Qué sabe nadie;
dónde se encuentra el cenit esa,
tu felicidad.
Tu educación, familia, costumbres,
pero sobre todo tus creencias,
te han hecho así.
Para mí sería algo…
Inimaginable, si no te conociera.
Creíste en el castigo divino,
como justificación a pecados,
nunca cometidos.
Tantos abrazos y besos,
regalaste con la única meta
de algún día,
recibir un simple te quiero.
La abnegación,
se convirtió en el camino,
En la orilla del mar,
convencida de lo
que haces,
das gracias a las
alturas
por el regalo
merecido.
Nunca compartiré ciertos criterios
o tal vez…
SÍ.
Pero siempre.
Siempre los respetaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario