Fina Estampa

    Lindos tus ojos.

          Linda tu boca.

    Linda la flor

cogida en el pelo.

      Lindo el vestido

que abraza el talle y

los zapatitos

que andan en sueños.

      Lindas tus alas

suaves y claras.

      Lindas tus manos.

             Linda…  Tu cara.

Reflejos

Lágrimas con reflejos

que discurren por la piel

derramando la alegría

de volverte a ver.

Reflejos de nácar

sonrisa exultante

mostrando blancos dientes

tras esos labios de rosa.

Reflejos de luz felina

mirada reivindicando

el cariño que mereces.

Reflejos de cielo azul

el que posees en tus manos

cuando acaricias mi rostro

con la yema de tus dedos.

Reflejos de mar profundo

cuando en mis brazos te estrecho

cuando oigo tu corazón

cuando cerramos los ojos.

Solo dos almas.

Solos…  tú y yo.

Quien

   Quien contestaba ¡ya voy!

cuando a la puerta llamaba.

   Quien dibujó corazones

en la pared encalada.

   Quien esperaba  el ocaso

asomada a la ventana,

quien regaba los geranios

por lucir engalanada.

   Quien dejaba cada noche

una sonrisa en mi almohada.

   Quien después de tantos años.

         Quien sigue siendo mi amada.

Besos al aire

    Miradas se alzan al cielo

lanzando besos soplados

tras la señal de la cruz.

    Recuerdos buscan refugio

en brillantes cristalinos

por quien partió hacia la luz.

     Un te quiero, una sonrisa,

un ojalá que estuvieras

para sentir tu caricia.

       Un a la noche te espero.

    En la soledad oscura,

en la eternidad de un sueño.

Una Moneda

     Pues volteé la cabeza

casi por casualidad

antes de doblar la esquina.

    Y pude verla sentada

con un platito vacío

sobre la mano extendida.

    Volvía desandar mis pasos

rebuscando en mis bolsillos,

solo una moneda había.

     Y la puse en el platito.

           Allí dejé mi tristeza.

                Allí, quedó su alegría.

Tarjeta 51

   Estaba  sentado, aburrido.

         Me encendí un cigarro.

Una voz me susurró al oído:

     .- apaga el cigarro, te acorta la vida.

Yo pregunté:

    .- Porqué

Al otro oído otra voz me dijo:

     .- estos minutos, se te harán mas cortos.

Rincones

Cuantos son;  Ya ni me acuerdo.

    Pueden ser cuarenta y uno

que me alejé de tu lado

con pretensiones altivas

sobre adoquines gastados,

dejándome los recuerdos

a la salida tirados.

     Y ahora que pude volver,

tendí mi mano en saludo

a los rincones amados.

    El brazo quedó tendido

y nada apretó mi mano,

     La luz la dejé apagar

y  la sombra, me ha olvidado.

Lasitud

Con lenguas de fuego

dragones alados

los soles ocultan

cubriendo la playa

de negras cenizas.

Las olas dormidas

no besan la arena,

los labios del mar

sufren el silencio

por lacre sellados.

Suelas desgastadas

de andar arrastrado

por viejas aceras.

Los cordones rotos

quedaron tirados

junto a la farola.

Pies descalzos, sucios,

incertidumbre nos muestran.

La vista caída

mirando hacia el suelo

buscando los brillos

previene los restos

de cristales rotos.

Arduo Complicado

    La cuerda de la persiana

demasiado corta.

   Una escalinata de incendios oxidada,

inspira poca confianza.

   Siempre el ascensor ocupado,

señoras protestando

con sus malditas bolsas de la compra.

   Un vecino, el del segundo,

siempre aburrido espera tras la mirilla,

alguna victima despistada

a la que atrapar con sus historias.

   Bajar a la calle está complicado.

       Poner los pies en la calzada

un irrealizable deseo.

    ¿Cómo huir de esa cárcel sin barrotes?

            En la azotea,

anidan las libres palomas.

       Ellas tienen alas, vuelan,

pero tampoco consiguen…

              … disfrutar del asfalto.

Olvido

 Manantiales.

   Torrentes.

      Remansos.

          Corrientes.

   Por valles discurren

las aguas del río

dejando a su paso

el dulce sonido,

dotando de vida

en su andar peregrino.

    Caminar sereno

de un papel escrito

con forma de barco

cargado de versos

que nadie ha leído.

   Se aleja despacio

dejando la firma

del llamado olvido.

   Las fauces saladas

esperan ansiosas

para darles muerte

y ser engullidas.

La Rosa

        Y te regalé una rosa.

   La dejaste abandonada

sin paladear su olor.

    Ni una vez la contemplaste.

          Una mirada siquiera,

donde sola marchitaba

al rincón le dedicaste.

   Y yo que visto de harapos

y ná tengo que perder,

a tu puerta solicito

que me devuelvas la flor

que seca yace en el suelo.

            Pá tener a quién querer.

Azar

Triangulo de lados desiguales

que forma un cruce de caminos.

Senderos de discurrir  errático

que conducen a lugares erróneos.

Horizontes con destino incierto

que siempre, a punto de tocarlos

 te devuelven a la casilla de salida.

Y se vuelven a agitar los dados

buscando caer en la oca y avanzar,

sorteando el pozo, la cárcel y el laberinto,

el puente del doce y los dados del cincuenta y tres

para volver a caer en el cincuenta y ocho

se esfuma la gloria a tiro de piedra una y otra vez.