martes, 29 de abril de 2014

El fiel de la balanza

  
Después de pensar, escribir, corregir y adaptar para publicar en el blog, me entran las dudas. Pero ahora. sí o sí 

      Creo que me he pasado tres pueblos. 


         Amigo se te ha ido la olla. 
     ¿Esto qué es un regalo o una putada? 
       A ver “chato”, que Lucía cumple quince años. Puede ser que le haga pensar: ¿pero qué coño quiere decirnos este? lo cual no es malo.
      O lo guarde en un cajón y piense al leer esto cuando lo encuentre por casualidad dentro de un tiempo. De una u otra manera le hará pensar. 
    Seguro, que le vendrá a la mente en algún ser querido y le haga sentirse agradecida. 
     Tal vez, al leérselo en voz alta a Raquel, entienda lo hermoso de su contenido, mejor que este incauto que lo ha escrito. 
  Al final servirá para algo, aunque solo sea para decir nada. 
                        ( Noche del 28 al 29 de Abril)
Sssss. Tranquilas, soy papá, no os asustéis.
   Ahora que estamos todos dormidos, coged mis manos y vamos; hay alguien que os quiere felicitar por vuestro cumpleaños.
          .- ¿pero dónde vamos?
.-a ningún sitio
             .- ¿y quién es?
.-nadie
                  .- ¿entonces?
.-dejad libres vuestras mentes, olvidaros de esa absurda masa que está ahí tumbada, la que os tiene presas y manteneros un ratito en silencio con migo
   A los pocos segundos, tras un leve cosquilleo en el cuello, comenzaron a oír una suave y relajante voz.
        Hola pequeñas; no soy nadie, ni tampoco nada y sin embargo soy.
· Soy la mano que acaricia vuestros cabellos al acostaros
· Soy ese masaje en las sienes que seca vuestras lagrimas
· Soy esos labios que os besa en la mejilla para deciros buenas noches
· Soy esa luciérnaga resplandeciente que creéis ver a los pies de la cama
· Soy el oído sobre el pecho pendiente de los latidos de vuestro pequeño corazón
· Soy quien invade vuestras neuronas para que los sueños sean apacibles
· Soy el clic que os despierta cuando tenéis alguna pesadilla
· Soy la brisa tras los cristales de la ventana
· Soy la respiración que notáis en la nuca sobre la almohada
· Soy ese cosquilleo en la punta de los dedos que os hace saber que estoy ahí
· Soy ese escalofrío que os recorre la espalda por temor a no sabéis qué
· Soy eso que os rodea, tan suave y frágil como una pompa de jabón, pero que se convierte en llama rodeada de espinos si algo intenta rozaros
· Soy quien sin estar en ningún sitio siempre estaré a vuestro lado
· Ahora de nuevo a dormir. Felicidades……….. mis mariposas rosadas.
         Las últimas eses, se fueron alejando hacia el infinito como las hojas secas movidas por la suave brisa.
      .- ¿papá, pero entonces quién es?
.-la nada ha querido venir a felicitaros y regalaros lo que es: NADA
     .-pero ha sido un gran regalo
.-esa es la incógnita. ¿Cómo saber la diferencia entre lo material y lo que no tiene materia? ¿Cómo hallar su peso, cuando en el otro platillo de la balanza está lo que creemos es el todo? ¿Cómo entender que el todo, tal vez, no sea nada?
.-entonces ¿es dios?, ¿nuestro buen ángel de la guarda?, ¿quizás el abuelo?
.-yo tampoco lo sé, puede ser vuestro interior
        .- ¿nuestra alma?, ¿la conciencia?
.- podéis ponerle un nombre o no llamarlo de ninguna manera, posiblemente solo sea la nada, dentro o fuera de la nada. Lo que da todo a cambio de nada, del que nada recibimos al pedirle todo.  Ya está bien por hoy, deberíamos obedecerle para agradecerle el regalo, así que silencio; las dos a dormir. Hasta mañana, sé que os dejo en buenas manos.
 

(15 Y 19) FELICIDADES mis pequeñas
Para Raquel y Lucía 2014.

