miércoles, 31 de mayo de 2017

Tormenta




    Era una tarde del caluroso verano.    En la casa del pueblo. Esa de paredes de piedra cubierta por un manto de yedra y tejado de pizarra sobre cobertura de cañizo.   Esa casa tan fresca, que en su interior no estorbaba la rebeca fina de lana.

   La abuela junto a la ventana, leía lindos cuentos, escritos en un cuaderno en blanco a su pequeña nieta.       El cielo se vistió de negro, un estruendo rugió haciendo temblar el suelo y las gordas gotas comenzaron a caer.       Por un momento cerraron los ojos para aspirar aquel dulce olor a ozono.   La calle se llenó de grandes charcos.       Sus brillantes miradas  se cruzaron y con un salto inesperado se levantaron de sus asientos y salieron a saltar sobre ellos, entre los gritos de la madre: .- ¿pero no te da vergüenza?  No sé quién es más cría de las dos--…..   .- Ja, ja, ja, A mi no ¿y a ti no te da envidia?.  

martes, 30 de mayo de 2017

En el parque





Bajo los árboles a la sombra, todos hombres ataviados con gorra y algunos incluso con gafas de sol.   Sentados en los bancos con las piernas entreabiertas, entreteniendo las horas de la tarde, trazando líneas en la arena con la punta de la garrota.
     La algarabía alegre, que provocan unas adolescentes a su paso, les hace levantar la mirada.  Uno balbucea improperios obscenos y algunos le ríen la gracia. Otros vuelven a bajar la cabeza con gesto avergonzado.   El que está a su lado, le recrimina   - ¿y…  si fueran tus nietas?-
   El silencio vuelve a ocupar sus labios. Las garrotas a dibujar líneas.   El sol empieza a caer  y el trayecto hasta casa es largo debido a su paso corto y lento.
           Mañana será otro día y los bancos del parque volverán a estar poblados por los mismos que hoy.


Anónimo




           Cada día, bajo su poema publicado.  Un extraño contacto representado en su foto de perfil por una balanza, le dejaba una preciosa frase de amor como comentario y un tulipán amarillo como imagen.(su flor preferida)
Su respuesta, siempre era la misma: Gracias por tu frase de hoy… …. ¿Quién eres?
               En secreto mantenía aquel idílico amor, cuyas palabras, la embriagaban de tal manera, que a sus versos, le crecieron alas y con ellos, en sueños, volaba al país de la ilusión.
    El día de su cumpleaños, por fin obtuvo respuesta a su pregunta:
Felicidades mi amor. ¿Que quien soy?….  Soy ese, el que cada noche, te ve sonreír entre sueños.  Se levanta antes del alba, para dejar una frase bajo tu poema y al amanecer se hace el dormido, mientras tú, te apresuras feliz, a leer el nuevo comentario.


lunes, 29 de mayo de 2017

Tras la cortina



--- Tras la cortina ----

     La ostentosa lámpara que colgaba del techo, quedaba como recuerdo de tiempos prósperos.  Tan solo en uno de sus seis brazos adornados con cristalería, portaba una bombilla luciendo.    Sobre la mesa camilla, un pañito a medias de hacer, esperaba la llegada de la anciana que hacía tiempo, había perdido las prisas por terminarlo.   Sus manos temblorosas y su escasa visión, no serían ningún obstáculo, si tuviese un sitio que adornar o alguien a quien regalarlo. 
     Pasaba los días adormilada, sentada en aquel sillón orejero y las noches junto a la ventana, esperando a que alguien cruzase la calle y llamase en su portal.
     A quien esperaba, nunca regresó.  La vida se le fue yendo entre tarareos susurrados de melodías de amor, abrazada a una cortina que ocultaba su tristeza.

--- Després de la cortina ----
La ostentosa llum que penjava del sostre, quedava com a record de temps pròspers. Tan sols en un dels seus sis braços adornats amb cristalleria, portava una bombeta lluint. Sobre la taula llitera, un drapet a mitges de fer, esperava l'arribada de l'anciana que feia temps, havia perdut les presses per acabar-ho. Les seves mans tremoloses i la seva escassa visió, no serien cap obstacle, si tingués un lloc que adornar o algú a qui regalar.
      Passava els dies endormiscada, asseguda en aquell butaca i les nits al costat de la finestra, esperant que algú creués el carrer i cridés al seu portal.
      A qui esperava, mai va tornar. La vida se li va anar anant entre tarareos xiuxiuejats de melodies d'amor, abraçada a una cortina que ocultava la seva tristesa.


Buenas Noches.


---  Buenas noches ---
         Un extraño ruido, alteró su sueño. Qué raro. Algo parecía golpear los cristales de la puerta de la cocina. Sin encender la luz, para no despertar a su marido que dormía a pierna suelta salió del dormitorio.    Las escaleras crepitaban bajo sus pies desnudos y según descendía los escalones,  la desconfianza a lo desconocido se iba apoderando de sus vertebras, desde el coxis hasta la nuca, en forma de escalofrió.   En un alarde de valentía, abrió la puerta de la cocina y con rapidez, echó mano al interruptor de la pared.  Todo estaba en silencio y sin signos de lo ocurrido.  Alzó la mirada y allí, sobre el escurreplatos, un pajarillo quieto y asustado, movía la cabeza intentando encontrar la salida.  .- Ay truhán, que susto me has dado.  Abrió los ventanales de par en par y este, siguió su camino, sin ni siquiera esperar a  desear: Buenas noches..

--- Boa noite ---
Un estraño ruído desgustado seu sono. Que raro. Algo parecía bater no vidro da porta da cociña. Sen acender a luz, para non espertar o home, que estaba durmindo profundamente, saíu do cuarto. As escaleiras estalava baixo os seus pés espidos mentres descendía os chanzos, a desconfianza do descoñecido estaba benvida súas vértebras, do cóccix ata o pescozo, como un arrepío. Nunha demostración de coraxe, ela abriu a porta da cociña e rapidamente, el estendeu a man para a chave de parede. Todo estaba tranquilo e sen signos de que pasou. El mirou para arriba e alí no escurridor, un paxaro asustado tranquila, bailando a cabeza tentando atopar a saída. Ai .- Truhan, que me asustou. El abriu as fiestras de ancho e iso, el seguiu o seu camiño, sen tan sequera esperar a dicir boa noite.



Caligraphity.



--- Caligraphity ---



    Desde  tierras austeras de Castilla,
sentado junto al Duero se refleja,
el agua bajo el puente, que es la queja,
del junco que pasea por la orilla.

    Guadaña que portando su cuchilla,
se acerca, como tenue candileja,
volar cual mariposa se  festeja,
al ser secado al sol que tanto brilla.

    Para bordar sobre lienzo un soneto,
de puño y letra con caligrafía,
quién hoy, supiera manejar la aguja.

    Mostrar poder con orgullo el boceto,
con mente clara y con la sangre fría,
que sobre verde en rojo las dibuja.



jueves, 18 de mayo de 2017

Érase....





     Como comienzan los cuentos;  Érase una vez.
   Pues sí, echando la vista atrás. Retrocediendo en el tiempo hasta un punto tan abstracto, que su existencia nadie recuerda.      En un lugar inexistente para todo aquel que solo supo ver con los ojos.
      El sitio perfecto para jugar con los sueños.     Donde a solo a los seres de luz tienen acceso.
                     Más allá de las estrellas, donde la mano no alcanza, se encuentra el edén del érase.

   Por un riachuelo de serpentinas, se deslizaba un cangrejo panza arriba sobre la concha de una tortuga, acariciado por las ramas cubiertas de hojas de un precioso sauce llorón.
     Las florecillas  lo saludaban a su paso.      Su vaivén daba como fruto una suave brisa que hacía sonreír a las briznas de hierba.
     Un cuervo guasón, vierte sobre su figura, gentilezas con tales desparpajos, que las manzanas coloreaban de rojo, mientras el sol, tapaba su boca con suave nube, para no mostrar sus carcajadas.
     Los pececillos agitaban sus aletas y saltaban por encima de él, provocando una llovizna transparente, acompañada por una dulce melodía con aros concéntricos que intentaba coger con sus pinzas.

    La puerta de aquel nirvana, es flanqueada a izquierda y derecha por dos tejos, -hembra y macho respectivamente- que entrelazan sus ramas junto con los tentáculos espinados de los rosales que junto a sus raíces crecen.        Alguien se acerca a interrumpir ese momento.  Es un niño temeroso de las uñas negras que la noche ha traído a reposar en su almohada.
  Las ramas se abren, dejándole paso. Hacia él, se dirige el cangrejo a darle la bienvenida y una fresa jugosa se pone en sus labios para aplacar su desasosiego.     Ya puede estar tranquilo, en ese mundo de sueños, al que poco a poco, paso a paso, irán llegando aquellos cuyos párpados se cerraron cargados de inocencia.       Unos, por tiempo definido, hasta oír la voz del despertar.        Otros…    ay…  para esos, se acabó todo lo banal y es tiempo de recolectar el grano de lo sembrado.

       Érase una vez un niño, que cada noche, volvía a sentarse en las frágiles  rodillas de su abuelo,   para oír asombrado como salen de sus labios aquellas bellas palabras con las que siempre comenzaba a contar sus dulces historias…
….Érase una vez.









   


domingo, 14 de mayo de 2017

Negación




No le mientas a la noche.
No le digas a la luna
que tú nunca me has querido.
Pues  comiste de mi mano.
Mis labios te dieron agua,
y en mis brazos has dormido.

Vergüenza habría de darte,
volver la cara al cruzarte,
con la que te trajo al mundo.
Mis pasos besar debieras,
si tan solo comprendieras ,
mi desconsuelo profundo.

Mi juventud la perdí,
por llevar en mis entrañas,
lo que más quería, a ti.
Hasta los cielos subí,
para pedirle a la virgen,
que siempre fueses feliz.
Y al infierno descendí,
a venderle el alma al diablo,
para poder subsistir.

No te acuerdas de las noches,
que en vela yo te acunaba.
Te alimenté con cariño,
cuando el pan escaseaba.
Me recorrí  los caminos,
para a veces, no traer nada.
Y prostituí mi cuerpo ¡SI!
Pá que nada te faltara.

Y así fue como comiste.
Y pudiste ir a la escuela.
Y dormiste bajo techo.
Y te compré aquellas ceras.
Yal llegar el frio invierno,
hubo leña en la caldera.

Siempre fuiste bien vestido.
Nunca te faltó el dinero.
Mi error y no me arrepiento,
quererte como te quiero.

No  he sido la mejor madre,
a ojos de la sociedad.
La que paga mis servicios,
par ocultar la verdad,
de las carencias de alcoba,
que muestra la oscuridad.

Ahora reniegas altivo,
después de lo que he pasado.
Ahora que tienes estudios,
y te encuentras situado.
Ahora que eres en la vida,
del trigal lo más granado.
Pues eso que eres y tienes…
Eso es lo que yo te he dado.




Imagen de la red

viernes, 12 de mayo de 2017

Es ahora......




Es ahora, en mi libertad
(Bolero)


Estrofa 1.-

Es ahora, en mi libertad,
que junto los pedazos rotos,
de mi fría piel y los uno todos,
con el hilo rojo, que marcó el ayer.

Es posible, que en tu soledad,
te hayas dado cuenta de tu indignidad,
al jurarte fiel y sufras mi ausencia,
y te vuelvas loco, por querer volver.

Pero esa puerta ya se cerró.
Ahora ya no quiero, ofrecerte amor.
Solo eres recuerdo de lo que sufrí.
Intenta ser libre y no pensar en mí.

(Estribillo)

Invéntate un cielo azul,
que oculte el gris de las nubes,
y te proteja del frío aguacero,
que va calando tu piel.

Olor a sal e inquietud,
entre lágrimas doblas la aurora,
y te inyectas un tibio veneno,
hecho de rayos de luz.

Estrofa 2.-

Es ahora, en mi libertad
que suelto, las amarras negras,
que me unían a él y comienzo el viaje,
a través de mares, de verde color.

Horizonte que quiero alcanzar,
abandono el lastre que hizo naufragar,
a este corazón, que le ha dado todo,
 y que eche de menos lo que le brindó.

Alma desnuda, de blanca luz.
Cruza el firmamento, hacia el más allá.
Ya no me haces falta, no intentes fingir.
Sigue tu camino y déjame morir.

