas de algunos niños.

      Sara torció el morro y miró de reojo con cara de pocos amigos.

-Almu.- no te preocupes son tontos, van a mi clase y no aprueba ninguno y me tienen envidia porque yo saco buenas notas

-Sara.- yo aún no voy al cole, pero mi mamá me enseña las letras y los números.  Me gusta mucho estudiar

     Entonces Parchís se paseó delante de ellas y soltó un miau con aires de interesante.

-Sara.- es que Parchís también se las sabe

-Almu.- como ¿Qué el gato se sabe las letras?

-Sara.- sí y los números, verás.

         Fue a llamar a sus padres para que se acercasen al banco y estar todos juntos.  Venían hablando de cómo hacerlo para que Almu viese todo lo que sabía Parchís.

..- Buenas tardes, ya vemos que os habéis hecho amigas

-la mamá.- sí Sara es muy simpática

       Papá  sacó del bolsillo un papel y un bolígrafo.

-Arturo.-a ti te toca poner en este papel las letras y recortarlas en cuadrados

            Almu se sintió agradecida por el encargo y fue poniendo letra a letra todas las de abecedario en aquel papel.  Luego cortó el papel en cachitos dejando una letra en cada uno de ellos.

-Almu.- ya está y ahora qué

-Berta.- ya verás

     Entre ella y Sara, fueron poniendo los papelitos en el suelo, mientras Parchís miraba fijamente según los iban colocando.

-Sara.-  parchís, dile a Almu donde está la O

     Se dio una vuelta por las letras y se paró poniendo su pata sobre el papel que tenía escrita esa letra al tiempo que su miau, sonaba con chulería.

       Almu y su madre se pudieron a aplaudir de manera espontanea.

-Almu.- a ver parchís y la R.

         Se repitió la misma operación y tras su acierto el aplauso volvió a sonar entre risas.

         Al oír tal algarabía, los niños que antes se reían se acercaron expectantes a ver qué pasaba.   Tras ver lo que estaba haciendo parchís unos minutos, bajaron la cabeza y se fueron.   Pero esta vez, al pasar por detrás del banco se pudo oír una voz.-.— Hasta mañana Almu, nos vemos en clase.

 

 


martes, 8 de junio de 2021

(in) Justicia.

 

 

      Silencio en la oscuridad,

los caballos en la cuadra,

calma en la hacienda maldita.

      El Cristo cubierto de oro

en el altar de la ermita.

     Murallas con sus guardianes

y un cigarro en el balcón

junto a una rosa marchita.

 

    Dama altiva, de abolengo,

nieta de aquél extranjero

que acaparaba los campos

comprados a sangre y fuego.

     Prepotente y altanera

junto a perros amaestrados,

jamás conoció el amor,

nunca practicó pecado.

     Domingos a la mañana

sin tener que confesar,

tan solo el vivir aislada

por no ver la realidad.

 

      Nubes negras que se asoman

con colmillos afilados,

descargando la amargura

que trae de tiempos lejanos,

donde se nutrió de guerras

y se alimentó de hambre,

donde abrazó aquellos niños,

brazos y piernas de alambre.

 

     Por laderas se desliza

el barro que todo engulle.

    Las piedras ruedan sin freno,

la vida y la muerte esperan

sopesando su destino.

    La suerte juega en su contra,

las cartas están marcadas

y un dado traza el camino.

 

     Sin entender de fronteras

ni mares ni de montañas,

lo que otros han sembrado,

desolación permitida

mirando para otro lado.

 

    Hambrunas, plagas, miserias,

madres parieron sus hijos

para ser esclavizados

en las cuevas de la mina,

de donde salen fortunas

a cuenta de enterrar vidas.

 

     Las balas llenas de odio

que solo abaten los cuerpos

de los hombres desgraciados

por nacer en esa tierra.


     Al levantar la cabeza

para mirar a la fiera.

     De nada sirven los muros,

de nada los centinelas,

para nada los portones

que custodiaban a la hacienda,

de nada sirven los gritos

de perdón y de clemencia.

 

      Esa tierra tiene dueños

que yacen en sus entrañas,

el agua siempre es del río

y el pan de quien lo trabaja.

 

      Cuerpos que cubren la tierra

entre moscas y alimañas.

     Regatos de sangre corren

dibujando una guadaña.

      Una mujer en su alcoba

por la avaricia engullida

esperando a que el destino

venga a robarle la vida.

 


C.a.r.l. (España)



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