    Sabía que hoy tenía que pasar algo especial, pues bien he borrado todo lo escrito y me ha tocado recuperar aquello que he podido recordar.
     De todas formas sin ello no se iban a quedar.


lunes, 28 de abril de 2014

Felix Lopez Sanabria

       Hola tío; mañana te entierran a las diez, yo no llegaré a Tarancón, hasta la tarde.
 Ya da igual.
    No sé como ha sucedido, en que exactas circunstancias, me gustaría que haya sido plácidamente dormido y adiós.
   Es duro decirlo, pero sabes, que desde hace tiempo, considero que la muerte no es una desgracia excepto para los que nos quedamos aquí, si no un regalo, que nadie queremos que los nuestros abran, pero al que todos tarde o temprano, quitamos en envoltorio para ver lo que hay dentro.
    Esta noche te encontrarás apenado, viendo como tus seres más queridos rodean esa caja donde está tu cuerpo, sin darse cuenta que tu ya no estás allí si no sentado a su lado, acariciando sus manos para que no se les queden frías.
     Te tengo hoy que dar las gracias por tantos momentos de mi infancia que compartiste con ese mocoso iluso, y la forma en que te reías de las historias tan fantásticas que te contaba mientras comíamos.   
    Por aquellos momentos de felicidad en tu casa los fines de semana que podía acercarme en tren hasta tu casa y por tantas y tantas cosas que tardaría un siglo en escribir. Pero hoy también te tengo que pedir perdón, por no saber agradecerlo, cuando fui mayor, por no pasar a veros más a menudo, por no escribiros ni llamaros excepto de tarde en tarde, con intervalos que superaban el año.
   De todas formas sabes que siempre habéis estado y seguís estando en mi corazón, igual que yo sé que jamás os habéis olvidado de vuestro Carlitos.
    Ahora mientras todos duermen estoy escribiendo y aún no me lo creo, mejor dicho no lo tengo asumido, mañana al llegar me toparé con la realidad, con mi tía, primos y demás familia agotados por el sufrimiento y no sé como reaccionaré, quizás mi única válvula de escape sea hincharme a llorar, pero sé que allí en algún lugar estarás esperando a que llegue para que te de un abrazo y contento de haber estado contigo, poder seguir viaje, hacia el futuro que me quede por vivir.

viernes, 18 de abril de 2014

Una lagrima de agonia

    Comienzan a interrumpirse los murmullos de la gente, el paso, está empezado a tomar la curva de acceso a la calle del peso.   Entre el silencio, se dejan oír los golpes débiles, secos, acompasados de los palos de las horquillas sobre el suelo de piedra.
    Tras unos momentos de incertidumbre.    Una silueta con capuz rojo, capa amarilla y en su mano derecha, una vara metálica con una bola en su parte superior; es el jefe de paso que aparece de espaldas, dirigiendo la salida de la calle del peso.
    Luego los fieles banceros portando el paso a hombro cambiado por la parte interior de banzos y andas; debido a la estrechez de dicha salida.

     Lentamente tras un farol, aparece la talla de Juan, cabizbajo, con las palmas de las manos abiertas al final de sus brazos  extendidos, diciéndole a los mayores y nostálgicos del lugar: Aunque no la veáis con vuestros ojos desde hace ya casi cincuenta años, aquí continúa Magdalena, postrada bajo los pies de su maestro.   Al tiempo que se deja ver una mano izquierda clavada a un madero.
    Dos o tres pasos más, para mostrar a aquel hombre derrotado, con los ojos entornados bajo una corona de espinas, con la mirada perdida, como esperando la hora de reunirse con su padre.

 

   María, desconsolada, espera de pie bajo la cruz, donde los costillares de Jesús, marcan la cercanía de su agónico final.
 