(Estribillo)

Invéntate un cielo azul,
que oculte el gris de las nubes,
y te proteja del frío aguacero,
que va calando tu piel.

Olor a sal e inquietud,
entre lágrimas doblas la aurora,
y te inyectas un tibio veneno,
hecho de rayos de luz.

Final…..

Contémplame, en mi partir,
con los brazos abiertos al aire.
No te aflijas por mis alas blancas…
Pues, me las has dado tú.


Autoría compartida:
María López Benítez
Y   Carlos Torrijos








Video YouTube


jueves, 11 de mayo de 2017

Poema mixto




---- El CuartetO y La CuartetA ----



Andando, solo por el camino.
El cuarteto, al sol paseaba.
Mientras nube negra se acercaba.
Silba, sin importarle un comino.

Mirando desde el balcón,
La cuarteta sonreía.
Cuando llegó el chaparón,
El que silbaba, corría.

Al ver su cuerpo, frío y mojado,
se acercó con premura a la puerta.
 Llama que llama pues no está abierta.
Y enfurecido, grita enojado

Paraguas haber cogido.
O ágil haber caminado.
Que por ser tan presumido.
El chaparrón te ha alcanzado.







miércoles, 10 de mayo de 2017

Viejo Pueblo






Entre pinares frondosos,
ve su infancia reflejada.
La casa donde habitaba,
mira con ojos llorosos
al ver su puerta cerrada.

Después de un invierno frío,
vestida de color verde,
la  montaña llora el río,
corre entre rocas bravío,
y por el valle se  pierde.

Se hacen más largos los días.
Los jilgueros, sinfonías.
Ha vuelto la golondrina,
y recorren la colina,
las cabras ya con sus crías.

Y vuelve la algarabía.
A sus calles la alegría.
En el verano la fiesta,
en la plaza con la orquesta,
termina la romería.

Y vuelve la soledad.
Nieves están por venir.
Y le llaman libertad
junto a la lumbre esperar,
la puerta, se vuelva a abrir.

(Quintillas)




martes, 9 de mayo de 2017

Corona de espinas





Si a Dios abrazase un día
consciente de vocación.
Hallando resurrección
mi fe depositaría.
En los brazos de María,
encontraría mi alma,
durmiendo en placida calma.
Pudiendo sentirme hermano,
de aquel que enseña sus manos,
con un clavo en cada palma.

(Décima)



lunes, 8 de mayo de 2017

Abnegación





De su vientre nacemos, en sus brazos soñamos

Un abrazo pedimos,  a cambio nada damos

Renunciamos del nido, y la infancia olvidamos

Contenta está la madre, si un beso le obsequiamos






Alejandrino medieval (cuaderna vía)




domingo, 7 de mayo de 2017

Tarjeta.- 35


Tarjeta.- 34


El nogal apellidado




Rosales que están marchitos, bajo cruz desmoronada.
Maderas del cobertizo, que huelen a cera vieja.
Viento que sopla del norte, ungiendo los pedernales.
 ha dejado de salir. el humo en la chimenea.

La luna sale llorando tras el vaho de los cristales.
Las estrellas apagadas el cielo visten de luto.
Sobre ese frío camastro- el laurel se vuelve ocre.
Acompaña su agonía- una almohada solitaria.
Cabecera de barrotes con pomos de bronce negro.
Las manos llenas de llagas y el corazón con termitas.
Añoranzas de otros tiempos y de ilusiones malditas.

Se subió hasta la colina- a maldecir un nogal.
Bajo el se hicieron promesas que quedaron en olvido.
Una rama de aquel árbol abrazó con una soga.
Al otro extremo su cuello, con un nudo corredizo.
Subido sobre una piedra manteniendo el equilibrio.
Las ultimas oraciones renegando de su ser.
Las alimañas esperan para saciar su lujuria.
Sus pies resbalan de pronto quedando el cuerpo colgado.
En ese preciso instante- el nogal es bautizado.
Por ser testigo presente de promesas incumplidas.
Ahora todos lo conocen como el árbol del ahorcado.







jueves, 4 de mayo de 2017

El truhán y su danza




.   Y sus piernas se trenzaron,
y los vientres se acercaron,
y esos pechos se fundieron,
y los cuellos se abrazaron.

