jueves, 26 de agosto de 2010

melodia

      Esa noche, el cansancio se apodera de mi cuerpo, no me apetece, cenar,ni tan siquiera acostarme, por no hacer el esfuerzo de desnudarme y abrir la cama, por lo que directamente al llegar a casa, me siento sobre una almohada en el balcón.
  Acariciado por una suave brisa que se ha levantado, cierro los ojos, no con intención de dormirme, solo para soñar en nada, dejando abandonados todos mis músculos mientras escucho la radio.
    Llega a mis oídos una melodía que me transporta a mi adolescencia, a esos pueblos en los que junto a mi padre intentaba que la gente disfrutase de una velada de fiesta, en la verbena que celebraban en honor a su patrón;  Fue uno de los primeros tangos que aprendí, y con el que empecé a canturrear, como decía mi padre, siempre he tenido poca voz, pero desagradable, así que se hacía lo que se podía poniendo la intención de hacerlo lo mejor posible.
  Esa melodía no podía ser otra que: Melodía de arrabal, y después de pedir perdón, como lo hice tantas veces a D. Carlos Gardel, entre otros, por maltratar inconscientemente su repertorio, intentaré que disfrutéis de tan linda joya.


sábado, 21 de agosto de 2010

Se fueron

     
    Por el kiosco, en el que me encuentro todas las tardes, debido a su ubicación, en el casco antiguo, pasan todo tipo de gentes, diferentes nacionalidades é idiomas.
    Tanto ellos como yo, hacemos un esfuerzo verbal y de signos, para comunicarnos, bien sea porque les apetece algo de lo que allí se vende, o para aclarar alguna duda sobre la situación de alguna calle o monumento de la ciudad, el caso es que de esa mínima “conversación” todos resultemos satisfechos.
    Ahora en Agosto, el perfil cambia, entran conocidos de años atrás, que aprovechan las vacaciones para volver a su lugar de origen, y visitar a sus familiares.
    Pues bien resuelta que algunos, (por suerte no demasiados). “esos” que conocí hace treinta y pocos, cuando ellos eran quintos, y en la fiesta de su pueblo corrían las cintas a lomos de un asno que algún vecino les había prestado para la ocasión, “esos” que hace veinte y muchos, al abrigo de otros familiares que se fueron antes a dejarse el lomo par que lo tuviesen más fácil, también emigraron a otras regiones o países para ganarse el pan que su tierra no les podía proporcionar, “esos” que se sentían orgullosos, de que la gente en su puesto de trabajo los llamasen por el nombre de su lugar de origen, “esos” que montaron un pequeño negocio y el día más memorable fue aquel en que colgaron sobre la puerta el cartel con su gentilicio, “esos” que hace diez y bastantes volvían marcando la diferencia con unas cuantas (lechugas) en la cartera y con la frase típica ( a esta ronda invito yo) en el bar de su localidad, ante el asombro y las miradas de los que allí se habían quedado, al ver el vehículo que había aparcado a la puerta, “esos” que desde hace pocos vienen con la simple intención de ver si a sobrado matanza, pisto o demás alimentos naturales de los que conservan sus padres durante todo el año, "esos" que traen a la familia en un coche que hoy ya es normal, y son ellos los que miran atónitos ese tractor nuevo que ha adquirido el que poco a poco fue comprando las tierrecitas que nadie quería y unidas ya son unas hectáreas que dan para vivir decentemente y en su tierra, “esos” no se resignan a dejar de ser diferentes.
   Como iba diciendo, “esos” entran en el establecimiento con sus pequeños, y empiezan a hablar en un idioma que ni ellos entienden, queriendo exagerar un acento, al tiempo que mezclan palabras y verbos, para formar frases incorrectas tipo idioma “SIUX”. Me limito a esperar, a ver si se deciden a decirme lo que quieren, en la lengua que él sabe que los dos entendemos, pero nada, él erre que erre.
    A su lado dos niños nacidos en aquella tierra, miran a su progenitor extrañados y se preguntan: .- ¿por qué habla así?, si hace un momento, en la puerta, frente al cartel, nos ha preguntado en un perfecto castellano, que tipo de helado queríamos. Tal vez a este señor haya que hablarle así; Ellos le responden con naturalidad, en un idioma que yo no entiendo, pero se les nota la fluidez y la cara de normalidad.
    Al final uno de los niños dice alto y claro: .- queremos este y este, al tiempo que los señala con el dedo.
    Ahora viene la hora de pagar, los verdes ya no rebosan en la cartera, y para dos jodidos euros hay que buscar en el bolsillito pequeño, para contar las monedas, con la excusa de quitarse peso.
    Al irse, correctamente les he despedido con un adiós claro, solo los niños han contestado en mi idioma, solo ellos se han dado cuenta de que lo importante era conseguir el helado.

