LUNA cumplía diez años.
Ya estaba tan alta como su madre, era de
complexión ósea delgada, pero el ejercicio, alimentación y forma de vida, le
hacían estar proporcionalmente
musculada.
Su capacidad intuitiva le hacía prever algo
antes de que sucediese y poseía lucidez a nivel intelectual.
Era noche de luna nueva,
sus escudos protectores no les eran necesarios. Ya
bien estrada la noche los seres iban saliendo de sus habitáculos; había sido un gran día de caída de fragmentos.
Rápidamente llenaron sus
cestos y volvieron al interior.
Solo uno de ellos quedaría recostado por
agotamiento.
Dos seres muy altos, de rostro brillante y largos
cabellos se acercaban envueltos en un halo de luz.
Arrastrándose, intento
sin apenas fuerzas meterse debajo de una gran piedra para así protegerse de
aquello desconocido.
Alynca plegó sus alas, para no asustarlo
más.
Luna se acercó a él y clavando su mirada en
aquellos ojos que se abrían de pánico, ella le tendió la mano.
El ser asustado, estiro el
cuello intentando morderla, entonces Luna de un golpe certero lo dejo sin
conciencia.
Luna.- ¿te das cuenta? Me iba a morder
Alynca.- es normal Luna, el miedo
es algo muy poderoso
Luna.- y ahora qué
Entre las dos lo cogieron y
lo llevaron a la grieta.
Lo depositaron en una abertura distinta a la
que ellas habitaban y lo inmovilizaron de pies y manos para que no pudiese
escapar.
Alynca.- y ahora ¿qué te parece
que hagamos?
Luna.- deberíamos averiguar cómo
está
Alynca.- Hazlo tú, no tengas
miedo, no te puede hacer nada
Luna
fue palpando su cuerpo, era extraño, su tacto era raro, de músculos flácidos y huesos
descalcificados.
Los latidos de su corazón constantes pero muy
lentos y su respiración era más bien un jadeo de poca capacidad pulmonar. No
medía más allá de los seis palmos y su cabeza era reducida. .- seres de poco cerebro
Alynca.- muy bien, pero lo último
sobra
Luna.- pero si es verdad
Alynka.- ¿y ahora qué harías?
Luna fue a buscar unos
cuantos brotes de la pared y con cuidado los introdujo en su boca.
Luna.- esto lo hidratará y lo
mantendrá hasta que por fin despierte del golpe
Alynka.- le has dado fuerte
Luna.- que va, estos que no
valen para nada
Cuando despertó parecía
faltarle la respiración, habían pasado tres días. Sus
lastimeros alaridos despertaron a Luna, mientras
Alynca seguía dormida.
Luna.- mamá, se ha despertado y
no puede casi respirar
Aquel olor a restos putrefactos a los que ellas
ya estaban acostumbradas le cortaba el
aliento, pero la sensación de humedad desconocida para él, poco a poco parecía tranquilizarlo.
Había oído hablar en una ocasión que en
otros tiempo se contaban historias muy raras sobre que existía un más allá
después de la ausencia vital.
Luna.- habrá que darle algo de
comer
Alynca.- no sabemos bien cuál es
su alimentación, por lo que mejor le dejaremos cerca unos brotes, un poco de
carne, un par de piedras de las que ellos recolectan y lo vigilaremos
Así lo hicieron, toda la
noche observándolo pero este, no hacía ninguna intención de acercarse a ninguno
de los tres cuencos y esos aullidos de nuevo se convirtieron en alaridos.
-- Luna se acercó a él con cuidado—
Luna.- ¡cállate! Que me tienes
la cabeza…
Cogió un poco de carne
con los dedos de su mano izquierda y levantó la derecha a la altura de su
cabeza.
Luna.- si intentas morder, te
vuelvo a dormir para otros tres días
El ser, cerró los ojos y
volvió la cabeza con gesto de temor.
Alynca.- pero Luna, no ves que no
te entiende
Luna.- ¿que no me entiende?
Verás tú si me entiende
Alynka.- nos sobra inteligencia
pero nos falta empatía
Luna.- qué es eso
Alynca.- lo vas a entender
enseguida
Alynca se puso frente a él y clavando
la mirada en su rostro le cogió sus manos atadas.
El pequeño ser temblaba y ella
le repetía una y otra vez en su lengua: .- no tengas miedo, no tengas miedo
Hasta que por fin dejó de temblar.
Luego le dijo: .- abre la
boca, comida
Este no entendía, aquello no era comida -respondió con un aullido-
Alynca.- abre la boca
Metió un cacho de carne en su boca y este
quedó paralizado.
Entonces ella cogió otro
cacho y lo metió en la suya.
Alynca.- ahora mueve la dentadura
como hago yo
Pasado un rato: .- y ahora
traga, así
El ser imitaba todos sus
movimientos con asombro y Luna percibía lo que era ser empático con los
diferentes.
Alynca.- ella se llama “Luna” Yo soy “Alynca” ¿y tú?
El ser quedó callado,
mirando sin saber que contestar.
De nuevo Alynca volvió a repetirle sus
nombres, esta vez acompañando sus suaves palabras con gestos exagerados,
tocando a Luna y repitiendo su nombre en sílabas separadas varias veces; luego repitió de nuevo el suyo, igualmente
dándose golpecitos en el pecho.
El ser miró a las dos y con
voz gutural ayudado por los labios sin casi mover la lengua: .-
TAGO
Luna.- de acuerdo te llamaremos
Ta-go
Tago bajó la cabeza para mirar con tristeza
las ligaduras que inmovilizaban sus manos y pies
Alynca.- Tú qué piensas
Luna.- no, no, que este se nos
escapa
Alynca.- no es nuestro prisionero, solo
nuestro huésped
Luna.- ¡ah! ¿Pero no es comida?
Alynka.- no hija no, este no; es el primer eslabón de una cadena para
cumplir mi misión, de esa que tantas veces te he hablado.
Luna.- ¿entonces la comida?
Alynka.- otros no tendrán
salvación y serán destinados a ese fin.
Luna.- ¿entonces lo desatamos?
Alynca.- lo siento pero no podemos
soltarte aún
- mirando a Tago-
Alimentándolo con carne y
brotes vegetales pasaron otros tres días.
Llegó la noche, le pusieron un trapo en los ojos y desataron sus pies.
Cuando ya no quedaba ningún ser en el
exterior, se acercaron a la entrada de los habitáculos, desataron sus manos y
quitaron el cubre ojos. A la carrera se
alejaron en la oscuridad.