FIN
DE AÑO.
Se acaba este año; para unos habrá sido bueno para otros, malo. Para algunos pisí, pasá, dependiendo con qué
otro se compare y para la mayoría uno más en el transcurso de la vida.
Año que nos habrá dejado algo bueno que
recordar y en el que inexorablemente también todos hemos perdido y dejado atrás
innumerables cosas:
Abrazos que no hemos dado.
Besos perdidos en el aire.
Palabras sin pronunciar.
Perdones sin pedir.
Personas sin visitar.
Amores sin cocinar.
Sábanas sin un hasta mañana.
Te quiero, que quedaron sosos.
Me gustaría haber sido tantas cosas…
La mejor joya para mi esposa.
El mejor juguete para mis hijas.
El mejor regalo para mis padres.
La mejor compañía para mis hermanos.
El mayor lujo para mis amigos.
El mejor embajador para la tolerancia.
Un punto y seguido en la sociedad.
La estrella más pequeña del universo.
El mejor anfitrión para esa ultima cena.
Ahora llega el momento de montar en el
caballo de los sueños para hacer esa lista de deseos para el año próximo. Promesas que seguro no hemos de cumplir.
Como seres humanos, tenemos la mente muy
larga en pretensiones y la intención muy corta en plazos.
Lo que logremos realizar no será más que
una conjunción de las circunstancias con el azar.
Pero tampoco hemos de martirizarnos por
eso.
Al fin y al cabo no deja de ser un año más, en el que como el
resto viviremos día a día dejando las cosas para mañana, hasta que llegue esa
última hora de ese último día y lo que hacer mañana se convertirá en la cruda realidad de lo tenía que haber
hecho ayer.
Mientras llega ese momento no nos
lamentemos de hacer menos cosas de las planteadas en esos nuestros propósitos;
mejor "perder el tiempo" en abrazar, besar, decir te quiero, regalar
sonrisas y miradas a los seres más queridos.
Para todo lo demás.
El mundo puede esperar.
Feliz año nuevo y que el azar nos sea
propicio.
Carlos Torrijos
Ojos de gata@2022.
C.a.r.l.
(España)