.   En la danza del amor
el clímax se volvió eterno.
La luna los sorprendió
con gemidos de lamento.
Alaridos de pasión
rompieron el firmamento.
Y un rayo partió la flor
ignota hasta ese momento.

.   Al llegar la madrugada
la música enmudeció,
el viento siguió camino
en busca de nueva flor.
.  Y la danza del amor,
dejo destrozada el alma
de aquella que la bailó.


miércoles, 3 de mayo de 2017

Horizonte



        Este relato, es una percepción que tal vez no tenga nada que ver con la realidad.
      Lo escribo desde un prisma de tercera persona, solo ella podrá saber si es acertado o no.
         Este relato lo escribo como un tributo a la persona más hermosa y maravillosa del mundo.    Esa MUJER, que sin saber porqué, sigue aquí a mi lado, como siempre sin motivo aparente, ella sabrá por qué.
      Cuanto le debo y que mal pagador soy.      Solo puedo decir que la adoro,   porque decirle “te quiero” se queda corto.

---- Frase tatuada -----

     La duda surgía, los pensamientos más siniestros se abalanzaban, agolpándose en su mente.        La cautela, el no crear incertidumbre entre los suyos le obligaría a guardar silencio.      El agua seguía cayendo de la ducha mientras sus manos se quedaban paralizadas junto a sus pechos.   Los dientes le castañeaban por los nervios y sus pupilas quedaban clavadas en un espejo donde toda ella se reflejaba.
         Era un bulto aparentemente pequeño en su mama izquierda,  tal vez,  quizás,  no sería nada o tal vez sí.
           Sus antecedentes familiares le hacían sospechar lo peor, pero remotamente necesitaba pensar que eso solo les ocurre a otras.         Estamos acostumbrados a ver las cosas desde la distancia.     Esa y muchas otras, que ojalá nunca nos toque vivir en nuestras carnes.
       En silencio esperó el día en que un médico le diera el resultado de esas pruebas.      Sola, sola dio mil vueltas al asunto. Sola lloró sus miedos. Sola sintió como los pasos de aquel monstruo la perseguía sabiendo que ya estaba atrapada y nada podía hacer para escapar.
    Ya no había remedio,  ¿Cómo decirlo?  ¿Cómo afrontar con naturalidad lo que sucedía? pero sobre todo   ¿Cómo no hacer sufrir a los que más quería?     ¿Debería guardar silencio?    ¿Cuánto tiempo podría ocultar lo inevitable?
             Se enfrentaría a ello cargada de contradicciones,  sintiéndose culpable de haber mentido (ocultado)  a su familia, teniéndoles que hacer entender que tan solo lo había hecho por evitarles durante un tiempo el que lo pasasen mal y sabiendo que por ello, solo por su buena voluntad, iba a ser recriminada.
     El enojo, la incomprensión,  la falta de sensibilidad de su familia, a eso si que le tenía verdadero miedo.
   Sentada dejó pasar las horas, redactó en su mente, mil y una frases distintas para dar la noticia,  frases que sabía que luego, no iba a pronunciar.      ¿Cómo decir algo que nadie quiere escuchar?   ¿Cómo seguir callando?    ¿Qué hacer?  Desde fuera, claro, las cosas son de otra manera. Ella hubiese exigido que si a sus padres,  marido o  hijas les ocurriese esto,  hubiesen sido claros desde el primer día.    Pero no eran los demás.  Era ella la única dueña de sus decisiones, aciertos y errores.
            Decidió hacerlo escalonadamente, de uno en uno, esperando ir sumando apoyos.  Planteamientos distintos para cada persona.    Quitando dramatismo al momento y sintiéndose respaldada por el aliento de el resto antes de comunicárselo a su expectante madre.    Contra más tarde se enterase, más tarde empezaría a revivir su pena recordando aquellos últimos  momentos.   La muerte de su esposo provocada por ese mismo bicho,  cinco años atrás.
            Frente a su marido e hija, se puso a hablar, como si de una retahíla se tratase, pretendiendo que ninguna interrupción bloquease su discurso.      Los detalles de lo acontecido iban acompañados de argumentos para ser disculpada.   (Como si en realidad, ella tuviera la culpa de algo).   Ellos la miraban pensando: no hace falta que sigas ya nos hemos enterado. Pero el miedo contenido a alzar la mirada y enfrentarse con sus rostros,   le hacía seguir hablando y hablando.
    Un abrazo roto en lágrimas de impotencia, esperanza y rabia contenida, ponían punto y final a aquel mal trago.
                 Junto a ellos, superaría lo que estaba por venir, encararía su destino y sonreiría a la vida.     Luego a solas, lloraría la incertidumbre y se desahogarían sus miedos intentando aferrarse a lo inexistente, tal vez como único recurso a su alcance.
          Las pruebas se sucedían. La hora de la próxima cita se esperaba con ansiedad, con la esperanza de que algún test diera negativo y todo hubiese sido en error.
  La intervención quirúrgica era un hecho y contra antes se produjese, mejor.
          Un tiempo de espera que se hace demasiado largo, eterno.       El temor a entrar en el quirófano lucha contra las ansias de salir de él.    El poder decir se acabó, se abre paso entre los momentos depresivos y la proximidad de lo terrible, hace mirar a su alrededor y gritar   ¡NO!     No puedo dejarlos solos ahora.      Hay que sacar fuerzas de flaqueza, la vida pierde la concepción de propiedad.
       Daría la vida por ellos y precisamente por ellos debe conservarla.       Por ellos debe aferrarse  a ella y ser más fuerte que nunca.

