jueves, 28 de febrero de 2019

Toñica.





  Escribirá la pluma.
       Teñida de negro luto
ausente en la despedida.

  Me tocó decirte adiós.
        Ya fría.
   Ni tan siquiera un abrazo
me permitió el suelo darte.
  Tristeza al verte tendida.
       Ternura.
  Al acariciar tus manos
y al apoyar mi cabeza
en el cuerpo ya marchito.
       Una escalera a tus pies.
   Una piedra sobre el suelo,
con que afinar la madera.
   La madera de una puerta
culpable de tanto duelo.






   Pasivo mirando a esos
que trasportan una caja
donde solo un cuerpo yace.
    Horrorizado del llanto
fingido cual plañideras.
    Entristecido al oír,
el doblar de las campanas
anunciando que se acerca,
la hora de oír el ruido
de las palas, de la tierra,
caer sobre la madera.

  Enfadado. Sí, contigo,
por ni avisar que te ibas.
    Sonriente  atardeciendo
por saber que no te has ido.
   Confuso en mi soledad
por no saber expresar
lo que con mis ojos digo.



Y el sol se oculta en silencio.
   Y para no ver la luna,
los ojos cierro con fuerza.
   Que no quiero ver la noche.
      Que no quiero que se encape
de mis brazos esa estrella.




  Vida y muerte solo blanco.
     Saber que estos treinta años
hemos compartido abrazos
que nadie nos robará.
    Sentir que estás aquí al lado.
         Sin temor a las caricias
que a darnos, siempre vendrás.












sábado, 16 de febrero de 2019

Jirones





        Arco iris desteñido.

   Espuma de mar que abraza,
vientos de polvo cargados.

   La soledad de una playa
reniega de la caricia
de las olas enfadadas.

   La barca no tiene remos
y las sirenas se alejan
hacia la profundidad.

   De acantilado colgadas
las redes envejecidas.
  Jirones de cuerda rota,
corchas, de alma podrida.

    Los gritos de la gaviota
huyen por el horizonte.
   La voz abraza al ocaso
y el rechinar de los dientes
acompañan a un suspiro,
antes de cerrar los ojos.

     La luz se volvió tiniebla
y el ascua se quedó fría.
   El pelo ya no lo mece
la caricia de la brisa.
    Para que alzar la mirada
si me niegas…  la sonrisa.







   ElDibujante-EyeEm



miércoles, 13 de febrero de 2019

Día de la Radio


Hoy 13 de Febrero; es el día de la radio.
       Pues bien.  Yo quiero felicitar a todas esas personas que están detrás de las ondas sin ser vistos.  Sobre todo a los (No profesionales) que altruistamente, ponen a nuestra disposición su voz y su tiempo para acompañarnos en ratito y alegrarnos la vida.      Mujeres y hombres que además de no cobrar nada (más bien poner dinero de su bolsillo) se empeñan en divulgar la cultura a los cuatro vientos.
       Incluidos en todos ellos; como no acordarme de esas personas que dejan las ondas impregnadas de poesía, haciendo que sus autores sientan un reconocimiento a las letras plasmadas muchas veces con más corazón que calidad literaria (y eso que más da) lo importante es que esperan a ser leídos por alguien y que sus versos sean escuchados en alguna parte del mundo donde haga falta un rayo de luz.
     Personas que por simple responsabilidad, cuando algo les surge y les hace imposible cumplir con su horario, se ven obligados a pedir disculpas, por las molestias causadas. Que cuando hay un fallo de luz, internet o el propio PC, se las ingenian para solucionar lo que no está en su mano para no defraudar a unos desconocidos, que no por eso dejan de ser amigos y parte de su vida.
      Personas a las que no les importa saber cuántos y donde se les escucha; solo saben que están ante un micrófono y que al otro lado hay alguien esperando (tal vez en soledad y silencio) a oír esa voz amiga que pronuncie su nombre y nacionalidad antes de lanzar al aire un cachito de su ser plasmado en palabras que a veces ni ella misma se atreve a decir en voz alta.
     Gracias compañeros y compañeras por vuestra labor y estaremos en sintonía.







martes, 12 de febrero de 2019

Colores Mediterráneos





     El día que te conocí,
vestías color limón
y flor de azahar en el pelo.

   Paseos entre naranjos
y el jugo de aquellos frutos,
el recuerdo en la distancia,
el sabor del primer beso.

    El verde de nuestro mar,
grandeza de la esperanza
de siempre estar a tu lado,
pensando en el horizonte
al que no llegan los dedos.

    Los pensamientos morados
sembrados en las macetas
adornaban el balcón
como color de la lucha.

     Rojo intenso pasión,
dando color a tus labios
en cada verso de amor.

    Rosa. Una piedra en el camino
la que es mejor no nombrar.
    Tiempo de apretados dientes
para evitar el gritar.
   Días por suerte pasados;
cicatrices en el alma
que nunca se olvidaran.

     Y cuando el negro se acerque
no me llores amor mío,
que somos como la nieve
que antes de llegar al mar
discurrimos por un río.
    Allá, en el horizonte,
ese donde los dedos no llegan,
allá, en el cielo azul
de amaneceres brillantes,
te esperaré engalanado
luciendo blanco radiante.

     El tiempo se dormirá,
 el amor no será amor.

    Se llamará…     Eternidad.