sábado, 14 de agosto de 2010

Día clave

        Siempre hay días que nos hacen pensar en algo ó alguien, recordar acontecimientos, alegrando o entristeciendo nuestro entorno, de rabia o satisfacción, dependiendo del hecho acaecido en dicha fecha, cada cual tiene bastantes a lo largo del año, y entre ellos como es natural, se encuentra el día del sant@ adjudicad@ a la profesión que le corresponde.
    En mi caso, yo se que la patrona de los músicos, es Santa Cecilia, de la que conmemoran su muerte el 22 de noviembre, fecha de la cual me acuerdo casi siempre un par de días más tarde.       Sin embargo hay una fecha, que debían de proponer como patrona de la farándula y el orquesteo, me refiero como no podía ser de otra manera a aquella que siempre se ha tenido como fecha especial, debido a la cantidad de sitios en que se celebran fiestas, y debido a la oferta y la demanda, al precio que se cobra, como si fuera el día de la paga extra, aunque últimamente la tajada se la lleven los tratantes, poniendo mil pegas y excusas de gastos no demostrados.
    Me refiero como no al 15 de Agosto, esa que a ninguno se le olvida, esa que está reservada desde el año anterior, esperando la oferta del mejor postor, esa que por firmarla más cara, te lleva donde Cristo perdió el gorro, y claro, normalmente se queda mal, pues la relación calidad precio no tiene sentido, y los gastos que uno paga de más, el otro se los gasta en el viaje, por lo que al final sería mejor cobrar menos cerca de casa, eso pensamos todos los 16 de agosto, agotados, pero al año siguiente, por unas cosas o por otras, otra vez se vuelve a las andadas.
    Es curioso, pero a partir de ahí, empiezan las marejadas; Uno empieza a dejar caer entre los compañeros que al año siguiente no sigue, que si las condiciones, que si el trabajo, las dietas, en fin todo desemboca en un septiembre de caras largas, cada cual se cree el mejor, y por lo tanto imprescindible para que eso funcione, y al final a otro sitio, casi siempre igual, (aunque alguien sabio me dijo un día “ otro vendrá que buena me hará”) y a empezar de nuevo con gestiones y ensayos a partir de octubre, a darse prisa para aprovechar la noche vieja, y el próximo 15 de agosto, otra vez a tropezar en la misma piedra.
             Yo, este año, será el primero que no esté por esas carreteras de dios, y seguro lo echaré de menos, siempre se añora lo que no se tiene.
          Amigos, que paséis un buen día de Santa Farándula, y sobre todo que aunque cansados, lleguéis.

CUIDADO CON LA CARRETERA.

sábado, 7 de agosto de 2010

Peloto

         Anoche, me desperté con un sueño, como es lógico, algo extraño; Después de ciertos sucesos desagradables, yo lo cogía en brazos, desnudo, delgado casi no pesaba nada, y en ese momento el se reía a carcajadas, como un niño, como agradecimiento, como hace Raquel.     Eso me desveló, hacía tiempo que ni siquiera lo recordaba y su imagen era tan nítida, incluso estando despierto, que me hizo volver a mi niñez, sentarme junto a él, en aquella buhardilla, junto a la cama turca en la que dormía al calor de una estufa de leña, puesta en medio de lo que pudiéramos llamar comedor de aquella estancia.
     Recordé algunas de sus historias irónicas que el contaba, mientras yo embelesado lo miraba; Todas estaban envueltas de un humor socarrón, por trágicas que pudiesen parecer, en aquellos años su vida no debió ser demasiado amable, pero el parecía positivar sus experiencias.
    Creo que quedó cojo de una caída, jugando con su hermana, siendo un crio, yo siempre lo recuerdo con su muleta de madera en el sobaco, y una garrota en la otra mano, no sé por qué, pero a mi tío perico de pequeño lo llamaban “peloto” como apodo.
    Entre sus correrías, contaba que un día, fueron a coger nidos y cuando estaban a mitad del árbol, solo se le ocurrió tirar de pantalón, pagando las consecuencias su amigo “el bolero” que se encontraba un poco más abajo.
    Nos relataba como su primo “el guapo” echaba cachos de tocino tan grandes como puños, por la boca cuando el médico lo reconocía, debido al atracón de matanza fresca que se había dado la noche anterior.
    “el guapo” debía también de ser un ingeniero en eso de inventar maldades, pues nos contaba Peloto como un día le debió de atar con una cuerda el pititín, y acto seguido el muy (...) salió corriendo y como no podía ser de otra manera al cojo no le quedó más remedio que acelerar sus muletas tras él.
    Decía que le costó trabajo acabar con diez zarajos de una sentada para no dejar rastro de ellos camino adelante, así que cuando pasados unos días le preguntaron por ellos, a él solo se le ocurrió una contestación: Ah, pero ¿esas tripas eran zarajos?
     Luego tuvo que estar escondiéndose entre las alforjas a la hora de comer algún tiempo, debido a una pillería que realizo con unos pollos y un mimbre, claro su familia para escarmentarlo, cada vez que se ponían a comer, alguno gritaba : La guardia civil, y peloto a esconderse.
    Supe que estuvo en la cárcel después de la guerra, pues contaba que se debió de hacer pasar por tuerto, en el recuento de entrada, y luego se rieron todos al ver que los guardias se volvían locos, y el tuerto no aparecía por ningún sitio.
             En fin, verdades, mentiras, qué más da, son unos recuerdos que el dejó bien acomodados en ese baúl de los recuerdos que tenemos escondido, y que anoche mi tío perico se dignó a abrir para hacerme pasar unos momentos entrañables.