    Girando paso a paso, con lentitud, encaran la cuesta pronunciada de la calle Alfonso XIII, que les hará llegar hasta la plaza mayor.
     En ese momento, María, esa mujer, virgen y madre, muestra su expresión pidiendo clemencia con las manos entrelazadas a la altura de su pecho; un gesto extremo de desolación, algo que solo una madre que ve como pierde la vida de un hijo puede entender.  Deseando detener el tiempo para que nunca suceda y rogando que se apresure el final para acabar con su sufrimiento. Sentimientos tan emotivos como las palabras de su hijo intentando alzar su mirada hacia el cielo: (Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen).
   El crucificado, casi no tiene fuerzas para mantenerse erguido, su espalda se va separando levemente de los maderos de donde cuelgan sus brazos, soportando el peso de todo su cuerpo; sus rodillas ensangrentadas y dobladas, parecen temblar con el vaivén del andar de los banceros.
     Tres golpes se oyen nítidamente, es la orden de parar, apoyar con firmeza los banzos sobre austeras horquillas y volverse a colocar por el exterior de las andas doradas, adornadas con flores sutilmente y custodiadas por cuatro tristes faroles uno en cada esquina; es el tiempo de tomar se un respiro y felicitarse por un trabajo milimétrico bien hecho.
   Continúa la procesión. Tras unos minutos, pasando las filas de cofrades con distinto color de vestimenta aparece Longinos;  ese hombre a caballo que le hundirá la punta de su lanza en el costado para acortar su AGONÍA, esa misma que da nombre a ese Cristo.
         Otra Semana Santa más,  viernes santo, acompañado por los miembros de su hermandad; ataviados con túnica amarilla llena de devoción, fajín rojo sujetando sus almas afligidas a la altura de la cintura y rojo capuz cubriendo el gesto penitente de su rostro; en el calvario, el Cristo de la Agonía, recorre entre el silencio sentido de la gente llana las calles de nuestra  pequeña y querida ciudad.

   Para Pepe Morón y familia (los Morones)

 