           En días anteriores había pensado en tantas cosas.;  si le tendrían que cortar el pecho.   Cuál sería su aspecto después de la intervención.  Si  le seguiría atrayendo a su marido físicamente. Quizás tendría que utilizar relleno en el sujetador toda la vida para disimular su falta.  
             Pero ahora, en el preciso momento de empezar a contar hacia atrás haciendo efecto la anestesia, todo eso había perdido su relevancia.   Ya habría tiempo de pensar y afrontarlo, cuando llegase el momento.
             Y de nuevo abrió los ojos para ver la luz, de nuevo notó que seguía en este mundo.  Podía volverse a dormir tranquila.       En breves instantes, las dudas, los temores, volverían a asaltarla. Por eso, aquellos inmensos minutos de relajación, mientras el efecto de la anestesia durase, debía aprovecharlos como si fuesen los últimos.
         La habitación se ve inundada de felicidad.
            La intervención ha salido satisfactoriamente bien, los ganglios no están afectados.       En la soledad el dolor era superado por la esperanza y sus lágrimas ya blancas y llenas de luz.    Unos días de respirar tranquila esperando que llegasen los resultados de las pruebas finales.
  Lo que debía ser el final, no es más que el pistoletazo de salida.   El riesgo de reaparición es alto y la prevención es el único medio opcional de que esto no vuelva a ocurrir en el futuro.
         Tenía por delante un camino, que pensaba no iba a tener que recorrer.  ¿Cómo decir que no a la quimio, a la radio, a las pastillas o a cualquier tratamiento, por muy agresivo que fuese, que el oncólogo considerase en ese momento oportuno?     No es que estuviese en juego su futuro.       Estaba en juego el no tener que volver a dar a los suyos de nuevo esa noticia. Estaban en juego, cientos de besos, miles de abrazos.     Infinidad de anocheceres pudiendo ir de habitación en habitación a decir buenas noches y todos los amaneceres despertando con un os quiero en sus labios.
     En pocas sesiones, la agresividad de aquel veneno que destruía todo lo que se cruzaba en su camino, empezó a consumirle hasta el alma.
  En el escenario de la vida, comenzaba la representación de una comedia.           El drama quedaría oculto tras las bambalinas.       El público debía percibir siempre, solo la positividad irónica, que provocase su leve sonrisa ante cualquier desenlace y ella debía incluirse en ese mismo público, para disfrutar también con la representación de sus compañeros de reparto.    Y así, cada día, un sainete (tal vez aparentemente burlesco) daba pie para que la obra siguiese su curso. 
 Que mejor complicidad que su hija con tan solo dieciséis años, fuera quien empuñase la maquinilla y le  rapase el  cabello que ya se le caía a mechones por sí solo y bueno, que dejaría de pertenecer a su ser en  un corto tiempo.
          Momento  que a madre e hija, le quedaría grabado como un bello acto de solidaridad, ante la atenta mirada de quien con un gesto sonriente, allí al lado, observaba aquel espectáculo tan extraño como sorprendente.
             El primer regalo, aquel sombrero (gorro) de tela, escogido con todo el amor.      Nada de pelucas postizas que ocultasen la realidad a costa de incrementar más incomodidades de las que ya soportaba su cuerpo.
          Un pretexto más por su parte, para no provocar un gasto económico que le parecía excesivo, por más que le dijesen que en esos momentos, precisamente el dinero carecía de importancia.