 Imagen de la red








domingo, 10 de febrero de 2019

Versos difuminados





    Poeta que te fundes
entre lágrimas y risas.
Tú que cantas al amor
deshojando margaritas.
Que abrazas  tallos de rosa
para sentir las espinas,
y en cada gota de sangre
los versos se difuminan.

Poeta;
que escondido en la penumbra,
esperas salga la luna
para suplicarle un beso.
Que al amanecer sonríes
imitando al ruiseñor,
que con trinos te despierta
a una nueva creación.

Poeta que en la tristeza,
dejas hueco a la ilusión.
Que a la muerte le das alas
para que se sienta libre.
Que al desamor lo acompañas
con la ilusión de otro amor.
Que muestras tu cara amable
ante la desolación.

Poeta, no me abandones.
Que quiero sentir tu luz
cuando baje los peldaños
 que me lleven al infierno.
Y allí recitar tus versos;
iluminando a ese viejo
que más que diablo… Fue ingenuo.





sábado, 9 de febrero de 2019

En Soledad




    Estampa escondida
cubierta de hojas
que ocultan su rostro.

    Las manos alzadas
en lucha hacia el cielo
por causas perdidas.

    Mostrando sonrisa
disfraz ilusorio
de obra de teatro.

    De vuelta en la casa
la cruel realidad.

    Espejo egoísta,
que desnuda el alma.
    Mirando mi cama,
rodilla en la alfombra
hoy grito por mí.

© Ojos de Gata
C.a.r.l. (España)











jueves, 7 de febrero de 2019

Mirada perdida




       Luces negras.
                Noches blancas.
   Un ramillete de lágrimas
y unas rosas sobre el agua.
   Corriente que lleva lejos
el corazón de una dama,
al horizonte siniestro
donde se pierden las almas.

   Arroyo limpio de aguas claras
que reflejaste sonrisas.
          ¿Por qué llevaste las rosas
dejándome las espinas?




Imagen de la red





miércoles, 6 de febrero de 2019

Modernidades



Yo; un antiguo, una persona educada y criada a partir de la segunda mitad del siglo pasado, “que se le va hacer, no nací antes”.
Ciertas modernidades no me terminan de endulzar los oídos y me parece que no dejan de ser una fachada “tal vez necesaria, no lo niego” pero bueno una fachada que intento entender y creer que con el tiempo todo se regulará componiendo nuevas terminaciones que hagan los neutros una normalidad social a la hora de expresar grupos compuestos por ambos sexos.
En ciertos avances, sería “normal” que la clase “baja” menos culta de la sociedad, siguiese anclada en el pasado, pero para eso están los señores de carrera, (aunque algunos parezcan tener la carrera del galgo) los que imparten educación: laboral, cultural, mental o de vida.  Esos que se acoplan a las modernidades en cada uno de los discursos que profieren en sus actos ante el público que desea aprender de sus conocimientos.
Qué bonito queda el hacer una intervención dos folios más larga a cuenta de: señores y señoras, compañeros y compañeras, alumnos y alumnas, os, as, os, as, os, as y así todo el rato, pero luego cuando van al servicio, cierran la tapa y no se dignan a tirar de la cadena.
Yo; un antiguo que está harto de tanto modernismo en gente que no es ni siquiera del siglo pasado. Gente que tiene su interior en la edad media o casi.
Resulta que hay profesores (quisiera pensar que son una minoría) que han pasado de usar la palabra “tía” para describir a una mujer, ha simplemente crear un vacío a su alrededor. (No, ellos no discriminan con el vocabulario, por favor eso no es correcto) pero si alguna se atreve a intentar ocupar un espacio considerado para hombres, se le plantea la posibilidad de ni siquiera intentarlo. Ya sabéis, excusas baratas como la fuerza física en unos sectores donde prima la inteligencia.
Esa es otra. Eso sí que es un problema. Si además la mujer es inteligente, con la iglesia hemos topado. Porque claro, si sabe leer y escribir, al final va hacer el examen, pero si además sabe pensar… ¡qué peligro!  Esto ya se nos va de las manos.
Pues sí señores (y creo que se entiende como genérico para todas) esto sigue pasando. Antiguamente, en el siglo pasado, nos encantaba que las mujeres estudiasen, aunque fuéramos un poco brutos en ciertas expresiones reprochables en muchos aspectos y creo que hemos dado un gran paso hacia la concienciación de lo que no se puede admitir.  Pero un paso no es suficiente para avanzar, mientras sigan analfabetos mentales como instructores ejerciendo la docencia de cualquier tipo y claro, sus superiores hagan la vista gorda y en vez de tirar de la cadena, vuelvan a cerrar la tapa del servicio y el que venga detrás que se quede con el marrón.
Porque eso es lo que hay en ese mundo. Altos cargos que cierran los ojos a lo evidente, sentados en sus cómodos sillones y sin ganas de complicarse. Porque creen que con ellos no va la cosa. Porque siguen en la edad media y el futuro de sus hijas parece importarles una mierda; aunque en sus multitudinarios discursos las nombren utilizando el género femenino (eso sí normalmente el masculino delante).
Bueno esto viene a que hoy se me ha mostrado una realidad que me pensaba ya inexistente y me ha puesto del hígado. He llegado a casa y como siempre me he puesto a pensar en voz alta.
Seguro que muchos pensarán que es un arrebato, pero…  “qué más quisiera yo”. O nos empezamos a poner las pilas o cuando la taza se llene todos estaremos envueltos en mierda. (Como en la edad media).



Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)