jueves, 17 de abril de 2014

lineas divisorias

 
                          Este año, como tantos años en mi recuerdo,
 tu cumpleaños coincide con la semana santa.
  Aunque aún quedan unos días para el 17, cuando me acosté anoche, me empezaron a llegar a la mente muchos recuerdos; intente analizar el porqué de aquellas decisiones.
  Cuantas veces tuviste que darme la opción de intentar aquello que sabías que no tendría futuro.
     Un día; se me ocurrió (ni yo sé porqué) el apuntarme a la OJE. Seguro que cuando viste después de un tiempo, la camisa azul con aquel escudo bordado en el bolsillo del pecho y la boina roja sobra mi cama, preferiste no mirar; para evitar la tentación de ir a por las cerillas y prenderle fuego con migo dentro. (pienso)
   Otro, quise ir a la banda de música; entonces (creo yo) no es que aquella formación fuera santo de tu devoción. Empecé con la trompeta y viste que yo por mi constitución física no llegaría muy lejos, de todas formas, sin embargo, te esforzaste por dejar aquel instrumento viejo y mohoso, como los chorros del oro por fuera y sobre todo por dentro.  Si mal no recuerdo lo hiciste con leche templada y perdigones, para dejar virgen, aquel metal destemplado de tanto soplido de aprendiz y me aconsejaste hacer muchas notas tenidas, para domesticar aquella bestia y que mis enclenques pulmones aguantasen el tirón.
   Otro, el mayor disgusto de todos estaba a punto de llegar.  Te puse en evidencia delante de todos; aquel cumulo de incidentes que hasta a mí, me da vergüenza de recordar. Aunque aquello mirándolo con perspectiva, sé, que cambió mi vida y forma de hacer las cosas. Lo siento, pero me alegro de que ocurriese a tiempo de rectificar.
    Ya había cometido dos errores exageradamente gordos: el antes mencionado y dejar los estudios.
  Mira que insististe una y otra vez, explicándome las consecuencias, pero todo fue inútil.
   Tiempo más tarde: ¿Cómo intentar conocerte un poco más,  parecerme algo a aquella persona que tanto admiraba?   Otra ocurrencia. Intentaría ser músico como tú.
    No solo pusiste todo de tu parte para que fuera posible, me regalaste el recuerdo más grato, que guardo de aquella época.  Un día, muy temprano, aún era de noche, cogimos un tren dirección a Valencia, madre, tú y yo;  allí me comprasteis un trovador. Era un mueble al que se ponían unas patas a rosca, para que quedase como un órgano; en realidad era un acordeón con el motor de un aspirador de aire acoplado para que sonasen las lengüetas; metido dentro de un maletón que pesaba un huevo, sobre él yo, echado, dormido, como si fuera mi cama hice parte del viaje de vuelta.
    Enseguida viste que mis dotes para la música eran un poco escasas, tenía poco oído y tú querías que el teclado no se utilizase como una máquina de escribir; lo importante no eran las faltas, (que también) si no entender lo que tocaba para poder interpretarlo. Dirigiendo mi forma de tocar, era la única manera de que yo en un futuro, me pudiese ganar la vida, recurriendo a un sustento en el que no hiciesen falta demasiados estudios y estuviese “exento” de esfuerzo físico.
    Te esforzarte por hacer que dedicase mi tiempo en aprender a hacer bajos; para tapar los fallos de melodía ya estabas tú con el saxo.
    De tus enseñanzas, salió un teclista mediocre, pero en el reino de los ciegos, el tuerto es el que más ve; por lo que te sentías orgulloso de los bajos y acompañamiento.   No solo dejaste todo y a todos por estar a mi lado y protegerme, firmaste un montón de letras para comprar aquel órgano gris de marca: Farfisa “compat de luxe” que tenía las teclas con el color blanco y negro invertido en sus dos primeras octavas y aquel amplificador musicsón  120W para aquellos graves saliesen nítidos.
    Así de pronto, empezó nuestra andadura juntos por aquellas “carreteras” de dios; en el seiscientos blanco, cargado hasta los topes. Si la memoria no me falla, era su matrícula: CU-10420.  Lo habías comprado de segunda, cuando años antes vendiste la vespa.
    Durante seis años las cosas fueron cambiando; compraste la DKW y el Tenoxi rojo; hicimos el grupo, me saqué el carnet de conducir, también el de músico (que guardo en mi cartera como una joya). Siempre juntos, vendimos bragas de cuello alto por las plazas de los pueblos y  luego madre montó la frutería.  Al poco tiempo llegó la hora de tomar una decisión dura. Tenía que tomarla solo, yo solo, sin consultas ni marcha atrás.
     Los grupos “modernos” empezaban a imponerse en los pueblos. Aquellos primeros seres abstractos que se hacen llamar representantes, empezaban a salir a la carretera.  Los músicos que estaban con nosotros, pretendían meter en el grupo un bajista y un cantante. Tú, solamente por la edad que tenias parecías prescindible para ellos, no tenían ni idea; Ay ¿si no hubiera sido por que había quien nos sacaba las castañas del fuego? Que ilusos.
   Cualquier solución iba a hacer que me vieras fracasar.  Si seguía a tu lado, seguro buscaríamos gente nueva y los nuevos tiempos nos llevarían de nuevo al mismo sitio.   Si te dejaba por ellos, tal vez el grupo funcionase, pero mi fracaso como persona sería inasumible por mi parte.
   Mi solución: irme lejos, tenía claro que la opción de volver no estaba en mis planes, pasase lo que pasase; vivir de lo que me enseñaste, no a ser el mejor músico, pero siempre luchar por ser el mejor profesional. Gracias a eso he mal vivido de la música treinta y tantos años desde que empecé a tu lado; Gracias a lo que aprendí de ti, casi nunca durante todo ese tiempo me faltó trabajo, incluso cuando estuve durante ese tiempo con el brazo inmovilizado a raíz del accidente.
     De los ratos malos, mejor no acordarse, los viví yo solo, lejos, pero tú no tenías porqué enterarte; solo quiero que sepas que cada vez que subía a un escenario, sabía que tú te sentirías orgulloso de mí y siempre que la palabra músico, salía de mi boca, pronunciaba solo tu nombre, porque para mí, la música eres tú.
    A mis diecinueve años pensabais que yo solo buscaba mi libertad; no era cierto, en casa ya la tenía.  Tú me diste todo, yo solo pude devolverte eso mismo en la música, tu libertad, librándote de mis cadenas.
    Tendré razón o no, tal vez lo hice mal, pero es lo que pensaba y así te lo cuento.
    No sé si alguien habrá tenido a alguien mejor que tú como padre; pero seguro que jamás nadie, ha sentido a su lado un mejor amigo, como el que yo tuve y sigo teniendo, espero por muchos años.
A mi GRAN Amigo
FELIZ CUMPLEAÑOS
 
    Gracias, aún te queda mucha guerra que dar, solo son 89.