          Cada cierto tiempo, en los largos y fríos pasillos, los esperpénticos disfraces esperaban a ser llamados, para despojarse de su careta.   Las venas abrasadas gemían su dureza y  los deslucidos cuerpos acostados se resignaban a su cautiverio.
        ----Ya queda menos ----.        Era la frase consoladora que con resignación se pronunciaba.      Los ánimos de las enfermeras, como aliento necesario.        La necesidad de ganar aquella guerra batalla a batalla.              La realidad ante sus ojos, encarnada en aquella aguja clavada en su brazo.
    Y de nuevo a la comedia.   Embozada en su eufemismo dibujando una sonrisa en sus labios.       Coraza erguida durante unos minutos de compañía, desando la soledad para derrumbarse y descansar su esfuerzo.  Un cansancio tan inmenso, que ni en sueños era capaz de levantar el vuelo.
  En el patio de butacas, aplaudían aquellos que sin pagar entrada, se acercaban a disfrutar de la representación. Los que de buena fe, deseaban un final feliz y  los otros, quienes se regodean sintiendo pena del de enfrente, por miedo a mirar en su interior, vacio de cualidades.
           Por fin, las sesiones que quimio, habían terminado.  Por delante el horizonte de recuperar fuerzas, antes de afrontar la próxima etapa.     Pero las fuerzas eran muy pocas y el tiempo muy escaso.
              Comenzaba la radio y antes de tener bríos para levantar la mirada, otra mano infame con guante negro, le obligaba a bajar la cabeza.        ¿Cuándo la sombra del agotamiento, daría un respiro?    ¿Cuándo podría dejarse abrazar con fuerza, sin ahogar un ¡ay!?          Y la frase de consuelo, volvía a resonar en su mente        ---- ya queda menos ----.
         Con cada sesión, el horizonte, se veía más cercano. Todo el sufrimiento tenía una única meta, la tranquilidad de deber cumplido.    Poco a poco las espinas del camino, serían una alfombra de pétalos por los que caminar de la mano de los que más quería y tras la última palabra de aquel relato, comenzaría otro.        Otro donde los grises serían sustituidos por los diversos colores.       Donde las palabras sombrías retomarían la luz.     Donde el invierno daría paso a la primavera.    Donde el cruel recuerdo se convertiría en anécdota.
       Y por fin llegó el momento.        Cuantas cosas habían cambiado en aquel tiempo. Su cuerpo tardaría mucho en estar limpio de impurezas. Los primeros brotes aparecían en sus cejas.      Los cabellos grises, querían desterrar con fuerza aquellos gorros y pañuelos, con su bonito aspecto ondulado que asemejaba la grandeza del mar. Un simple, beso era valorado como un universo.     Una leve caricia, un huracán de brisas y una mirada, la nube de algodón más tierna.
     El valor de las cosas, era algo relativo.   La ironía de las frases, se había convertido en costumbre.   La percepción de la efímero, tenía un sentido material, sin embardo la materia, se diluía entre la espuma de sus prioridades.
          Unas pastillas deberían acompañarla durante años. El persistente cansancio, atenazaba sus ansias de surcar los cielos disfrutando de la belleza de montes, valles y riachuelos que ofrecen el día a día.   Pero…      Eso no le impediría seguir luchando enarbolando la bandera de la libertad.     De su espada, se fueron  trasparentando las palabras “ya queda menos” y bajo su coraza, en el fondo de su alma quedó tatuada la frase: 

 CANSADA DE ESTAR CANSADA.